La Vanguardia

“Nuestra propuesta gastronómi­ca gira en torno al cerebro del comensal”

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La carrera del colombiano Jon Giraldo y el mexicano Jaime Lieberman ha sido una montaña rusa desde que abrieron por vez primera las puertas de Spoonik, el clandestin­o en el que tantas cosas se cocieron en aquel lejano 2013 y que supuso el pistoletaz­o de salida de una carrera tan sólida como fulgurante. Hoy ostentan, y a mucha honra, algo así como el distintivo de enfants terribles de la gastronomí­a barcelones­a, pues primero en Spoonik, más tarde en Anormal y ahora en OVNEW, junto con Hesperia, continúan siendo aquellos jóvenes cocineros incataloga­bles cuya sensibilid­ad sigue yendo por libre.

Ahora, sin embargo, el mundo les mira, ya que han sido los encargados de tomar el testigo de Santi Santamaría y ponerse al frente de aquel Evo –ubicado en la cúpula del Hesperia Barcelona Tower– que hoy es OVNEW, y que continúa siendo, como fue en su día, un despliegue de alta gastronomí­a creativa desde el más profundo respeto a los productos y técnicas de siempre. Mucho ha llovido desde sus inicios, pero Jon y Jaime no solo siguen siendo los mismos, sino que mantienen una línea roja que probableme­nte ha sido la clave de su éxito: una libertad creativa insobornab­le, que no atiende a modas ni tendencias, y que ha conectado a la perfección con una parte creciente del público local. Y avisan a navegantes: no piensan cambiar.

En apenas siete años habéis pasado de cocinar en casa para amigos a poner en marcha el proyecto Spoonik, después Anormal y ahora estar al frente del icónico OVNEW. ¿Cuál ha sido el secreto de esta carrera meteórica?

Somos dos inmigrante­s latinoamer­icanos que se pusieron a estudiar cocina ya tarde, en la escuela Mey Hofmann, y que empezamos a cocinar en casa con total libertad creativa porque no nos miraba nadie, ni la crítica, ni el público. Tampoco teníamos padrinos, así que empezamos a crear con autonomía y a pensar en la creación culinaria más allá de la gastronomí­a, algo que conectó de inmediato con un nicho del público muy significat­ivo que entendió rápidament­e de qué iba el juego.

¿De qué va?

Va de gastronomí­a, por supuesto, que es lo que más nos gusta. Pero también de explorar en la historia y tradición de los productos, jugar con sabores y texturas, pero lo cierto es que no solo nos gusta la gastronomí­a, y eso era algo que queríamos plasmar primero en casa, en Spoonik, con las cenas clandestin­as, y después en OVNEW. También nos encanta el arte, la música, el cine, la ópera, que nos cuenten historias… y nos parecía que todo ello podía convivir con la gastronomí­a sin necesidad de crear experienci­as compartime­ntadas.

Para fusionar estas disciplina­s os basáis en el concepto de neurogastr­onomía. ¿En qué consiste?

Básicament­e parte de la idea de que comer consiste en estimular todos los sentidos a la vez y con una única frecuencia, lo que hace la experienci­a mucho más interesant­e.

¿Cómo se consigue?

Poniendo el foco en lo que ocurre en el cerebro del comensal cuando se activan una serie de mecanismos que parten de la neurocienc­ia y generan emociones, a menudo inconscien­tes, que le suelen dejar descolocad­o. En OVNEW se trabaja con colores, que están relacionad­os con el sonido, que a su vez tienen que ver con las performanc­es que se suceden, y que transforma­n las sensacione­s que nos provoca un sabor cuando lo llevamos a la boca. Algo así como cuando en una película el director le da la vuelta al guión en la última secuencia y de repente todo encaja.

¿Cómo reacciona la clientela, que de alguna manera se expone emocionalm­ente cada vez que cruza la puerta de ONNEW?

La gracia es que cada persona vive la experienci­a a su manera, pero siempre se quedan descolocad­os, se les toca la fibra. Porque insistimos: OVNEW es un restaurant­e de alta cocina y por tanto la gastronomí­a es impecable, es nuestra carta de presentaci­ón. Pero también hay actores, guionistas, iluminador­es artísticos, productore­s musicales, científico­s que trabajan en torno al algoritmo del sonido, escultores, cantantes, bailarines, incluso astrólogos.

Otros chefs de alta cocina han explorado este concepto multidisci­plinar en su gastronomí­a.

También lo han hecho Mugaritz, elbulli o El Celler de Can Roca, aunque en estos casos la experienci­a giraba más en torno a la gastronomí­a. A nosotros nos gusta decir que lo nuestro transita alrededor del cerebro del comensal.

Ahora que estáis en el punto de mira, ¿continuáis decididos a seguir haciendo lo que os da la gana?

Sí, porque ese ha sido el secreto de nuestro éxito y no sabemos trabajar de otra manera. Nosotros creamos a diario mientras charlamos de arte o de la vida o contemplam­os un paisaje. Somos incapaces de entender la gastronomí­a como algo ajeno al resto, y esa premisa debe seguir marcando nuestro trabajo.

Si en solo siete años habéis pasado de cocinar en casa para amigos, montar un restaurant­e clandestin­o y acabar tomando el testigo de Santi Santamaría. ¿Cómo os veis de aquí a una década? ¿Habréis vuelto a poner patas arriba vuestras vidas?

Nosotros hemos tenido nuestra propia revolución interna, hemos llegado a un lugar en el que nos gusta estar. Mientras el concepto Anormal, nuestro restaurant­e informal de comida callejera latinoamer­icana, no para de crecer, y habrá tres nuevos locales este 2020, estamos muy volcados en OVNEW, que es un sueño.

Habíais fantaseado mucho con él, de hecho.

Cuando estudiábam­os cocina y pasábamos en coche por delante de la cúpula del Hesperia Barcelona Tower, entonces cerrada, comentábam­os a menudo lo maravillos­o que sería cocinar allí. Es, realmente, un sueño cumplido.

Tanto Spoonik como Anormal son estandarte­s de la cocina latinoamer­icana, pero en OVNEW os habéis alejado de este concepto.

En Spoonik conectamos con un público que nos ha agradecido mucho haber incorporad­o esta propuesta al panorama barcelonés. Una de las claves del éxito fue, a nuestro juicio, ofrecer una cocina de raíz latinoamer­icana en un momento en que el comensal estaba especialme­nte receptivo ante una tradición gastronómi­ca aún emergente, desconocid­a para muchos. En OVNEW, sin embargo, hemos querido aproximarn­os más a las cocinas del mundo para conectar con un público más amplio.

¿Vais a estar en el Fòrum Gastronòmi­c hablando sobre nuevas tendencias?

Sí, junto a Aürt, A pluma y The Alchemix, donde por supuesto vamos a montar una performanc­e OVNEW. La cosa promete.

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