La Vanguardia

Los Beatles no mueren nunca

- Mcamps@lavanguard­ia.es

La RAE y las academias de la lengua admitieron en la última serie del Diccionari­o de la lengua española (DLE) la palabra beatlemaní­a. Fue una sorpresa en muchos sentidos, porque los Beatles dejaron de tocar medio siglo atrás, pero es evidente que la beatlemaní­a continúa. Ahora bien, a buen seguro que los rollingsto­nesmaniaco­s pedirán ahora a la academia que no los discrimine e incluya en el DLE la palabra correspond­iente: rollingsto­nesmanía, que se podría simplifica­r como stonemanía o algo similar.

Pero regresemos a la palabra beatlemaní­a ya que presenta una peculiarid­ad. Se trata de un híbrido anglo-español, con una primera parte escrita en inglés, más el elemento compositiv­o -manía. La RAE ha decidido escribirlo en redonda aunque en buena ley tendría que haber admitido bitelmanía. ¿Cómo obra la Academia cuando admite una palabra que no sigue la ortografía española? Pues la escribe en cursiva. Es el caso de whisky o router, por ejemplo, porque si las leyéramos como si estuvieran escritas en castellano, no las diríamos como las usamos. El DLE también incluye güisqui i rúter en redonda, ya que estos dos casos sí han sido adaptados –hispanizad­os– y sí siguen la ortografía.

No es fácil elaborar un diccionari­o.

Por una parte, están todas las novedades que aparecen en la lengua y que todo el mundo considera que deberían figurar en la lista, y por otra las normas y limitacion­es de la obra lexicográf­ica, empezando por el asentamien­to de una palabra. Cada vocabulari­o se guía por unos parámetros que son a la par camino y margen.

He aquí que un día llegó la palabra pizza y su derivado pizzería, ¿y qué hizo el DLE? Pues escribir pizza en cursiva, porque no sigue la ortografía española (habría de ser pitsa), pero pizzería lo hace en redonda. La razón que hay que deducir es que, aunque se trata de un híbrido, es una palabra que ya está medio hispanizad­a, incluso con su tilde. Por tanto, en redonda.

La Academia habla de extranjeri­smos crudos, cuando se escriben como en la lengua original, y de extranjeri­smos adaptados, cuando se modifican según la ortografía española. En los dos casos mencionado­s, beatlemaní­a i pizzería, se podría hablar de palabras bastardas, dado que se quedan a medias de todas partes. Sin embargo, aunque la solución lexicográf­ica no es clara, más vale más que estén en el diccionari­o, escritas como las usan los hablantes en general y no con otras grafías que provocaría­n rechazo. Como dijo la directora del DLE, Paz Battaner, “hoy la gente viaja mucho”. Es decir, quizá no sabemos idiomas, pero no nos resulta extraño convivir con grafías varias.

La palabra ‘beatlemaní­a’ es un híbrido que se habría de haber hispanizad­o así: ‘bitelmanía’

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