El primer presupuesto de Johnson se centra en reforzar la sanidad
El primer presupuesto del Gobierno Johnson parecía destinado a reforzar la economía del centro y el norte deprimidos de Inglaterra con una inversión masiva en infraestructuras. Pero el coronavirus ha cambiado muchas cosas que se daban por hechas, y también ésta. A la hora de la verdad su foco ha sido un programa de gasto público de 35.000 millones de euros centrado en apuntalar la sanidad pública y ayudar a las pequeñas y medianas empresas.
Los asalariados a quienes se recomiende el aislamiento recibirán la baja médica y seguirán cobrando el sueldo (el Gobierno se hará cargo en los casos de empresas de menos de 250 trabajadores), habrá ayudas fiscales a cines teatros, bares y restaurantes, se facilitarán los trámites para percibir subsidios estatales y los bancos concederán créditos puente a compañías en apuros. El Banco de Inglaterra ha reducido los intereses al 0.25%.
La inyección de dinero para el NHS (National Health Service) se produce en medio de crecientes críticas a la parsimonia de la respuesta de Downing Street a lo que ya es oficialmente una pandemia. A pesar de que el número de infectados se aproxima a los quinientos y ya ha habido ocho muertos, Londres sigue resistiéndose a implementar las medidas radicales que han puesto en práctica otros países, como el cierre de escuelas, la cancelación de actos multitudinarios y la celebración de partidos de fútbol a puerta cerrada. Anoche se arracimaron 55.000 personas (2.500 procedentes de Madrid) para asistir al partido de fútbol de Liga de Campeones entre el Liverpool y el Atlético. Boris Johnson ha dicho que la ciencia no justifica la adopción de decisiones tan perjudiciales para la economía.
Aunque el Reino Unido va numéricamente a la zaga de Alemania, Francia y España en el cómputo oficial de casos de coronavirus, diversos expertos han aducido que ello se debe a que las pruebas sólo se han estado efectuando hasta ahora a personas procedentes de zonas de máximo riesgo o que han estado en contacto directo con ellas, cuando en realidad es probable que la enfermedad lleve en las calles un mes o más sin haber sido detectada. A un grupo de seis individuos que estuvieron en enero en una estación de esquí de Austria y se pusieron enfermas tras su regreso al país se las ha negado la realización del test.
El virus ha llamado ya a las puertas mismas de Downing Street al atacar a Nadien Norries, secretaria de estado para Sanidad, y a un miembro de su staff. La diputada ha participado en los últimos días en actos políticos con Johnson y decenas de parlamentarios. Los trabajadores del Palacio de Westminster han pedido que se suspendan las sesiones legislativas.
Críticas crecientes al Gobierno por no adoptar medidas radicales en la línea de otros países