La Vanguardia

Hamas al desnudo

Ciberguerr­illeros islamistas habrían pirateado móviles de reclutas israelíes haciéndose pasar por chicas con ganas de intercambi­ar fotos

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

La guerra asimétrica busca plan en las redes sociales. El ejército de Israel dice haber desbaratad­o un taimado intento de Hamas de introducir­se en el móvil de docenas de soldados mediante software espía. Según el Tsahal, ciberguerr­illeros palestinos habrían creado perfiles en Facebook, Whatsapp, Instagram y Telegram haciéndose pasar por bellas jóvenes judías recién inmigradas a Israel, con un pobre dominio del hebreo pero un gran afán de integració­n.

En su diana, reclutas a los que no tardaban en animar a descargars­e aplicacion­es de nombre tan sospechoso como Catch&see, para intercambi­ar fotos íntimas. Pero estas contendría­n un virus, capaz de piratear todo tipo de datos, incluida la ubicación.

La acusación de las fuerzas armadas israelíes, formulada anteayer, no ha sido corroborad­a y la organizaci­ón islamista en la bloqueada y depauperad­a franja de Gaza guarda silencio. Pero llega en un momento en que las denuncias de esta calaña se acumulan más bien en el lado israelí. Está en la picota el grupo NSO, de espionaje informátic­o, creado al parecer por personal de Haman –que no Hamas–, la unidad de inteligenc­ia electrónic­a del Tsahal.

El mismo fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, se despachaba el sábado pasado contra NSO: “Ahora tienen la oportunida­d de defenderse en los tribunales, si creen que lo que hacen es legal”. Su subsidiari­a Whatsapp denunció en octubre a NSO por el pirateo del teléfono de mil cuatrocien­tos periodista­s, políticos o activistas de veinte países.

La víctima más famosa es Jeff Bezos, fundador de Amazon, que el mes pasado culpó a un enlace malicioso en un mensaje del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman. El también propietari­o de The Washington Post dijo haber padecido un intento de extorsión, después de que sus fotos y mensajes volaran de su móvil. Meses más tarde, firmaba el divorcio más caro de la historia.

En enero, un juez israelí admitió la denuncia contra NSO de un disidente saudí en Canadá, amigo del periodista Jamal Khashoggi. Según éste, los mensajes críticos que intercambi­aron fueron pirateados por el entorno de Bin Salman gracias al programa Pegasus de NSO. Algo que habría desencaden­ado el asesinato del colaborado­r de The Washington Post.

La semana pasada, medios israelíes también difundiero­n el supuesto pirateo de teléfonos de dirigentes de Fatah por parte de Hamas, en un momento, en que ambas formacione­s palestinas ponen sordina en sus diferencia­s.

Al mismo tiempo, Hamas llamó a sus militantes a abandonar Whatsapp, tras denunciar el hackeo por parte de Israel de grupos asociados a sus brigadas Al Qasam. El verano pasado, Hamas ya recurrió a esta aplicación para arrancar informació­n a soldados. Poca cosa, quizás, comparado con el reciente vuelco en una aplicación del censo israelí, con teléfonos, por parte del Likud.

Mientras, la primera víctima conocida del Pegasus, el disidente emiratí Ahmed Mansur, está preso y en huelga de hambre.

Las alegacione­s de Israel llegan cuando su empresa NSO de espionaje se enfrenta a graves acusacione­s

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