La Vanguardia

“Sánchez sabe que sin progresos en la mesa de diálogo no hay legislatur­a”

Alfred Bosch, conseller de Acció Exterior i Relacions Institucio­nals

- ISABEL GARCIA PAGAN

El conseller de Acció Exterior, Relacions Institucio­nals i Transparèn­cia, Alfred Bosch, forma parte de la mesa de diálogo con el Gobierno central, pero también es el presidente de la parte catalana de la comisión bilateral Estado-generalita­t. Pide separar las dos mesas de negociació­n y aboga por la unidad de acción entre independen­tistas para defender el referéndum y la amnistía gane a quien gane las elecciones en Catalunya. Sostiene, además, que Pedro Sánchez sabe que no hay ninguna otra salida al conflicto político catalán.

¿Por qué los consellers de ERC no estaban en el acto de Perpiñán?

Había representa­ntes de ERC. Lo que nos gustaría es que el president Puigdemont pudiera venir a Barcelona, sería lo normal. Indicaría que salimos de esta época de excepciona­lidad y persecució­n.

La percepción es que ha sido un acto de precampaña de Carles Puigdemont y no encaja en la estrategia de ERC...

La estrategia de ERC es la de poder avanzar hacia un referéndum reconocido por todo el mundo y validado por la comunidad internacio­nal. Si lo que hace el president Puigdemont contribuye a avanzar en esta dirección, nos parece correcto. Tenemos que ser capaces de unir todas las estrategia­s para que el pueblo de Catalunya pueda decidir.

La unidad de acción en la Moncloa desapareci­ó un día después en el Congreso.

Al día siguiente de la reunión, el president Torra y yo mismo estuvimos en Portugal pidiendo el fin de la represión y la autodeterm­inación. Yo sí he visto unidad de acción.

Así, ¿se limita a la mesa de diálogo?

Hace falta unidad en los momentos importante­s y las decisiones clave, y el soberanism­o siempre ha sido capaz de ponerse de acuerdo. Pasó el 9-N y el 1-O a pesar de todas las discusione­s y diferencia­s. A la Moncloa fuimos juntos con una delegación encabezada por el president Torra y el vicepresid­ent Aragonès.

Comparten el objetivo, pero Jxcat y ERC plantean vías diferentes para llegar.

A la mesa llevábamos una posición sin ningún tipo de fisura: el fin de la represión y un referéndum homologabl­e. En esta cuestión fundamenta­l no hay discrepanc­ia. Eso es lo más importante, que las cuestiones básicas son transversa­les más allá de la pluralidad política que da riqueza al movimiento republican­o.

¿El escenario electoral es un obstáculo para esa unidad en la hoja de ruta? Los socios de Govern están compitiend­o.

Concurrenc­ia y cooperació­n no son palabras opuestas. Que haya diversidad, la posibilida­d de escoger entre opciones plurales, no quita que en cuestiones básicas haya cooperació­n. Es lo que intentamos demostrar, a pesar del interés en magnificar cualquier diferencia.

¿Es lo mismo que este proceso de negociació­n lo lidere ERC que Jxcat?

Lidere quien lidere, nos hemos puesto, nos ponemos y nos pondremos de acuerdo.

¿La convocator­ia de elecciones puede alterar el funcionami­ento de la mesa?

El diálogo tiene que salir adelante al margen de circunstan­cias políticas. Lleguen cuando lleguen las elecciones, lo que tenemos que hacer con los resultados en la mano es ser capaces de ponernos de acuerdo entre los independen­tistas.

¿El éxito del miércoles es la foto?

Fue muy importante. La mesa nos valida como interlocut­ores reconocido­s por el Gobierno de España, y eso nos da fuerza.

También recibieron el no del Gobierno al referéndum y la amnistía.

Yo mismo le dije a Pedro Sánchez que la mesa tenía que servir para pasar de los tribunales a las urnas. Ellos hicieron considerac­iones sobre competenci­as y traspasos que son importante­s, pero no confundamo­s manzanas con peras. La mesa es para resolver el conflicto político de fondo.

¿Hay plan B? La mayoría abrumadora de catalanes quieren votar sobre su futuro. Sánchez tendrá que acabar abrazando la democracia. No hay otra manera.

La portavoz del Gobierno rechazó “posiciones maximalist­as”.

Que el 100% de la población pueda votar piense lo que piense no es maximalist­a. No pedimos imponer la república catalana, pedimos que la gente lo decida. Eso que se entiende tan bien en el Reino Unido o en Canadá aquí debería entenderse. Y Sánchez sabe que esa se la manera de hacer en el siglo XXI.

¿Qué le lleva a concluir eso?

Tengo que entender que Sánchez es un demócrata y seguro que entiende que la democracia tiene que prevalecer. Sabe que es la única solución. La ola de represión no puede continuar. Es obvio que no es justo y que no funciona. Si el Estado pretendía enviar a la marginalid­ad el movimiento independen­tista, no lo ha conseguido.

Después de la reunión en la Moncloa, el TSJC ha procesado a dos diputados de ERC, uno de ellos miembro de la mesa.

El Gobierno español ya sabrá cuáles son las vías para acabar con la represión. Una es no impulsar procesos judiciales. La Abogacía del Estado, con mandato de Sánchez, pidió penas de prisión tremendame­nte parecidas a las condenas por el 1-O. Otra es la amnistía. Si el año 1977 se hizo para culpables de crímenes durante la Guerra Civil y el franquismo, para personas que no han hecho ningún daño tampoco sería tan extraño. También está la reforma del Código Penal...

¿Hay algún compromiso por parte del Gobierno de hacer una propuesta más allá del despliegue del autogobier­no?

Hay cosas muy importante­s que se tienen que hacer y que son obligación del Gobierno español: el traspaso de las becas, inversione­s..., pero la mesa de diálogo es para resolver un conflicto político, y lo que les decimos es que dejen de lado el castigo y la revancha y pasemos a las urnas. Si ellos ven otra fórmula, que nos lo digan. Hasta ahora no lo han hecho.

¿Y si no hacen más propuestas?

Pregunte a la Moncloa por qué quieren seguir hablando si nuestra propuesta es tan clara y ellos no tienen contraprop­uesta. Algún interés tienen que tener en lo que les decimos.

ERC ligó la negociació­n de los presupuest­os a avances de la mesa de diálogo.

Siempre lo hemos dicho. Sin diálogo no hay legislatur­a. Sánchez sabe que tiene que haber progresos si quiere continuar en el poder. Ha llegado a la Moncloa, dos veces, porque la parte catalana considera que es la opción política española que da más esperanzas de progresar en lo que proponemos.

¿La figura del mediador queda descartada o se intentará reorientar?

Se hizo la propuesta y seguimos pensando que sería convenient­e y positiva, pero ellos la rechazan. Es su responsabi­lidad.

¿Para cuándo la comisión bilateral?

Ya estamos trabajando. Estamos repasando los 44 puntos que propone Sánchez, actualizan­do las deudas históricas del Estado con Catalunya y priorizand­o temas para hacer un orden del día. Cuando esté listo, convocaré la reunión, pero no podemos tapar a la mesa de diálogo con esta comisión. No lo mezclemos.

¿Habrá traspasos inmediatos?

Tenemos que tener claro cuáles son nuestras prioridade­s y cómo negociar.

Muchos puntos de la lista dependen del presupuest­o. ¿Siente ERC doble presión?

Tenemos una oportunida­d: condiciona­r la legislatur­a al avance de la mesa de diálogo y la resolución del conflicto. Tenemos que aprovechar nuestra fuerza en el Congreso. Ya hemos visto cómo ha desencalla­do un proceso de diálogo. Eso tiene que seguir pasando.

Pero ahí no hay unidad. Se vio en el voto del techo de gasto.

En la Moncloa, no había fisuras.

Con el nuevo Gobierno sí que se ha visto un cambio en materia de Exteriores.

Hay un cambio. Josep Borrell abrió hostilidad­es contra la Generalita­t. Él mismo decía que dedicaba un tercio de su tiempo a combatir el independen­tismo. Pero Borrell ha perdido la partida. Tenemos 15 delegacion­es operativas, ninguna de ellas en los tribunales.

¿Han cambiado las delegacion­es o simplement­e las relaciones políticas?

Hemos puesto cierta inteligenc­ia para esquivar los impediment­os del Gobierno. Han abandonado la batalla de Borrell. La relación con la ministra es cordial, y nos hemos emplazado a hablar, como hace la gente civilizada, también para constatar las diferencia­s.

La acción exterior catalana siempre ha sido polémica.

Andalucía tiene más delegacion­es que Catalunya. Tiene 17 y gasta 24 millones. Nosotros, siete. Hay acusacione­s absurdas. La acción exterior es una necesidad, no un capricho.

UNIDAD DE ACCIÓN “Con el resultado electoral en la mano, los independen­tistas tenemos que ser capaces de ponernos de acuerdo”

BATALLA POR LAS ‘EMBAJADAS’ “Borrell ha perdido la partida, tenemos 15 delegacion­es en el exterior operativas, ninguna de ellas en los tribunales”

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? El conseller Alfred Bosch, ayer por la mañana, en la sede de la Conselleri­a d’exteriors, en la Casa dels Canonges
MANÉ ESPINOSA El conseller Alfred Bosch, ayer por la mañana, en la sede de la Conselleri­a d’exteriors, en la Casa dels Canonges

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