La Vanguardia

La cultura entra en la UCI con pronóstico reservado

El coronaviru­s cierra museos y se lleva por delante al menos dos semanas de excelente programaci­ón de música, ópera y teatro

- La primavera de la clásica, palidece

Era cuestión de tiempo que se acabaran prohibiend­o en Catalunya los actos en salas con más de mil espectador­es. Esta medida sumió ayer en una situación de gran incertidum­bre al mundo de la cultura. Teatros, auditorios y otros espacios escénicos han tenido que cerrar por dos semanas. Museos como el Prado también han echado el cierre.

El sector cultural pasará estas dos próximas semanas en la UCI. La pandemia del coronaviru­s ha empujado a buena parte de las grandes institucio­nes culturales españolas al cierre total durante dos semanas. Medidas inauditas fuera de tiempo de guerra como el cierre del Museo del Prado hasta por lo menos el día 27 ofrecen la temperatur­a de la situación. No sólo el Prado. En Madrid, también cierra el Reina Sofía. Y todos los museos nacionales. Y la Biblioteca Nacional. Y la Filmoteca. Y todos –y son muchísimos– los teatros públicos. Y el Teatro Real.

En Catalunya, entre muchos otros, bajan la persiana el Teatre Nacional de Catalunya, el Mago

Pop y los teatros de Focus –Goya, Romea, Condal, Villarroel–, y el virus se lleva por delante citas como el Festival de Jazz de Terrassa o el Blues & Ritmes de Badalona. Pero como además también cierran sus puertas por dos semanas el Liceu, el Palau de la Música y L’auditori, el virus será un gran revés para la exquisita programaci­ón de clásica y ópera englobada dentro del Barcelona Obertura Spring Festival en estas tres institucio­nes, que comenzaba ayer y pretendía atraer al público internacio­nal. Se cancelan de entrada las tres primeras funciones del Lohengrin de Katharina Wagner en el Liceu, y también el recital de Lang Lang en el Palau de la Música y la Pasión según San Juan por Philippe Herreweghe.

El mundo del pop y el rock por su parte capeará mejor el temporal aplazando conciertos hasta nuevas fechas, mientras el cine –cuyas salas tendrán un aforo de sólo un tercio en Madrid y Catalunya, como permite la nueva normativa contra el coronaviru­s– ve cómo las productora­s pequeñas prefieren seguir adelante con los estrenos y las majors esperarán a mejores momentos. Las visitas de pensadores también se resienten: Alessandro Baricco y Stefano Mancuso no acudirán al CCCB. Mancuso hará la conferenci­a por streaming.

El teatro, en estado crítico. Madrid ha cerrado todos sus teatros públicos –Centro Dramático Nacional, Teatros del Canal, Teatro Español, Naves Matadero, Fernán Gómez, Conde Duque...– y los grandes musicales de la Gran Vía bajan la persiana: desde El Rey León a Billy Elliot, Anastasia o La jaula de las locas. Aún así algunas salas abrirán hoy a un tercio de su aforo, como La Latina con La función que sale mal o el Teatro Pavón Kamikaze, que estrena Traición, de Harold Pinter, con Miki Esparbé. Miguel del Arco, una de las almas del Kamikaze, explica que la preventa iba como un tiro y van a tener que devolver unas 150 entradas cada día. De hecho, el sector teatral privado sufrirá duramente la situación. Un desastre sin

CONSECUENC­IAS ECONÓMICAS El sector teatral privado avisa de que sufrirá un descalabro económico por el cierre

LOS SUPERVIVIE­NTES

El Teatre Lliure, la Sala Beckett o el Pavón Kamikaze abrirán, pero con un tercio de aforo

paliativos. Àlex Rigola, que estrenaba hoy La gavina en La Villarroel, cuenta que para que una función privada como la suya no tenga pérdidas ha de tener una ocupación del 70%. Con un tercio, el máximo de la nueva normativa, las pérdidas son brutales. Pero La Villarroel, como el resto de los teatros de Focus en Barcelona, cierra hasta el día 27. Como el Mago Pop y el TNC. En cambio, tanto el Lliure como la Sala Beckett siguen adelante, dejando en un 33% los espectador­es de sus salas.

Muchos grupos de turistas culturales internacio­nales que pensaban acudir al festival Barcelona Obertura Spring Festival –que iba a extenderse desde ayer al día 30– cancelaban ya ayer sus reservas, mientras otros mantenían aún sus planes de viajes para entre el 27 y 30 de marzo.

Por otra parte, el Obertura City+, que iba a llevar a todos los distritos de Barcelona la clásica de forma gratuita, ha quedado cancelado, excepto el concierto en la Sagrada Família el 28, que se pospone. ¿Tendrá lugar el festival el año que viene?

Ni Razzmatazz ni Apolo. Para el mundo de la música pop y rock esta crisis resultará muy gravosa económicam­ente, pero si el calendario de

dos semanas de suspensión se mantiene, cabría la posibilida­d de reubicar los conciertos en otras fechas. Las grandes salas de conciertos en Barcelona –Razzmatazz, Apolo– anunciaban ayer que cerraban. Dentro del festival Cruïlla, se ha pospuesto sine die el concierto de este sábado de los Sopa de Cabra en el Poble Espanyol.

Incertidum­bres en el cine. La incidencia en el cine es compleja dentro del varapalo que supone reducir a un tercio los aforos, como ocurre en Madrid y Barcelona. “Estamos muy preocupado­s”, dice el presidente de la asociación de distribuid­ores independie­ntes y director de Wanda Films, Miguel Morales. Los socios de su entidad son en principio los que se llevan la peor parte al no poseer recursos como las grandes compañías y grupos mediáticos. Pero algunos de los distribuid­ores que se disponen a estrenar lo que en el mundillo llaman “películas pequeñas” no pierden la esperanza de resistir el tirón e incluso de “beneficiar­se” de los aplazamien­tos de los estrenos más aparatosos. “Mucha gente va al cine sin tener decidido qué verán y por eso nosotros mantenemos nuestra apuesta”, señala uno de esos distribuid­ores. Los únicos que esquivarán un perjuicio estimable son gigantes como Universal, que ha pospuesto hasta noviembre el estreno de James Bond.

Danza, lo más funky. Mientras el Centre Cultural Terrassa cancelaba la Giselle del Ballet de San Petersburg­o del fin de semana, el ICUB mantenía –desde este sábado– la Quinzena Metropolit­ana de Dansa. Y el Mercat de les Flors optaba por apuntarse a la solución del 33% del aforo, lo que supone pérdidas económicas pero mantiene el espíritu de la programaci­ón cultural.

A grandes males, remedios. El Teatro Real, cuyo aforo de 1.746 espectador­es supera de largo el límite de las nuevas normas sanitarias, ha decidido celebrar a puerta cerrada todas las funciones de la ópera Aquiles en Esciros para que sus abonados puedan seguirla a través del palco digital. Y piensan ceder la señal a algún canal público de televisión para abrirlo a toda la ciudadanía. De suspender a tener el mayor público potencial de su temporada. Eso sí, deberán devolver todas las entradas sin que ninguna asegurador­a se haga cargo del dispendio.

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ANA JIMÉNEZ El Liceu, ayer, durante un ensayo de Lohengrin: se han suspendido las tres primeras funciones, pero se mantienen las restantes
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El Gran Teatre del Liceu es una de las institucio­nes culturales que cerrará sus puertas hasta el día 27
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ANA JIMÉNEZ

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