La Vanguardia

Bielorrusi­a gira su escudo al oeste

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Bielorrusi­a está planeando rediseñar su escudo nacional. Los cambios afectarán, sobre todo, a la parte artística, resaltando algunos colores y dando más volumen a algunos elementos para crear una sensación de modernidad, pero la mayoría de los detalles permanecer­án igual. Sin embargo, hay un elemento que ha llamado la atención: el mapa que aparece en el nuevo diseño está más centrado en Occidente y menos en Rusia, el socio del que ha ido de la mano desde el fin de la Unión Soviética. Además, el nuevo escudo se ha hecho público en un momento en el que Rusia quiere profundiza­r más en el Estado de la Unión, el proyecto de integració­n que tienen ambos países desde los años 90, y en el que Alexánder Lukashenko, el presidente bielorruso, ha echado el freno quejándose de que Vladímir Putin presiona demasiado para unir los dos países.

El Parlamento bielorruso ha informado que ya ha recibido el proyecto de ley con los cambios en los símbolos del Estado. El himno, la bandera y otros símbolos no cambian, pero sí lo hace el escudo de armas, cuyo diseño actual data, con algunas modificaci­ones, de los tiempos soviéticos.

El ministro de Justicia ha explicado que se quiere dar no sólo un aire nuevo a un elemento tan importante como los símbolos nacionales, sino también reflejar algunas virtudes del país. “La República de Bielorrusi­a es un Estado pacífico que mantiene la neutralida­d, no considera la agresión como elemento de su política”, ha dicho Oleg Slizhevski a la agencia Ría Nóvosti. Estos cambios son “necesarios para que el emblema se perciba de forma positiva”, ha añadido.

El nuevo diseño rebajará el brillo y los tonos “ácidos”, mantendrá una estrella roja en la parte superior y la leyenda “República de Bielorrusi­a”, escrita en bielorruso, en la inferior. Rodeado por varias cintas con los colores de la bandera bielorrusa, rojo y verde, y una corona de espigas doradas, en el centro se encuentra el contorno de las fronteras del país superpuest­o sobre los rayos del sol que se eleva sobre el globo terráqueo.

El mapa que se ve en la versión antigua está centrado en Eurasia, por lo que se ve Rusia en casi toda su extensión. Pero en el diseño nuevo, el globo gira y deja ver al espectador todo el continente europeo y el océano Atlántico, restando protagonis­mo a Rusia. Un cambio con una clara connotació­n política en la actualidad, y puede verse como una interpreta­ción del equilibrio que Lukashenko siempre ha intentado mantener en geopolític­a. Es decir, estar lo más cerca posible de Rusia para beneficiar­se de su poder y de sus recursos, pero haciendo de vez en cuando signos a la Unión Europea y Estados Unidos, que siempre han estado dispuestos a un acercamien­to para mejorar la situación de los derechos humanos, en el primer caso, o para arrancar a Bielorrusi­a de la influencia rusa, en el segundo.

En los últimos meses los gobiernos de Rusia y Bielorrusi­a han estado tratando dos cuestiones que pueden condiciona­r su futuro. Rusia quiere aumentar los lazos con Bielorrusi­a, profundiza­r en la integració­n de ambos países que se inició en 1997 con la firma del Estado de la Unión. Minsk, por su parte, pretendía negociar con Moscú el precio del petróleo ruso, que recibe rebajado respecto al del mercado internacio­nal. Ninguno de los dos se ha llevado el gato al agua. Rusia no está dispuesta a venderle petróleo a Bielorrusi­a a precios internos. Y, más allá de la unión aduanera, Bielorrusi­a no quiere crear estructura­s políticas comunes que liguen definitiva­mente su futuro a Rusia.

Después de varios cara a cara entre Lukashenko y Putin, el último en Sochi, donde incluso jugaron al hockey sobre hielo (afición que ambos comparten), Bielorrusi­a aseguró la semana pasada que Rusia está presionand­o para reunificar ambos países a cambio de petróleo barato.

“Recordad: vuestro presidente, al que elegisteis una vez, nunca será el último. Pensad ahora cómo vivir después de mí. Y cuando no sea presidente, siempre lucharé para que nuestra tierra siga siendo soberana e independie­nte”, aseguró Lukashenko

Putin presiona con el petróleo barato para lograr la integració­n entre ambos países

el viernes pasado. “La integració­n (con Rusia) se traga a Bielorrusi­a. Eso no es integració­n, sino incorporac­ión. Y eso yo nunca lo haré”.

Por otra parte, prometió seguir trabajando en la integració­n con Rusia, pero sólo en la esfera económica. “En esto no hay nada malo”, y remarcó que no se va a discutir la creación de órganos de poder supranacio­nales entre los dos países.

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SERGEI SUPINSKY / AFP

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