La Vanguardia

Quien espera desespera

- Quim Monzó

Mientras aquí nos lo pasamos pipa con el tremendo curso prematrimo­nial de dos años que la Conferenci­a Episcopal ha preparado para las parejas que quieren casarse, en Brasil han decidido promover la abstinenci­a sexual entre adolescent­es. Lisa y llanamente. Dicen que se trata de una política para prevenir los embarazos precoces. El anuncio lo ha hecho el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, cuya titular es la pastora evangélica Damares Regina Alves, y está en la línea de las ofertas del presidente brasileño, el ultraderec­hista Jair Messias Bolsonaro, que está a caballo entre el catolicism­o y el evangelism­o, es un firme opositor al derecho al aborto y tiene un segundo nombre que le viene como anillo al dedo. La ministra se hizo famosa cuando, tras la victoria de Bolsonaro, grabó un vídeo en el que decía: “La nueva era ha empezado, y ahora los niños visten de azul y las niñas visten de rosa”.

Dice la ministra Alves: “Ante el relevante debate público actual, el ministerio aclara que planea implementa­r una política pública que aborde los beneficios de la iniciación sexual tardía en los adolescent­es, como estrategia de prevención primaria del embarazo en la adolescenc­ia”. Los detalles que da la agencia Efe son sumamente interesant­es. Reproducir­é sólo uno: “Según el ministerio, estudios científico­s han demostrado que la iniciativa de promover la iniciación sexual en edad tardía para prevenir el embarazo precoz tiene resultados exitosos y es el único método de prevención de natalidad 100% eficaz”. Es lógico. Si no follas, no hay embarazo (si no es con reproducci­ón asistida, y los adolescent­es con calentones no están por esas cosas). Quizá piensan que han descubiert­o la sopa de ajo, ahora. Hay en las nuevas generacion­es –y en el capítulo de nuevas generacion­es incluyo a la ministra Alves– la creencia de que en el mundo no había nada antes de que ellos nacieran. Pero antes de que ellos nacieran la doctrina religiosa ya dictaba que la abstinenci­a sexual era obligación sine qua non para todo aquel que no estuviera casado. Es decir: que no han innovado nada. Como esos grupos políticos que, al estilo Flos Mariae, enarbolan el lema “Yo he escogido esperar”.

Lo mejor del caso es que eso pasa en Brasil, un país donde la sexualidad desborda cada parcela de la sociedad. ¿Piensan que los adolescent­es brasileños abrazarán la abstinenci­a sexual para evitar embarazos no deseados? Me muero por ver cómo lo consiguen estos próximos carnavales, que empezarán dentro de un mes.

Perogrullo: nada como la abstinenci­a sexual para que no haya embarazos

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