Forrados y cansados de la rutina diaria
Cuatro corredores de bolsa buscan nuevos alicientes en la vida en el último éxito noruego, ‘Exit’ (Filmin)
En el 2017 corredores de bolsa de Oslo nos contaron sus historias. Esta serie está basada en estos encuentros”. Cada capítulo de Exit arranca con este aviso que se queda corto porque no hace prever exactamente lo que veremos a continuación, que es a cuatro amigos forrados de mucho, mucho dinero que buscan desesperadamente cómo escapar de su rutina diaria de las formas más sorprendentes y escandalosas posibles.
El testimonio de cuatro inversores noruegos de enorme éxito sirve de base para esta comedia negra que hoy llega a Filmin y que muestra cómo la gente que maneja grandes sumas de dinero logra evadirse del estrés y del hastío vital. Son jóvenes que antes de que llegaran a los 30 años ya habían cumplido con sus sueños y ambiciones y que después recurrieron a las drogas, la prostitución, las humillaciones y la violencia extrema para encontrar alicientes en su vida. Unas historias que lleva inevitablemente a pensar en otra de las series de culto actuales, Succession (HBO).
Los protagonistas de Exit son los amigos Adam, William, Henrik y Jeppe, a los que dan vida con estremecedor acierto Simon J. Berger, Pål Sverre Hagen, Tobias Santelmann y Jon Øigarden. Son cuatro empresarios de enorme éxito que viven en lujosas mansiones, disfrutan de residencias vacacionales, trabajan en oficinas de edificios altísimos y celebran fiestas salvajes.
Comparten un egoísmo llevado al límite y el objetivo de mantener las formas de cara a la galería mientras dan rienda suelta a ese compulsivo deseo de sexo, violencia y drogas. Una insólita visión del mundo financiero y de una todavía muy imperante cultura machista. “Se me da muy bien salirme siempre con la mía en casi todo”, confiesa a cámara uno de ellos resumiendo el espíritu de la serie, que también utiliza la fórmula de la falsa entrevista/documental al estilo de The office o Modern family.
“Me sorprendí riéndome de cosas que no tenían la menor gracia, y en algunos momentos el material era muy oscuro. Pensé que si me había impactado tanto, lo haría también en los espectadores”, relata Oystein Karlsen, guionista y realizador de Exit cuando recuerda la primera vez que visionó las tres horas de entrevista que voluntariamente grabaron cuatro tiburones financieros.
Y es que el origen de Exit es nada habitual: fueron los propios protagonistas del vídeo los que ofrecieron la cinta para que se hiciese una serie con ella. “Es como ver una entrevista a una banda de rock. Les importa un comino la impresión que puedan causar. Uno de ellos se saca el pene y se lo pone en la cara a otro, esnifan cocaína ante la cámara... Hay uno que se jacta de haberse hecho una vasectomía sin contárselo a su mujer. Otro dice que tiene dos hijos antes de darse cuenta de que tiene tres, pero que no cuenta al primero porque es una puta. Cuesta entender cómo pueden decir esas cosas tan alegremente”, detalla Karlsen, quien asegura que el 70% de las situaciones que se ven en la serie son reales.
Cuando estuvieron escritos los guiones de los ocho episodios, de una media hora de duración cada uno, Karlsen los envió a los protagonistas del vídeo, que se los devolvieron con algunas anotaciones: “Quisieron dejar claro que no viajan en vuelos comerciales y que la tarjeta bancaria que usan es una Centurion. Pero de la escena en la que uno de ellos golpea una puerta con un hacha y le corta un trozo de oreja a una prostituta no dijeron nada, no les supuso ningún problema”.
Exit, que ganó el premio a la mejor serie de la sección internacional del Festival Series Mania, se convirtió el pasado octubre en la ficción más vista de la cadena pública noruega NKR, con 1,3 millones de espectadores, una quinta parte de la población del país. “La clave del éxito está en mostrar un mundo oculto que es real, y que nos obliga a replantearnos la imagen que tenemos de nuestro país, pues solemos pensar que las cosas malas no ocurren cerca”, comenta Karlsen, para quien el mayor obstáculo fue lograr que el público viese completa una serie en la que no era posible empatizar con ninguno de sus personajes.