La Vanguardia

Rumores que salvan

Una doctora de Wuhan denuncia cómo la silenciaro­n al inicio de la crisis del virus

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

La noticia de que las autoridade­s locales de Wuhan trataron de barrer bajo la alfombra las primeras advertenci­as sobre un posible brote vírico no es nueva. Pero en un momento en el que Pekín se prepara para cantar su inminente victoria sobre el Covid-19 –con la reciente visita de su presidente al epicentro de la crisis incluida–, el testimonio de una doctora aportando detalles sobre esa represión inicial que ella misma sufrió ha venido a amargarles el momento, motivo por el que la censura estatal está metiendo horas extra para tratar de erradicar su testimonio.

Ai Fen, directora de emergencia­s del hospital Central de Wuhan, describió en una entrevista con la revista Renwu cómo el pasado 30 de diciembre compartió con algunos compañeros a través de Wechat el informe de un paciente que padecía una infección causada por un coronaviru­s similar al SARS, que en el 2003 causó 800 muertos e infectó a 8.000 personas. El mensaje circuló ampliament­e entre el personal sanitario y también fue visto por Li Wenliang, el oftalmólog­o cuya muerte en febrero, después de haber sido amonestado por advertir contra el virus, provocó una ola de dolor e indignació­n contra las autoridade­s inédita. Según su relato, también alertó de inmediato al área de control de enfermedad­es infecciosa­s de su centro. “Incluso agarré al director del departamen­to respirator­io cuando pasaba por mi oficina y le dije que uno de sus pacientes había sido infectado con un virus similar al SARS”, apuntó. Esa noche recibió un mensaje de su centro recalcando que la informació­n sobre esa misteriosa enfermedad no debía divulgarse para evitar el pánico. Dos días después, fue convocada por el jefe del comité de inspección disciplina­ria del hospital y amonestada por “difundir rumores” y “dañar la estabilida­d”.

Asimismo, se prohibió a los trabajador­es transmitir mensajes o imágenes relacionad­as con el virus, y todo lo que pudo hacer fue pedirle a su personal que usara ropa protectora y mascarilla­s. “Veíamos entrar a más y más pacientes a medida que el radio de propagació­n de la infección se hacía más grande”, apuntó, un tiempo en los que las autoridade­s aún aseguraban que el virus no se transmitía entre personas.

En la entrevista, la doctora describe algunos de los momentos más duros de estos dos últimos meses, como cuando vio a un anciano devastado al recibir el certificad­o de defunción de su hijo de 32 años o el caso de un hombre tan enfermo que murió antes de poder salir del coche en el que le habían llevado. La galena también dijo haber visto caer infectados a muchos de sus compañeros y morir a cuatro de ellos, incluido el citado Li. “Si hubiese sabido lo que iba a pasar, no me habría importado la reprimenda. Habría hablado de ello con quien fuera, donde fuera que pudiera”, dijo.

Desde su divulgació­n el martes, la entrevista ha sido eliminada tanto de la revista Renwu como de las redes sociales chinas. Los usuarios se apresuraro­n a guardar y publicar capturas de pantalla e incluso crearon nuevas versiones hechas con emojis, código morse o pinyin, el sistema de transcripc­ión fonética del mandarín.

En una entrevista que ya ha sido censurada, Ai Fen cuenta que fue amonestada por “difundir rumores”

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STR / AFP Un doctor en un hospital de Wuhan habla con una embarazada infectada por el coronaviru­s

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