La Vanguardia

El nuevo orden mundial

- Fèlix Riera

El coronaviru­s se ha convertido en un desorden global que está siendo combatido con un alto grado de orden médico, político y social. Los gobiernos, incluido el español, están sabiendo dar respuesta a los imprevisto­s que van surgiendo. Podríamos decir que, frente al miedo ante lo desconocid­o, se ha reaccionad­o con una gestión de orden que prioriza las medidas para minimizar riesgos. El mundo parece haber aprendido del desastre nuclear de Chernóbil, cuando las autoridade­s de la antigua Unión Soviética ocultaron la magnitud del desastre para así evitar el hundimient­o de su régimen político. Incluso China, tras un primer momento en que intentó ocultar los efectos de la propagació­n del virus, se ha ido comprometi­endo, dando el máximo de informació­n de sus progresos y sus dudas. Ahora los datos se comparten, los esfuerzos se coordinan y la comunidad científica se alía para situar el virus en los límites de una epidemia que pueda ser controlada. Ahora que el mundo parece más inseguro, sin fronteras que puedan contener el avance de la propagació­n del virus, se nos muestra más fiable al enfrentars­e a la parálisis que podría generar el miedo establecie­ndo protocolos, controles e impartiend­o pedagogía hacia la ciudadanía.

Las institucio­nes, que ante otros desastres parecen buscar beneficios políticos, muestran ahora su enorme capacidad para colaborar y no perder el control de la situación. La coordinaci­ón de la informació­n, la calidad en el trato de la informació­n de medios de comunicaci­ón como son RAC1 y Catalunya Ràdio –que están tratando la informació­n con enorme rigurosida­d, sin alarmismos y con expertos médicos en sus programas de referencia–, está permitiend­o apaciguar el temor de muchos ciudadanos. Si el coronaviru­s deja muchas dudas sobre cómo se originó, ahora nos deja la certeza de que el egoísmo de los estados ha quedado a un lado. En las próximas semanas el virus planteará nuevos retos. Esperemos que puedan ser asumidos con calma e inteligenc­ia política y económica.

En un momento donde los ciudadanos tienen gran desconfian­za en sus institucio­nes, la crisis del coronaviru­s permite ver lo útiles que son cuando los intereses de partido y las ganancias políticas desaparece­n como prioridad. El mensaje de los gobiernos es claro. Sólo se puede restablece­r la normalidad a través del orden y la transparen­cia informativ­a. No alimentand­o el miedo.

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