El Espai Barça podría ser objeto de un segundo referéndum
La directiva se plantea seriamente volver a consultar al socio por el Espai Barça
La junta directiva extraordinaria que sigue pendiente para tratar el caso del presunto uso fraudulento de las redes sociales, el denominado Barçagate, podría tener un segundo punto en el orden del día de gran alcance. Según ha podido saber La Vanguardia, una mayoría de miembros de la directiva del FC Barcelona cree que la mejor solución para ratificar el nuevo modelo de financiación del Espai Barça no es a través de una asamblea extraordinaria de socios de carácter monográfico como siempre se dijo, sino mediante un nuevo referéndum que interpele a toda la masa social, como sucedió en el año 2014. El motivo de este giro respondería a las demandas por parte de grupos opositores de una mayor transparencia a la hora de dar luz verde a un proyecto que con los años ha sufrido demasiadas mutaciones como para no solicitar por segunda vez la aprobación del socio barcelonista, del cual se necesitaría un voto favorable superior al 50 por ciento. Si el presidente Bartomeu converge con esa voluntad de someter la viabilidad del Espai Barça a las urnas la votación se celebraría en fechas cercanas al próximo verano, con tiempo para que la directiva desplegara su aparato comunicativo y diera a conocer las bondades del proyecto. La fecha escogida para la próxima junta es, salvo imprevisto, el 16 de marzo.
La directiva actual necesita obtener el voto favorable del socio a las nuevas condiciones económicas, que implican la reforma integral del Camp Nou, así como la construcción del nuevo Palau y de todo el plan urbanístico, pactado ya con el Ayuntamiento, que cuelgan de esa remodelación. Si en el año 2014, con la promesa no cumplida de entrar con las excavadoras al estadio en el 2017, la financiación se sostenía sobre tres pilares repetidos en su día incansablemente (200 millones de recursos propios, otros 200 de los bancos y 200 más por la venta del apellido comercial del estadio), ahora las reglas del juego han cambiado. Transcurridos seis años, el precio, por pura inflación y por partidas imprevistas propias de este tipo de obras faraónicas, ha ascendido de momento hasta los 700 millones de euros y el modo de pagarlos ha experimentado una considerable modificación.
La directiva de Bartomeu, liderada en el apartado Espai Barça por el vicepresidente Jordi Moix, ya tiene atado un “producto financiero”, en este caso trabajado por el también vicepresidente Enrique Tombas, encargado a Goldman Sachs, grupo de banca de inversión. Quedarían por tanto descartados los llamados title rigths, después de años de dinero invertidos en rastreadores de mercado para esa intención específica, así como el préstamo a través de la banca tradicional. La fórmula acordada por Goldman Sachs, que podría acercarse a los 800 millones finales incorporando los intereses, consistiría en ir recibiendo las cuotas correspondientes del FC Barcelona durante 20 años gracias a los ingresos que generaría el nuevo estadio, valorados en 150 millones al año, cuando en el 2014 se estimaban en una tercera parte. Esos 150 millones saldrían de partidas generadas, entre otras, por el incremento del aforo (7.000 localidades más) o el nuevo anillo de palcos VIP. De hecho, en el plan de remodelación del nuevo estadio uno de los primeros objetivos es finalizar ese sector prémium para poder explotar los nuevos recursos cuanto antes.
Una derrota del equipo de Bartomeu en ese hipotético referéndum (el primero lo superaron con un 72 por ciento de voto favorable) tendría consecuencias fatales para su continuidad en el palco. A falta de poco más de un año para las elecciones y en un mandato ya muy magullado por diferentes cuestiones, un adelanto de los comicios se antojaría irreversible por cuanto el Espai Barça ha sido probablemente el gran caballo de batalla de los actuales gestores.
Precisamente uno de los últimos casos que han erosionado la imagen de la presente directiva es el llamado Barçagate. Se prevé que en la junta del 16 de marzo se presente el resultado de la auditoría encargada a Price Waterhouse para depurar responsabilidades, determinando hasta qué punto se financiaron con dinero del club cuentas de comportamiento bochornoso en las redes sociales e incluso si hubo fraude en algún momento. Otro aspecto que tratar es el posible adelanto de las elecciones, discutido abiertamente por varios miembros de la junta y al que se resiste Bartomeu.
LOS MOTIVOS
El nuevo modelo de financiación tiene muy poco que ver con el presentado en el 2014
LA HIPÓTESIS
La votación se celebraría antes del verano y anularía la asamblea extraordinaria prevista