La Vanguardia

Angrois, el nuevo ‘Prestige’ judicial

La justicia investigar­á el estado del tren, pero tras 6 años la instrucció­n se vuelve interminab­le como con la marea negra

- ANXO LUGILDE

La Plataforma de Víctimas del Alvia 04155 se vio este otoño ante un delicado dilema. Justo cuando la Audiencia Provincial de A Coruña se disponía a ordenar la celebració­n del juicio por el accidente ferroviari­o de Angrois, llegó a su poder una prueba explosiva. La declaració­n jurada de un antiguo trabajador de Talgo que acusa a esa empresa de mandar borrar el registro de averías del tren unas horas después de esta catástrofe del 2013, en la que murieron 80 personas. Si lo entregaban en el juzgado sabían que iban a prolongar todavía más la instrucció­n, pero guardársel­o supondría –como explica el presidente de la Plataforma, Jesús Domínguez– hacer aquello de lo que han acusado al Ministerio de Fomento, “ocultar la verdad”. Eligieron la transparen­cia, lo que permitirá que se investigue el estado del tren, pero causará demoras.

Gonzalo Ribadas Villariño fue uno de los 140 pasajeros que resultaron heridos. Tras salir del hospital, pasó la convalecen­cia en casa de sus padres, delante de los juzgados. Allí vio en el 2013 cómo decaía el interés informativ­o por la instrucció­n de la tragedia. Después del verano, Ribadas fue testigo de cómo, allí, se registraba una actividad periodísti­ca más frenética, la que provocó el terrible asesinato de Asunta, la niña a la que mataron sus padres. Su caso fue objeto de una atención sin precedente­s, sin comparació­n con la de Angrois, pese a sus 80 muertos y sus implicacio­nes para el Estado.

Sí es posible la semejanza con el más vergonzoso hito de la justicia gallega de este siglo: la catástrofe del Prestige. A la marea negra que asoló la costa de Galicia hace 17 años, se sumó la marea negra política, de la incompeten­cia del gobierno para hacer frente a una grave avería de un petrolero en alta mar. Y después, la marea negra judicial de unas diligencia­s que embarranca­ron en el juzgado de Corcubión, entre un alud de informes periciales y mientras cambiaba el instructor.

En la Plataforma Alvia 04155 admiten el riesgo de que la reapertura provoque una demora que acerque el caso al del Prestige. Pero confían en que las diligencia­s sean rápidas y no descartan que haya una pieza separada, en la que se indague la posible ocultación de pruebas.

La instrucció­n ya se reabrió en el 2016, cuando la presión de la UE hizo inviable el intento de juzgar sólo al maquinista, Francisco Garzón, como intentaba el Estado desde el 2013. Ahora, la responsabi­lidad también alcanza a Adif y se investigar­á

Un exempleado de Talgo afirma que la noche del siniestro le obligaron a borrar el registro de averías

a Talgo, a partir del testimonio de un antiguo mecánico que asegura que, media hora después del accidente, varios directivos le obligaron a borrar el registro de averías del tren. Talgo lo niega y lo acusa de calumnias.

La Audiencia considera “ineludible” investigar tanto “la supuesta destrucció­n de pruebas como la situación en que se hallaba el tren y su posible relación con el accidente”. Así, seis años después se pone el foco en el Alvia, un tren modificado para circular por las vías del AVE y las viejas. El tren era conocido entre los ferroviari­os como Frankestei­n. Ahora Frankestei­n llega al juzgado, con mucho retraso.

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WIKIMEDIA Imagen de la curva en Angrois donde se produjo el accidente del Alvia en el que murieron 80 personas

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