De San Agustín a los Beatles
Holland analiza en ‘Dominio’ cómo el cristianismo creó el Occidente actual
All you need is love, cantaban los Beatles en 1967. Un consejo con el que, subraya el historiador británico Tom Holland, habrían estado de acuerdo Tomás de Aquino, san Pablo y san Agustín. Un santo que más de 15 siglos antes que los músicos de Liverpool ya dijo: “Ama y haz lo que quieras”. El premiado autor de libros sobre la antigüedad clásica
(Rubicón) y el origen de la cristiandad (Milenio) remarca que, después de todo, lo que se decía en la Biblia era que Dios es amor. Holland publica ahora Dominio (Ático de los libros), donde recorre veinte siglos para mostrar cómo el cristianismo ha conformado la mentalidad occidental, desde la antigua Roma hasta Martin Luther King y el #metoo. Y que asegura que, aunque las iglesias estén casi vacías, en Occidente seguimos siendo cristianos: incluso las guerras culturales actuales lo son entre facciones del cristianismo.
Holland reconoce que de joven, al leer a Gibbons y su historia de la caída del Imperio romano, aceptó que el triunfo del cristianismo dio paso a una era de superstición y credulidad. Hoy piensa distinto. Estudiando el cruel mundo de la antigüedad clásica, en el que había eugenesia, masacres y los pobres y débiles no tenían ningún valor intrínseco, entendió que su moral y su ética eran otras. Ahora cree que el cristianismo, un culto inspirado por la ejecución de un criminal desconocido en un imperio desaparecido, es quizá “el legado más duradero e influyente del mundo antiguo”. El cambio moral e imaginativo que hizo que Jesús acabara alabado como Dios por el sistema que lo había torturado hasta morir llevó a transformaciones que han hecho que Occidente no sea tanto el heredero de la cristiandad latina, dice, como su continuación: soñar con un mundo transformado por la reforma, la ilustración o la revolución es soñar como lo hacían los visionarios medievales, soñar al modo de un cristiano.
Y hoy que los realineamientos geopolíticos muestran que los valores occidentales no son universales –eso significa católico– es acuciante entender que vivir en un Occidente es vivir en sociedades saturadas de suposiciones cristianas, desde que la conciencia es básica para establecer buenas leyes a que Iglesia y Estado existen como entidades distintas. El humanismo, dice, deriva en última instancia de ideas de la Biblia: que los humanos están hechos a imagen y semejanza de Dios, que su hijo murió por todos sin distinciones. Eso derivaría, concluye, en que los seres humanos tienen derechos, nacen iguales y se les debe cobijo.
“Ideas de la Biblia como que los humanos están hechos a imagen de Dios llevaron al humanismo”