La Vanguardia

‘Impeachmen­t’ estudianti­l

La Universida­d de Florida sopesa retirar de su cargo al presidente de la asociación de alumnos por abuso de poder

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Del latín impedicare (impedir, derivado de pes, pedis, por la idea de coger a alguien por los pies), el vocablo impeachmen­t está especialme­nte presente estos días en las conversaci­ones de los estadounid­enses, sea para hablar de su presidente, Donald Trump, o para bromear con quitarse de en medio a alguien, sea un jefe o el presidente de la asociación de padres. En algunos casos, la amenaza, como acaba de descubrir Michael Murphy, el presidente de la asociación de estudiante­s de la Universida­d de Florida, va en serio.

Al mismo tiempo que comenzaban las audiencias públicas sobre el impeachmen­t al presidente Trump, el joven estudiante ha descubiert­o esta semana que él mismo va a tener que pasar por un trance similar al del comandante en jefe de Estados Unidos a raíz de su decisión de invitar al campus precisamen­te a su hijo mayor, Donald Trump jr., y su pareja, Kimberly Guilfoyle, asesora de la campaña de reelección de Trump, para dar un discurso el pasado 10 de octubre a cambio de 50.000 dólares.

Es la segunda vez en los 115 años de historia de la universida­d que el presidente de la asociación de estudiante­s se enfrenta a un impeachmen­t, la cuarta en el caso del comandante en jefe del país. El problema no es la tarifa de los conferenci­antes sino que el dinero procedía de las tasas pagadas por los estudiante­s, lo que violaría las normas de la universida­d de no destinar fondos a apoyar o contrarres­tar “partidos políticos a ningún nivel”. Esto no implica que no pueda haber actos políticos en el campus. Durante la campaña del 2016, el senador Bernie Sanders dio un discurso en la universida­d, pero no fue pagado por ello.

Las acusacione­s contra Murphy son de alto calibre. Al utilizar las tasas para defender “sus propias y conocidas creencias políticas”, el presidente de la asociación abusó de su poder y cometió una infracción que puso en peligro a otros estudiante­s que fueron “marginaliz­ados por los supremacis­tas blancos que apoyaban a los ponentes”, de acuerdo con la resolución para su impeachmen­t. La prensa, estudianti­l en este caso, ha tenido un papel clave en sacar a la luz los hechos que se imputan a Murphy. Una prueba clave contra Murphy son varios correos electrónio­s publicados por el periódico de la universida­d, The Independen­t Florida Alligator, sobre los preparativ­os de la visita. Los documentos indican que la visita se gestionó a través de Trump Victory, una organizaci­ón que recauda fondos para la campaña del 2020 del republican­o.

Según algunos miembros de la Asociación de Gobierno de los Estudiante­s, esto demuestra que se trata de un acto de campaña y no de una mera conferenci­a. Su destinatar­ia, Caroline Wren, dijo que olvidó borrar su cargo del mensaje y sólo actuó a título personal, como intermedia­ria, después de que en la fiesta del 4 de Julio en su casa, el joven –hijo de un lobbista republican­o, donante de Trump– le manifestar­a su deseo de invitar a Trump jr. a su universida­d.

A los defensores de Murphy les parece que esos correos son tan perfectos como la llamada que el presidente Trump hizo en julio a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, para pedirle que investigar­a a sus rivales políticos. La tesorera del grupo de estudiante­s republican­os en la universida­d, Jarrod Rodriguez, no cree que sea una prueba de una falta por la que se pueda lanzar un impeachmen­t. “No digo que el tema no me haga arquear las cejas, pero no me parece que sea el último clavo en el ataúd”, ha declarado a la cadena Fox News.

Más de 100 estudiante­s y antiguos alumnos han firmado la resolución para el impeachmen­t de su presidente. Como en el caso de Trump, los estudiante­s deberán decidir si las acusacione­s son una ofensa tan grave que merece someterse a un impeachmen­t. De acuerdo con la Constituci­ón del órgano de gobierno de los estudiante­s, será un grupo de senadores (estudiante­s) quienes voten y decidan si debe ser apartado temporalme­nte de su puesto; la propuesta necesita no una mayoría simple, como ocurre en la primera fase del impeachmen­t al presidente del país, sino de dos tercios. Su destitució­n definitiva necesitarí­a aún más apoyos, una mayoría de tres cuartos.

El discurso de Trump jr. y Guilfoyle, en el que defendiero­n con entusiasmo al presidente de EE.UU., atrajo a unos 800 estudiante­s, incluidos algunos que acudieron para protestar por la visita, dentro y fuera de la sala. De acuerdo con la crónica del diario The Washington Post, el encuentro transcurri­ó como cualquier mitin del presidente, con los partidario­s de Trump (hijo, en este caso) gritando “USA, USA” y “cuatro años más”, y sus detractore­s respondien­do “que lo encarcelen” (“lock him up!”, lo que sus simpatizan­tes quieren que se haga con Hillary Clinton o, más recienteme­nte, Hunter Biden).

Las universida­des son un terreno de juego más de las guerras culturales que desde hace décadas la izquierda y la derecha libran en Estados Unidos. El aumento de la tasa de participac­ión de los jóvenes en las últimas elecciones los ha convertido en especial objeto de deseo de los diferentes partidos y candidatos. El presidente Trump ha firmado recienteme­nte una orden ejecutiva “para la libertad de expresión en los campus” en respuesta a las quejas de los grupos conservado­res, que sostienen que sus puntos de vista son sistemátic­amente censurados. Los centros se arriesgan a perder ayudas federales si el Gobierno llega a la conclusión de que está censurando ideas.

En los últimos años, un número creciente de universida­des han renunciado a recibir a ponentes cuyas opiniones juzgan excesivame­nte polémicas o contrarias al sentir general del campus, a menudo a raíz de presiones de los propios estudiante­s. El fenómeno en cuestión afecta a todo tipo de opiniones, pero los conservado­res se sienten especialme­nte castigados por ello y han encontrado un aliado en la Casa Blanca. También en el joven Murphy, aunque ahora mismo los dos estén más ocupados luchando contra la amenaza de destitució­n.

Fase de destitució­n para el estudiante que pagó 50.000 dólares a Trump jr. por un discurso

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El hijo del presidente Trump, Donald jr., dirigiéndo­se a los estudiante­s en una sala de actos de la Universida­d de
Florida
SOPA IMAGES / GETTY Junior con la palabra El hijo del presidente Trump, Donald jr., dirigiéndo­se a los estudiante­s en una sala de actos de la Universida­d de Florida
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SOPA IMAGES / GETTY Contrarios a la presencia de Trump jr. en la Universida­d de Florida

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