La Vanguardia

En la mente de la enxaneta

Las colles castellere­s cambian el cuidado emocional de los más pequeños

- ESTEVE GIRALT

El éxito de una colla castellera siempre acaba, en último término, en manos de la canalla, los cuatro niñas y niños elegidos por sus aptitudes físicas y mentales para ocupar los tres últimos pisos de la torre, lo que se conoce como el pom de dalt: los dos dosos, el acotxador y la enxaneta, que cuando hace la aleta y levanta su brazo desde la parte más alta del castell desata la euforia en la plaza. De la rapidez, finura y capacidad de decisión de estos pequeños gigantes depende que un castell se pueda coronar y empezar a desmontars­e y llegue a descargars­e, hasta dar por acabada la construcci­ón.

“Los niños sienten miedo al fracaso, a no hacerlo bien”, dice Maria Vall, cap de canalla de los Castellers de Vilafranca (1948), en la cima castellera. Son niñas (en la actualidad mayoría) y niños de entre cuatro y doce años. Sobre ellos recae una responsabi­lidad que aprenden a gestionar. Experiment­an algo tan adulto como la presión, lo que ellos describen como mariposas o una ratita en la barriga.

“No hay que hacer como si el niño que sube no tiene miedo porque es mentira. No son superhéroe­s, son muy valientes pero tienen que aprender a gestionar estos miedos”, explica la periodista llevándolo a la práctica, hablando mucho con ellos, y en el último año hemos tenido la ayuda de una psicóloga infantil. Nos ha ayudado mucho para hablar el mismo idioma que los niños y poder darles herramient­as”, destaca Vall. de tratar a los niños con el objetivo de aligerar de presión a la parte más decisiva pero también más vulnerable del castell.

Varios cambios introducid­os por equipos de canalla sirven para constatar que se está ante una sentimient­o de equipo para repartir responsabi­lidades.

Varias colles lo están liderando. La Colla Joves dels Xiquets de Valls (1813), en la cuna de la tradición, es una de ellas. Su transforma­ción empezó hace tres años. Sara Álvarez, pedagoga, capitanea desde 2017 el equipo de en colles como la nuestra si un niño tenía miedo se le apartaba del grupo, era como tabú. Les hacemos ver que el miedo es normal, que hay que darle una solución; no se esconde”, dice Álvarez.

Para que los pequeños se pudiesen expresar, la Colla Joves instauró el ensayo pedagógico, tiempo que se dedica a hablar. “Se habla de todo y se quita presión. Entre ellos se ayudan mucho. Hacemos terapia de grupo y funciona”, explica Álvarez. Trabajan también técnicas de relajación. Los niños saben que el éxito final del castell casi siempre viene dado porque la canalla sube bien. “Son consciente­s de su responsabi­lidad”, añade.

La psicología se trabaja en el local de ensayo pero también en la plaza, cuando un niño decide bajar porque no se siente seguro. “Cuando vemos a un niño que está sufriendo, en el momento agudo, en la plaza, cuando un niño dice que tiene miedo y no quiere subir, es mejor dejarlo; no he vivido ningún caso de poder convencerl­e; es mejor frenar y empezar de cero para superar estos nervios; aquí ayuda la psicóloga infantil”, dice Vall, dels Verds.

Castellers de Sants (1993) participa activament­e del cambio. No luchan por estar en la cima castellera, lo que les permite trabajar con más calma. “Una de nuestras premisas es que subir tiene que ser un premio, no un suplicio. Cuando caes poco son más fácil de gestionar los miedos”, explica Andreu Botella, uno de los referentes de los Borinots.

da de gestionar niños”, recuerda Sans.

“Ha cambiado mucho cómo se gestionaba la canalla. Hace 30 años no había un equipo de canalla, como ahora. Somos una familia y la cultura castellera marca la diferencia. Tenemos a la mejor canalla del mundo, saben de castells, los viven y los dominan”, destaca Albert Martínez, cap de colla de la Colla Vella dels Xiquets de Valls (1791).

Entre los cambios más comunes, hacer ver a los niños que forman parte de un equipo, que no están solos. “No se les pueda dar un protagonis­mo excesivo para no ponerles demasiada presión ni convertirl­es en estrellas sin valores”, añade Sans. “Vimos que existía una necesidad desde el punto de vista psicológic­o y emocional”, añade. “No tenemos la presión de una enxaneta haciendo todos los castells y esta es una de las cosas más positivas. Los niños vienen deseosos de poder subir, no pensando en la presión de subir”, ejemplific­a Martínez.

La parte pedagógica de los ensayos de la canalla de la Joves (Valls) incluye el trabajo de los

Sans (El gran llibre dels Castells).

Históricam­ente, había la concepción de que el niño que tenía miedo era mejor que no hiciese castells. “Se pensaba que era mejor apartarle del grupo para que no contaminas­e de miedo a los otros niños. Es un cambio de mentalidad y de modelo; no es que antes se hiciese mal, lo hacían que piensan y sienten los pequeños castellers. “Tenemos claro que lo estamos haciendo bien, pero es prueba y error; no hay literatura sobre psicología castellera”, explica Álvarez.

La gestión del éxito casteller, de los egos, es otro de los objetivos del cambio de paradigma de la canalla. De salir en todas las fotos, preguntas o te responde lo que cree que esperas oír”, ejemplific­a Vall (Castellers de Vilafranca).

“Los niños notan la presión pero no saben explicarla; intentamos mostrarles que no pasa nada, que todo irá bien. Cada niño es un mundo”, añade Vall. Son niños que maduran más rápido y que difícilmen­te serán comprendid­os fuera del mundo casteller. “Es una vivencia muy heavy, puedes jugar a futbol o escalar, pero el plus que tienen los castells de valentía, de subir a un sitio tan alto y sabiendo a veces que el riesgo de caer es alto, como en el 3 de 9 sin folre. Mientras los otros niños deciden a qué juegan, ellos deciden si suben a un castell con un cierto riesgo, y esto les hace distintos, maduran más por la capacidad de decisión”, explica Álvarez.

 ?? XAVI JURIO ?? Bajo la presión. La canalla, especialme­nte en las colles más grandes, como en los Castellers de Vilafranca, debe aprender a convivir con la responsabi­lidad de culminar torres descomunal­es. Muchas veces un instante y unos detalles separan la euforia de la frustració­n y la tristeza
XAVI JURIO Bajo la presión. La canalla, especialme­nte en las colles más grandes, como en los Castellers de Vilafranca, debe aprender a convivir con la responsabi­lidad de culminar torres descomunal­es. Muchas veces un instante y unos detalles separan la euforia de la frustració­n y la tristeza
 ?? XAVI JURIO ?? Familia. Los niños y las niñas (en la actualidad, mayoría) del pom de dalt, ya actúen en la posición de dosos, acotxador o enxaneta, establecen fortísimos vínculos emocionale­s. El éxito del castell depende al final de su confianza y rapidez, culminació­n de todo un trabajo de equipo
XAVI JURIO Familia. Los niños y las niñas (en la actualidad, mayoría) del pom de dalt, ya actúen en la posición de dosos, acotxador o enxaneta, establecen fortísimos vínculos emocionale­s. El éxito del castell depende al final de su confianza y rapidez, culminació­n de todo un trabajo de equipo

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