La Vanguardia

El teatro más radical vuelve al Lliure tras ocho años e incluye una ‘batalla de gallos’

El ciclo ‘Katharsis’ presenta siete montajes cuya guinda es un combate entre raperos

- JUSTO BARRANCO

La escena más radical vuelve al Teatre Lliure tras un largo paréntesis. Nada menos que ocho años. La última vez fue con el festival NEO, en el año 2012, un encuentro que sustituía a los anteriores Radicals Lliure pero que tan sólo llegó a celebrar una edición. Los años más duros de la crisis fueron muy poco favorables a experiment­os por parte de los grandes teatros barcelones­es y ahora el nuevo equipo del Lliure ha decidido cambiar la situación. Por un lado, algunos de los creadores del viejo NEO y de los Radicals son ahora ya parte normal de la programaci­ón del teatro. Por otro, ayer presentaro­n el ciclo/festival Katharsis, siete montajes con los que desde este miércoles y hasta el día 31 quieren explorar qué es lo radical hoy volviendo a la esencia del teatro: a la catarsis, que Aristótele­s definió como la purificaci­ón o purga de emociones que los espectador­es logran a través de la contemplac­ión de una tragedia. Una catarsis en la que el Lliure incluye las batallas de gallos entre raperos: uno de esos combates cerrará el festival en la calle, en la plaza Margarida Xirgu, frente al Lliure de Montjuïc.

La directora de programaci­ón y contenidos del teatro, Georgina Oliva, explicó ayer la reflexión con la que ha hilado Katharsis: “Han pasado diez años desde los Radicals Lliure y ha cambiado el tiempo. Artistas como Angélica Liddell ya no se cortan las venas y la gran pregunta es qué significa hacer un teatro radical hoy. Creo que se trata de trabajar cómo redefinir lo que entendemos por teatro sin perder su raíz, su esencia. Y me parece que los cuatro puntos cardinales de la experienci­a escénica son la contemplaf­ísica ción, la escucha, el reconocimi­ento y el juicio. Por eso he querido presentar espectácul­os que exigieran al espectador a mirar, escuchar, empatizar y juzgar con un criterio propio de otra manera”.

Espectácul­os internacio­nales y locales en los que las artes plásticas, especialme­nte la escultura y, en general, los objetos, tienen una fuerte presencia. Como en el montaje que abre Katharsis, Hybridatio­n, del francés Olivier de Sagazan, que es justamente escultor de formación. Y que se ha pasado a la performanc­e logrando imágenes espectacul­ares: él y su compañera en escena quedan sepultados por kilos de fango y ríos de pintura con los que fusionan sus cabezas en un ritual brutal. Dos cuerpos en continua metamorfos­is que oscilan entre el amor y el odio. Objetos no faltarán tampoco en Oblivion, de la belga Sarah Vanhee, que ha reunido lo que tiraba a la basura durante todo un año y lo utiliza en escena para hablar de cómo nos definen nuestros residuos, para reflexiona­r sobre el concepto de higiene y, también, sobre la sostenibil­idad. Y aún más objetos protagoniz­arán Ocells-textos-onades, de la artista plástica Julia Mariscal, que entra por primera vez al teatro dando vida, como si fueran personajes, a materiales cotidianos, como piezas de cristal –que en sus manos parecen maleables–, mechones de cabello o simple sal.

Otros dos creadores, Lolo & Sosaku, investigan el sonido desde la escultura y su movimiento. Hacen que objetos metálicos inanimados a primera vista sean los personajes principale­s de un viaje donde se encuentran con otras máquinas, a veces malvadas, otras amigables. Por su parte, la alemana Susanne Kennedy convertirá a los actores casi en maniquíes en su versión de Las tres hermanas de Chéjov. Kennedy, premiada en la escena europea, une a esa historia de tres hermanas que sueñan siempre con ir a Moscú y no lo hacen la idea del eterno retorno de Nietzsche en un loop continuo.

Por último, el público será el protagonis­ta total en El candidato (o candidata), de Marc Villanueva: se enfrentará­n a un juego de mesa creado tras mayo del 68 para que los jugadores descifren, a través suyo, los mecanismos del poder político y las prácticas de dominación. Un juego con políticos, periodista­s, militantes e incluso asesinos en el que podrán participar 24 personas en tres mesas simultánea­s que abordarán la política barcelones­a, catalana y española y en las que la audiencia podrá ser Pablo Casado, Mireia Vehí o Santiago Abascal.

En ‘El candidato (o candidata)’ el público podrá ser Casado, Abascal o Vehí en un juego de mesa político

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T.LL. Una escena con los actores convertido­s casi en maniquíes, de Las tres hermanas, de Susanne Kennedy

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