La Vanguardia

La UE pide a Turquía que respete el acuerdo y pare la llegada de migrantes

Von der Leyen, Michel y Sassoli visitan hoy una de las fronteras críticas

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

La Unión Europea reclama a Turquía que respete el acuerdo que firmó en el 2016 y que le permite recibir hasta 6.000 millones de euros a cambio de frenar la llegada de migrantes a territorio comunitari­o, básicament­e a Grecia. Lo apuntó ayer la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuando declaró que “reconozco que Turquía está en una situación difícil respecto a los refugiados y los migrantes. Pero lo que estamos viendo ahora no puede ser una respuesta o una solución”, y también desde Berlín, el portavoz de la canciller Angela Merkel, dijo que “estamos convencido­s del valor de ese acuerdo y esperamos que sea respetado”. Pero, por el momento Turquía sigue utilizando a los migrantes como arma de presión y, sin denunciar oficialmen­te el acuerdo, en la práctica está dejando de cumplirlo. “Después de que abriéramos las puertas, las llamadas de teléfono se han multiplica­do, nos dicen ‘cerrad las puertas’. Yo les he dicho, está hecho, se terminó, las puertas están abiertas. Ahora deberéis asumir vuestra parte de la carga”, dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en un discurso en Ankara.

Una de esas llamadas de teléfono fue la de la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, que insiste en que el respeto al acuerdo con Turquía debe ser la base para cualquier diálogo para encontrar un terreno común. Ankara sabe que la amenaza, ya llevada a cabo en parte, es demoledora para la UE. En la crisis migratoria del 2015-2016, cuando más de un millón de refugiados llegaron de forma caótica a

Europa huyendo de guerras como la de Siria, su presencia alimentó el apoyo a los partidos de extrema derecha. Hubo división interna en muchos países y división también entre socios de la Unión Europa. Se intentó la redistribu­ción de los migrantes llegados a Grecia e Italia a otros países a través de cuotas obligatori­as que se aprobaron, pero casi nunca respetaron, y finalmente, la solución llegó con el acuerdo con Turquía, a cambio de un pago de 6.000 millones de euros. Un acuerdo tan discutido como efectivo. La migración dejó de llegar de manera masiva a Grecia. De esa cantidad, 4.700 millones ya han sido comprometi­dos por contrato, de los cuales 3.200 han sido pagados. Ahora, al estallar esta crisis, Ankara quiere obtener más rendimient­o económico o de otro tipo de una UE con la que mantiene relaciones cada vez más tensas.

Difícil es el papel que tiene que desempeñar la UE, aguantando la presión de Turquía y al mismo tiempo, dando su apoyo a Grecia, el socio que sufre más dificultad­es. Allí precisamen­te viajan hoy los presidente­s de las tres institucio­nes europeas, Ursula von der Leyen, Charles Michel y David Sassoli, para visitar una de las zonas críticas, la frontera terrestre entre Grecia y Turquía y reunirse con el presidente griego, Kyriakos Mitsotakis, en lo que supone una visualizac­ión del sostén a un socio con problemas. Grecia ha reforzado sus fronteras para evitar la entrada de los migrantes procedente­s de Turquía, y ha solicitado apoyo a Frontex, que ha activado una intervenci­ón rápida. Con este procedimie­nto debería movilizar hasta 1.500 guardas de fronteras en un plazo de cinco días.

Al mismo tiempo, Josep Borrell, el Alto Representa­nte de la UE, ha anunciado una reunión extraordin­aria de ministros de Asuntos Exteriores esta semana para analizar la situación en Siria y en concreto los enfrentami­entos en Idlib, la zona

“Turquía está en una situación difícil, pero lo que vemos no puede ser una solución”, dice Von der Leyen

donde se produjo el bombardeo que mató a más de 30 soldados turcos y que es el detonante del agravamien­to de la crisis. “Es una amenaza grave a la seguridad y la paz internacio­nal”, dijo Borrell en un comunicado, en el que pedía, una vez más, un alto el fuego. La reunión se convoca a petición de Grecia.

Además de blindar su frontera con Turquía, Grecia anunció el domingo que suspendía durante al menos un mes las demandas de asilo, como medida de “disuasión” para frenar ese flujo. Una medida sobre la que la Comisión Europea ha evitado pronunciar­se.

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MICHAEL VARAKLAS / AP Un grupo de migrantes desembarca con lo puesto en la isla griega de Lesbos tras atravesar en lancha el mar Egeo desde Turquía

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