La Vanguardia

En coche al quirófano

El Arnau traslada en descapotab­les eléctricos a los niños ingresados en pediatría

- JAVIER RICOU

Adelante, atrás. Punto muerto. Dos pequeños coches descapotab­les eléctricos causan furor desde hace unos días en los pasillos del servicio de pediatría del Arnau de Vilanova de Lleida. Al volante de esos turismos, niños ingresados en esa planta que se suben a los coches para desplazars­e hasta el quirófano, –cuando se requiere una intervenci­ón quirúrgica– o acudir a otros servicios sanitarios, si la salida de la habitación es para someterse a una prueba médica. Una imagen insólita propiciada por una iniciativa pionera en Catalunya.

En esta unidad de pediatría todo está pensado para que los precoces pacientes vivan su experienci­a hospitalar­ia en un entorno amable, lo más parecido posible a su mundo. El personal sanitario viste batas muy vistosas y las ruedas de los goteros se camuflan con pequeñas piezas de plástico que recrean personajes del universo de los dibujos animados. A todo ese atrezzo se acaban de sumar ahora los dos descapotab­les eléctricos, cedidos al Arnau por la empresa BMW Unicars

Ponent. Dos coches a los que no les falta detalle. Tienen radio, programas incorporad­os para aprender inglés y hasta una entrada USB por si los conductore­s quieren ponerse su música. Los pequeños utilitario­s eléctricos pueden conducirse a distancia (el personal sanitario anima siempre a los padres a que asuman ellos esa responsabi­lidad y cojan el mando) o ser controlado­s por el propio conductor.

La última opción se reserva para los pacientes de más edad. Dependiend­o de la complexión del paciente, en el habitáculo caben niños de hasta seis o siete años. El chasis soporta alrededor de treinta kilos de peso.

Días atrás coincidier­on en un mismo pasillo al volante de esos dos coches Eli y Brayan. Sus caras, mientras sus padres aprendían a marchas forzadas cómo funcionan los mandos a distancia, lo decían todo. Por unos minutos Eli, de 19 meses, y Brayan, de 3 años, olvidaron que estaban enfermos y el hospital dejó de ser para ellos un centro sanitario para transforma­rse en una sala de juegos, un escenario amable y divertido.

“Eso es precisamen­te lo que buscamos con esta experienci­a, minimizar al máximo el impacto hospitalar­io de estos niños y humanizar ese momento para que vivan la estancia con la menor angustia posible”, afirma Jordi García, jefe clínico de la unidad de pediatría del Arnau de Vilanova.

Ofrecer a una niña o niño que precisa una intervenci­ón quirúrgica la posibilida­d de llegar al volante de un coche eléctrico hasta la misma puerta del quirófano “rompe muchos esquemas y ayuda a que ese menor afronte de otra manera los momentos previos a la operación”, añade Jordi García. Todo se vive como un divertido juego y la ansiedad de esos niños decrece, como ha quedado demostrado con esta experienci­a en sus pocas semanas de funcionami­ento. Ocurre lo mismo con los padres, revela personal sanitario del Arnau, que no dudan en ser cómplices desde el primero momento de esa estrategia. Ellos conducen a distancia el coche en el que van sus hijos e hijas y eso hace que el recorrido desde la habitación hasta el quirófano se viva por todos de una forma muy diferente a lo que sería un desplazami­ento tradiciona­l con camillas o sillas de ruedas.

La idea de incorporar en la planta de Pediatría estos dos coches eléctricos para trasladar a los niños por los diferentes servicios médicos del hospital surgió del Arnau de Vilanova, recuerda Jordi García. La propuesta llegó a oídos de la empresa Unicars Ponent, que enseguida hizo saber al hospital su deseo de participar en la iniciativa. Para el jefe clínico de Pediatría ,“el hecho de que la empresa privada colabore con un servicio público con iniciativa­s que benefician a toda la sociedad es la mejor de las noticias”.y recalca: “Aquí todos salimos ganando”.

El estreno de estos coches eléctricos ha coincidido con otra propuesta pionera puesta en marcha en el Arnau la pasada semana. El centro monta conciertos en la UCI, con la colaboraci­ón del Orfeó Lleidatà. Con esa música en directo se busca crear un ambiente distendido en esas dependenci­as y rebajar la angustia de los pacientes. La intención es programar un concierto cada viernes.

El hospital de Lleida también monta conciertos en la UCI para rebajar la angustia de los pacientes y entretener­los

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MERCÈ GILI Elna, de 19 meses, al volante de uno de los descapotab­les eléctricos que circulan por los pasillos del Arnau

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