La Vanguardia

La dura vida del fan neoyorquin­o

Los todopodero­sos Yankees no ganan las Series Mundiales desde 2009 y los Knicks no llegan tan siquiera a los playoffs desde el 2013

- Rafael Ramos

El fan neoyorquin­o es un personaje tan complejo, tan propenso a la depresión y por lo general de vida tan miserable, que merecería aparecer en todas las películas de su paisano Woody Allen, por cierto fiel seguidor de los Knicks y habitual (como Spike Lee) del Madison Square Garden. Algo que desde hace tiempo –más o menos veinte años, para redondear– requiere una considerab­le dosis de lealtad y de fe (también de esperanza y caridad).

Han pasado 47 años desde la última vez que los Knickerbro­kers fueron campeones de la NBA, con un fabuloso equipo liderado por Earl Monroe, conocido como la Perla, que bailaba con la pelota como si fuera Fred Astaire, y en el que también destacaban Bill Bradley, Dave Debusscher­e, Willis Reed y Dave Barnett. Jugaban sin un pívot convencion­al, con el énfasis en el pase y el base como jugador más importante, en cierto modo un anticipo de lo que vendría con el tiempo. No es de extrañar que Allen y su entonces compañera Diane Keaton tuvieran que utilizar su influencia y su amistad con el comentaris­ta deportivo Howard Cosell (el Matías Prats sénior norteameri­cano) para conseguir un par de abonos en primera fila.

De ahí a lo que son hoy en día los Knicks hay un abismo tan grande que dan ganas de llorar. Sólo los

Atlanta Hawks, los Cleveland Cavaliers, los Minnesota Timberwolv­es y los Golden State Warriors (estos últimos plagados por las lesiones) tienen un récord peor que sus 17 victorias y 38 derrotas. Adiós, una vez más, a cualquier posibilida­d de clasificar­se para los playoffs, algo que no consiguen –se dice pronto– desde el 2013. No es exagerado afirmar que se trata de la franquicia deportiva peor gestionada del deporte profesiona­l de los Estados Unidos, que lleva tiempo no dando una ni en los fichajes, ni en la selección de jugadores en el draft ni en el manejo de sus estrellas.

Ser aficionado al deporte en Nueva York requiere decisiones difíciles, dado que hay dos equipos de béisbol, de baloncesto y de fútbol americano, y tres de hockey sobre hielo (consideran­do como tal a los Devils, aunque para un habitante de Manhattan New Jersey es algo tan remoto como la Antártida). Uno puede apoyar al mismo tiempo a los Yankees, a los Giants y a los Knicks, pero no a los Mets y a los Yankees, o a Jets y Giants.

El Madison Square Garden es uno de los recintos deportivos más icónicos del mundo, en parte por los combates de boxeo que ha albergado, pero acudir hoy en día para ver a los Knicks es como ir a un funeral. El ambiente se alegra un poco tratándose de un partido de hockey sobre hielo de los Rangers,

pero sólo de manera muy relativa. De sus cuatro títulos de la Stanley Cup, el último se remonta a 1994, y los otros tres son pura prehistori­a (1928, 1933 y 1940). En la actualidad son penúltimos de la División Metropolit­ana, por delante sólo de los Devils de New Jersey, lo cual es pobre consuelo. Los Islanders de Long Island ganaron cuatro campeonato­s consecutiv­os de la NHL entre 1980 y 1983, pero son también una sombra de aquel legendario equipo.

La joya de la corona en Nueva York son los Yankees, el equipo de Babe Ruth y Joe di Maggio (y más recienteme­nte Derek Jeter o Alex Rodríguez), con 27 anillos en sus vitrinas, más que cualquier otro club del país en cualquier disciplina. Su poderío económico y constelaci­ón de estrellas es tal que sus hinchas esperan ganar las Series Mundiales todos los años y consideran un fracaso sin paliativos cuando no es así, como es el caso desde el 2009. El pasado octubre cayeron en la final de la Liga Americana contra los Houston Astros, que luego se demostró que hacían trampa y monitoreab­an las señales de los lanzadores para saber qué tipo de pelota (rápida, curva, con efecto...) iban a tirar. Y para qué hablar de los Mets, que a su lado son como el Espanyol respecto al Barça, con sólo dos títulos en sus vitrinas (1969 y 1986).

Después de los Yankees, las mayores glorias correspond­en a los Giants, que liderados por Eli Manning derrotaron a los Patriots de Tom Brady en las Super Bowl del 2008 y del 2012, gracias a recepcione­s increíbles de David Tyree y Mario Manningham que sus seguidores no olvidarán nunca. Pero las campañas recientes han sido decepciona­ntes, y en la última sólo ganaron cuatro partidos. Los Jets, en cambio, tienen que rebobinar mucho más para encontrar su único título, en 1969, con Joe Namath de quarterbac­k.

Woody Allen rodó una escena para Annie Hall (que al final suprimió) en la que los Knicks se miden a un equipo de filósofos con Kant, Nietzsche y Kierkegaar­d. Hoy, hasta pensadores peores y más pesimistas les ganarían.

Los Giants ganaron las Super Bowl del 2008 y del 2012 a los Patriots de Brady, pero están en crisis

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ELSA / GETTY Payton (Knicks) intenta encestar ante Wagner (Wizards) en el Madison, el pasado día 12
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