La defensa de la PAC
El recorte del 14% en el presupuesto de la política agraria común (PAC) que se recoge en la proyección financiera de la Unión Europea para el periodo 20212027 supone un nuevo golpe para la ya castigada agricultura española. Por eso el Gobierno debe luchar contra la rebaja de las ayudas comunitarias, como ya empezó a hacer ayer en Bruselas la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.
En esa posición de rechazo al recorte de la PAC, España se alinea con todos los países del sur de Europa en contra de los del norte, de Alemania y de Austria. El objetivo es lograr el mantenimiento del actual nivel de ayudas, tal como plantea Francia, que actualmente es el segundo contribuyente neto a los presupuestos comunitarios y el primer beneficiario. La mayoría de las organizaciones agrarias españolas, además, quiere que la PAC se reforme para que sus subvenciones lleguen directamente a los agricultores y ganaderos que efectivamente trabajan en el campo en lugar de beneficiar principalmente a los grandes propietarios.
La ofensiva para la defensa de las actuales ayudas de la PAC se encuadra en la batalla para la elaboración del primer cuadro financiero plurianual post-brexit de la Unión Europea. La marcha del Reino Unido, que era el segundo contribuyente neto después de Alemania, comporta que entre el resto de los países haya que cubrir los 75.000 millones de euros que le hubiera correspondido aportar los próximos siete años. Alemania, que es quien más debería pagar para compensar dicho agujero, defiende junto al resto de los países del norte de Europa que el techo de gasto se reduzca al 1% de la renta nacional bruta de la Unión Europea. La propuesta del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, plantea elevar ese porcentaje al 1,074%, lo que supondría 1,09 billones de euros para el citado periodo 2021-2027. Pero pese a todo sigue siendo insuficiente para garantizar el actual nivel de la PAC y de los fondos de cohesión. La posición expresada por el Parlamento Europeo, que es quien finalmente debe aprobar el proyecto comunitario de cuentas públicas, quiere un techo de gasto que sea el 1,3%.
Michel, en su propuesta, defiende además que la prioridad presupuestaria debe centrarse en la lucha contra el cambio climático y la digitalización de la economía. El presidente español, en este sentido, plantea que se haga compatible este objetivo con la ayuda a la agricultura europea. Para intentar lograr el consenso de los veintisiete países miembros –necesario para la aprobación del techo de gasto presupuestario–, se ha convocado una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno este jueves en Bruselas que se prevé tensa y complicada. Lo que es evidente es que si tras el Brexit se quiere hacer más Europa, resulta imprescindible reforzar el presupuesto comunitario. Alemania debe ser muy consciente de ello si quiere liderar una Unión Europea fuerte, cohesionada y competitiva.
El recorte de las ayudas comunitarias sería un duro golpe para la agricultura española