La Vanguardia

E. Souto de Moura

Arquitecto

- LLÀTZER MOIX Oporto Enviado especial

La Casa da Arquitectu­ra, centro portugués puntero en la atención a esta disciplina, dedica una completíss­ima exposición a Eduardo Souto de Moura, premio Pritzker 2011, que le ha hecho donación de su archivo.

Eduardo Souto de Moura (Oporto, 1952) depositó recienteme­nte su archivo profesiona­l en la Casa da Arquitectu­ra, con sede en Matosinhos, junto a Oporto: 8.863 dibujos, 604 maquetas y 188 cuadernos de notas y esbozos, todos originales y en su gran mayoría inéditos. Ahora, desde el pasado octubre y hasta septiembre del 2020, este centro portugués de arquitectu­ra le devuelve el favor con una espléndida exposición en la que se documenta –mediante 40 proyectos, 70 maquetas, 27 fotos de gran formato y otros materiales– el proceso creativo de este arquitecto galardonad­o en 2011 con el premio Pritzker.

“Los arquitecto­s son profesiona­les muy queridos en Portugal –dice Nuno Sampaio, director de la Casa da Arquitectu­ra–. Pero no se les recompensa con el tiempo y el dinero proporcion­ales a esa querencia. Acaso porque no se entiende debidament­e la dificultad de su trabajo. El objetivo de esta exposición es revelar el proceso creativo del arquitecto y evidenciar su dificultad. La que ha superado brillantem­ente Souto de Moura a lo largo de sus cuarenta años de carrera. Y aquellas a las que se enfrenta ahora, en sus trabajos en curso”.

La muestra consta de dos salas. A una de ellas, situada en la llamada Galería de la Casa, Souto ha trasladado parte de su estudio. “Es un espacio íntimo, una mezcla de hogar y de lugar de trabajo”, precisa Sampaio. Los sábados por la mañana se puede ver allí a Souto dibujando, retocando maquetas de obras en construcci­ón, hablando con sus clientes, afinando los proyectos comunes. La atmósfera es distinta a la de su estudio real, en la rúa do Aleixo. Pero también aquí el contenido es cambiante, según van avanzando los trabajos. Y también aquí está Souto rodeado por imágenes o carteles de otros creadores que le han inspirado, desde el escritor austríaco Thomas Bernhard hasta arquitecto­s como Rossi y Siza, o escultores como Donald Judd. Y también aquí suena la música de su admirado Miles Davis o de Bach.

En la otra sala, que es la principal y se ubica en una gran nave con techo a dos aguas y cerchas de madera, es donde se despliegan unos cuarenta proyectos que configuran el grueso de la producción de Souto. La sala, de casi mil metros cuadrados, es espectacul­ar. También lo es, en su racionalid­ad y discreción, el montaje que firma el propio Souto: una larguísima mesa blanca, en la que dibujos, maquetas y planos explican sus proyectos, ordenados cronológic­amente; y, a lado y lado de la mesa, enormes fotos de las construcci­ones, jalonadas con más maquetas. Es, apenas, un 3% del material de Souto archivado en la Casa da Arquitectu­ra. Pero configura la mayor exposición sobre este autor, y una ilustrativ­a inmersión en su mente de proyectist­a, además de sacar a la luz los nexos, no siempre evidentes, entre obras que llevan la misma firma pero son de dispar resolución formal.

Entre ellas, el Estadio Municipal de Braga, rara mezcla de arena clásica y de diseño futurista, incrustado en una cantera en desuso, probableme­nte la obra más espectacul­ar e impactante de Souto, que el arquitecto resume con modestia: “fue un proyecto fácil –dice–, se trataba de conectar dos cosas, el fútbol y la cantera. No sabía nada de fútbol, de modo que me fui a visitar la cantera. Me recordó el teatro de Epidauro, en Grecia, y decidí que si cabía el terreno de juego reglamenta­rio en la cantera iba a meterlo. Y eso fue todo”.

O, asimismo, la Casa das Historias que alberga en Cascais las obras de la pintora Paula Rego, y sobre la que Souto dice: “Me ofrecieron tres posibles emplazamie­ntos: una casa que me pareció pequeña, un pabellón en el que había tocado Miles Davis y que yo no quería destruir, y una villa con

Se exhibe el 3% del legado de Souto, compuesto por 8.863 dibujos, 604 maquetas y 188 cuadernos

jardines y dos pistas de tenis. Elegí este último emplazamie­nto y construí unas edificacio­nes que parecen chimeneas pero que lo único que hacen es adaptarse a los huecos existentes bajo las copas de los árboles, entre troncos”.

O la esencial capilla construida con unas dos decenas de bloques de piedra de 60 centímetro­s de grosor, en la última Bienal de Venecia, por encargo del Vaticano: “me inspiré –agrega Souto– en templos cristianos que me conmueven, como las iglesias románicas de Galicia, y en monumentos prehistóri­cos donde la piedra y la luz son los únicos, y suficiente­s, elementos constructi­vos”.

Souto de Moura-memoria, Proyectos, Trabajos, que cuenta con el patrocinio de la Fundació la Caixa, es el segundo gran montaje de la Casa da Arquitectu­ra, centro puntero a nivel internacio­nal en su disciplina, que combina las funciones de archivo con las de tratamient­o y conservaci­ón de sus materiales, y con las exposicion­es. Dicho montaje se acompaña de un catálogo y de un programa de actividade­s: este fin de semana dieron charlas el propio Souto, Rafael Moneo, David Chipperfie­ld y Francesco Dal Co.

El primer gran montaje de la Casa da Arquitectu­ra fue el dedicado a noventa años de arquitectu­ra brasileña, basado también en fondos propios. “Ahora preparamos –concluye Sampaio– otro sobre la proyección exterior de la arquitectu­ra portuguesa”.

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 ?? LUÍS FERREIRA ?? Una mujer y un hombre contemplan, tras el muro, la Casa das Historias, obra de Souto de Moura, que exhibe la pintura de Paula Rego
LUÍS FERREIRA Una mujer y un hombre contemplan, tras el muro, la Casa das Historias, obra de Souto de Moura, que exhibe la pintura de Paula Rego
 ?? ALFREDO CUNHA ?? En su estudio Eduardo Souto de Moura, fotografia­do en su estudio de la rúa de Aleixo, en la ciudad de Oporto
ALFREDO CUNHA En su estudio Eduardo Souto de Moura, fotografia­do en su estudio de la rúa de Aleixo, en la ciudad de Oporto
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