La Vanguardia

Ya no hay colas en el paseo de Gràcia

La arteria refleja la menor afluencia de turistas chinos, aún sin un gran efecto

- LUIS FEDERICO FLORIO

En los días de más ajetreo en el paseo de Gràcia, arteria del lujo de Barcelona, además de sortear turistas por izquierda y derecha hay que hacer cola para entrar en algunas de las tiendas de más caché. Pero estos días la estampa es diferente. Más allá del secretismo y el perfil discreto que lleva a muchas a no hablar o compartir datos de forma oficial, queda patente con una visita a las tiendas que no se ven turistas chinos en los comercios. Tampoco en los puntos clave del paseo, como la casa Batlló o la Pedrera. Sin tantos visitantes, esas colas han desapareci­do. También lo ven los inversores, que descuentan que van a caer las ventas por la caída de los turistas asiáticos: en bolsa LVMH –dueña de Louis Vuitton, Dior o Fendi– se ha dejado el 9% en lo que va de año y Kering –propietari­a de Gucci, Saint Laurent o Balenciaga– el 14%.

Las colas eran el mejor efecto llamada. Lejos de no entrar por la espera, venían más clientes, explica un trabajador. En cualquier caso, las compras no se han resentido en demasía, o al menos eso apuntan los gerentes consultado­s. “La cosa está bien, aguanta”, dicen en una de las grandes marcas. “Las ventas han bajado como mucho un 1% o 2%”, calculan en otra. “Lo afrontamos sin grandes alaridos”, completan en una joyería. Por una razón u otra la caída del 60% de los clientes chinos que entran en las tiendas –cifra en la que coinciden dos profesiona­les de diferentes establecim­ientos– no desangra los balances. Entre los motivos, desde la central en Madrid de una de estas enseñas se apunta que el de Barcelona “no es un caso preocupant­e, no es donde más se depende del turista chino”. “El perfil de nuestro cliente es muy internacio­nal”, indica la responsabl­e de una tienda de primer nivel. Aún sin el temor a viajar de los chinos, los que vienen de otros países llenan el hueco y también aumentan los compradore­s locales, que acuden más al saber que hay menos gente en las tiendas, señala un dependient­e. Y tampoco son los que más gastan, se asegura.

Pese a todo, la situación ha obligado a meter tijera. Como la llegada de turistas ávidos de lujo llevó a las tiendas a contratar personal de origen asiático o con dominio de chino, ahora no hacen tanta falta y son los primeros en saltar en las de mayor plantilla. También afecta que en el sector si hay caídas de consumo no se ajusta en precios y no se hacen rebajas, por lo que el coste de personal es el que se puede tocar.

Sobre el futuro, se confía en que no se perpetúe el virus y que el cliente chino vuelva. Pero hay que cruzar algo los dedos, es la sensación. “Para abril o mayo, cuando se espera que se controle la epidemia, van a viajar y comprar como locos”, asegura un dependient­e de origen chino de una tienda de moda. Hasta entonces, el paseo estará algo más vacío.

El sector confía en que el turista chino regrese en cuanto se controle el virus: “Volverán a comprar como locos”

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XAVIER CERVERA Una dependient­a con mascarilla atiende a clientes este lunes en el paseo de Gràcia

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