La bruja que no lo era
Lluís Danés desmiente en ‘La vampira de Barcelona’ la leyenda negra de Enriqueta Martí como asesina en serie de niños
El primer largometraje de ficción de Lluís Danés (Llach, la revuelta permanente; Laia), es toda una declaración de intenciones sobre la figura de Enriqueta Martí, conocida popularmente como la vampira del Raval, una mujer a la que se le colgó la etiqueta de asesina en serie de niños y que el director califica como “cabeza de turco”.
A Martí la detuvieron en febrero de 1912 por el secuestro de Teresina Guitart, una niña de buena familia que llevaba dos semanas desaparecida y a la que había rapado el pelo. Sólo se pudo demostrar su participación en ese secuestro, pero la prensa y la policía se encargaron de hacerla pasar por una brutal asesina en serie. Y es que la misma semana del rapto se descubrió un prostíbulo infantil en el Raval, una trama que contaba con la complicidad de la policía.
“Enriqueta era una exprostituta pobre. Estoy seguro que no era una santa, pero tenía los ingredientes perfectos para que la convirtieran en una bruja”. De hecho, el realizador asegura que la historia de Martí “es el paradigma del cuento de la bruja de Hansel y Gretel. Los monstruos y los vampiros existen, aunque no son los que nos han explicado. Este es un relato de monstruos que dan mucho más miedo que Enriqueta porque son reales... Cuando el poder tiene aliados como la policía o la prensa puede ser absolutamente destructivo”.
Y es que Danés se refiere a ese momento como el nacimiento de las fake news. “Enriqueta no tuvo juicio y murió en la cárcel. Su detención sirvió para tapar una red de pederastia brutal que había en la Barcelona de principios del siglo XX”, justifica. Su caso ocupó las portadas de todos los diarios hasta que se hundió el Titanic el 15 de abril de ese mismo año y pasó a un segundo plano.
La vampira de Barcelona, una producción de Brutal Films y Filmax con Nora Navas, Roger Casamajor, Bruna Cusí y Sergi López encabezando el reparto, concluye hoy un rodaje de 23 días filmado íntegramente en una nave de 5.000 metros cuadrados de Martorell repleta de decorados construidos expresamente para recrear interiores y exteriores que han ido mutando para dar vida tanto al mundo oscuro, sucio e incómodo de ese barrio del Raval de 1912 como la luminosidad que representa la moderna burguesía de la época. Y, en medio, un prostíbulo que ejerce de nexo de esos dos universos contrapuestos. Para Danés los decorados son un personaje más, espacios psicológicos que transmiten sensaciones. “No quería hacer una reproducción fidedigna de la Barcelona de 1912. Para mí lo importante era crear un Raval que representa las tripas de un bestia que engulle a una clase obrera que estaba oprimida en el ultimo reducto de una ciudad casi medieval”.
La historia tiene lugar tres años después de la Semana Trágica, momento en que Barcelona era “una olla a presión” y el Raval uno de los barrios más poblados de Europa”.
El filme, que tiene previsto su estreno en salas el próximo otoño, transita entre el límite del mundo de los sueños y la realidad y es una visión muy personal del director basada en un guion de Lluís A. Martínez y Maria Jaén que se nutre de artículos de prensa de la época y en el libro Desmontando el caso de la vampira del Raval, de Elsa Plaza.
Danés señala que la historia se puede ambientar en cualquier época y gran ciudad del mundo y que, pese a que se trata de un thriller, un cuento gótico, en el fondo “intenta ser una patada en la boca para denunciar que todavía continúan desapareciendo niños, y que el poder utiliza la prensa y la policía para colocar gente inocente en la prisión”.
Navas, que encarna a Martí, sostiene que “he querido salir de ese estigma de la vampira. Para mi nunca fue una asesina, por eso era importante defenderla, vivir su dolor porque es una mujer enferma que padece los gritos de la sociedad”.
“Para mí nunca fue una asesina, por eso era importante defenderla, vivir su dolor”, dice la actriz Nora Navas