Terror en el Madrid de la transición
Albert Pintó propone en ‘Malasaña 32’ un drama familiar con sustos paranormales
Tras la comedia Matar a Dios (2017), codirigida junto a Caye Casas, Albert Pintó se lanza ahora al terror con Malasaña 32, una propuesta que mezcla elementos propios del género con otros más dramáticos para dibujar un escenario fantasmal ambientado en el madrileño barrio de Malasaña, en plena transición, que bebe de algunas historias truculentas reales acaecidas durante la crónica negra española de la época.
Los Olmedo son una familia que en 1976 deja el pueblo para instalarse en la capital, con hipoteca de por medio, en busca de un futuro mejor. Han vendido todas sus propiedades para empezar una vida nueva en el Tercero B de la calle Manuela Malasaña 32, pero pronto se darán cuenta que no están solos. La casa, que lleva cuatro años deshabitada después de la muerte del último propietario, está ocupada por una presencia espectral decidida a convertirse en la peor de sus pesadillas.
Pintó tilda la cinta de “terror emotivo, en el sentido de que no es solamente una película de sustos, sino que la trama de la familia es el hilo conductor del filme y a través del drama que viven se va introduciendo el miedo”, dice a La Vanguardia.
El realizador ubica la historia durante la transición “porque simboliza una España que vive un poco una liberación, un momento de esperanza, y la familia cree que puede ir a la ciudad a esperar ese cambio para ser felices. Sin embargo, además de sus problemas, se ven abocados a luchar con algo desconocido que les acecha”.
Ese elemento perturbador aparece en verano y a plena luz del día. “Quería que el terror viniera desde lo cotidiano, del patio interior, las canicas, las peonzas, las máquinas de coser….es un tipo de terror muy realista, muy español. Esa era la propuesta del filme”. Y añade: “La idea era situarlo en un lugar muy concreto, aunque de hecho el número 32 no existe. Nos proponíamos jugar con el nombre de la calle y con la dualidad de la palabra Malasaña”.
Pintó, aficionado desde siempre al género, opina que Malasaña 32 “es muy distinto a los filmes sobrenaturales que he visto”. La joven Begoña Vargas es el gran descubrimiento de esta película en la que también colaboran Javier Botet y Concha Velasco.