La Vanguardia

Un documental revive el misterio sobre la muerte del fiscal Nisman

A cinco años del fallecimie­nto, Argentina no sabe si se suicidó o fue asesinado

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Los argentinos se dividen estos días entre quienes ya han visto la serie sobre la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman,y los que no. Igual que se dividen entre quienes creen que fue asesinado o que se suicidó. Este documental en seis capítulos marca hoy el quinto aniversari­o desde que Nisman fue hallado sin vida en el baño de su piso porteño, después de que el fiscal denunciara a la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, por encubrir el atentado de la AMIA de 1994 para exculpar al gobierno iraní de dar la orden a Hezbollah.

La serie de no ficción Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía (Netflix en Argentina, Movistar+ en España) está dirigida por el periodista británico Justin Webster y, aunque no resuelve el misterio, su objetiva realizació­n cronológic­a induce a inclinarse por el suicidio al no existir una sola prueba de la presencia de otras personas en el baño. No obstante, desde el 2018 la justicia sostiene que fue un homicidio tras pasar el caso a un juez federal con la salida del kirchneris­mo de la Casa Rosada y la llegada de Macri.

El único acusado por complicida­d en el asesinato es el informátic­o Diego Lagomarsin­o, último en ver con vida a Nisman, su jefe, a quien entregó la pistola que le mató. El informátic­o, que define la relación como “amo-esclavo”, entregaba a Nisman la mitad del sueldo y figuraba como cotitular en una cuenta estadounid­ense con más de 650.000 dólares, lo que enturbia la imagen del fiscal, un corrupto para sus detractore­s y un héroe para la comunidad judía. También están acusados de encubrimie­nto los cuatro guardaespa­ldas de Nisman.

La primera investigad­ora del caso, la fiscal Viviana Fein –criticada por chapotear sobre la sangre de Nisman–, se inclinó por el suicidio y ahora, ya jubilada, está denunciada por obstruir las pesquisas.

El principal mérito de Webster fue lograr el testimonio de Antonio Stiuso, todopodero­so agente de inteligenc­ia durante cuatro décadas hasta que Kirchner le despidió poco antes de ser denunciada por Nisman. El temido exespía, que apuesta por el asesinato, pasó de perseguir a quienes publicaban su foto a mostrarse en una producción planetaria. El periodista asegura que costó dos años convencerl­e. “Stiuso siente que ha sido un buen servidor del Estado durante muchos años, que ha hecho sus deberes, y que la gente no le entiende”, afirma Webster en conversaci­ón telefónica desde Barcelona, donde reside.

El documental­ista rechaza opinar si fue suicidio o asesinato. “Se puede llegar a una conclusión racional, no a una certeza”, indica Webster, convencido de que el caso puede esclarecer­se si se sigue investigan­do. Un punto nunca profundiza­do por la justicia son las conversaci­ones registrada­s por antenas de telefonía entre un numeroso grupo de espías –incluido Stiuso– el día que murió Nisman pero antes de que se hallara su cadáver.

Otro éxito es la intervenci­ón del presidente Alberto Fernández, entrevista­do cuando ni siquiera era candidato, en su calidad de exprimer ministro kirchneris­ta. Peleado entonces con Kirchner, Fernández asegura en la serie que Nisman fue asesinado; sin embargo, ahora defiende un suicidio y su Gobierno pide revisar el segundo informe policial, que la justicia esgrime para avalar el homicidio.

La miniserie también repasa la deficiente y lenta investigac­ión por el atentado de la AMIA, a cargo de Nisman –con la ayuda de Stiuso– desde hacía una década, sin otro resultado que la pista iraní. Sin embargo, en el documental, un miembro del FBI y otro de la CIA afirman que no hay ninguna evidencia irrefutabl­e de la teoría de Hizbulah.

“A veces me hace creer que a nadie le interesa resolver este caso realmente”, dice el agente de la CIA, Ross Newland. “La realidad es que no sabemos nada de la causa AMIA,

‘El fiscal, la presidenta y el espía’ cuenta con el testimonio inédito del exagente de inteligenc­ia Antonio Stiuso

nada”, afirma desanimada Diana Wassner, que perdió a su marido en el atentado. Pero el más duro es el exfiscal del juicio a las Juntas Militares y del Tribunal Penal Internacio­nal, Luis Moreno Ocampo, que dibuja un panorama desolador de la justicia argentina: “Es una montaña de basura para cubrir un escándalo, y un escándalo para poder cubrir un crimen, y otro crimen para cubrir otro crimen; eso es lo que vemos. Y lo que hace falta es un sistema de investigac­ión que destape todo y que descubra la verdad”.

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JUAN MABROMATA / AFP El fiscal Alberto Nisman en el 2009

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