Partidas simultáneas

Cuando Jéssica Albiach acusó hace unos meses a Iván Redondo, actual jefe del gabinete de Presidencia de Pedro Sánchez, de tratar al país como si fuera una partida de ajedrez, no se sintió ofendido. Redondo tiene entre sus fuentes de inspiración este deporte de mesa. Es más, se conoce de memoria la estrategia de partidas históricas. Por ejemplo, se lo ha leído todo del duelo entre Bobby Fischer (EE.UU.) y Borís Spaski (URSS), de 1972. Fue más que una competición: se vivió como un duelo de titanes que simbolizaban el enfrentamiento entre las dos superpotencias. Desde 1948, el campeón del mundo había sido siempre soviético, pero Fischer cambió la historia. El estadounidense era un maestro en estrategia, si bien empezó a ganarle a su rival en el plano psicológico. Cuando se inició la primera partida, Fischer no estaba en la sala. Spaski adelantó su peón blanco de dama sin tener a su contrincante delante. El reloj se puso en marcha y mantuvo a todo el mundo en vilo. Siete largos minutos tardó el norteamericano en dignarse a aparecer por el recinto.

Los grandes maestros juegan asimismo partidas simultáneas de exhibición. Se trata de eventos en los que un maestro juega partidas de ajedrez contra varios jugadores a la vez, yendo de tablero en tablero. Pedro Sánchez, que fía mucho a la intuición ajedrecista de Redondo, ha decidido jugar esta semana su partida simultánea. Todavía la prensa andaba dándole vueltas a la mesa de diálogo entre el Gobierno de España y la Generalitat, cuando el presidente se desplazó, acompañado de trece ministros, a la sede del Ejecutivo de La Rioja. Sánchez prometió a la presidenta riojana, Concha Andreu, “igualdad entre territorios” y con su jornada de trabajo quiso lanzar el mensaje de que el diálogo territorial no acaba en Catalunya. Y que la atención especial que requiere el conflicto político catalán no irá en menoscabo de otras autonomías. En Logroño, Sánchez adelantó un plan de choque contra la despoblación, que afecta a nueve comunidades, en un intento de quitarle munición a la derecha.

Fischer ganó contra pronóstico y Estados Unidos obtuvo la primera batalla de la guerra fría.

Con su cambio de escenario, el Gobierno intenta trasladar el protagonismo a la España interior.

Nunca es fácil jugar simultáneas, pero siempre causan expectación en los espectadores.