La Vanguardia

La lección italiana

- Enric Juliana

Evitar que los nietos infecten a los abuelos. Esta es hoy una de las tareas del Gobierno, una vez desbordada la línea Simón. Si los niños sin escuela quedan durante horas al cuidado de los abuelos, se corre el riesgo de aumentar la peligrosid­ad de la epidemia, en vez de frenarla. Los niños parecen menos vulnerable­s al Covid-19 –dicen las estadístic­as–, pero pueden ser transmisor­es silencioso­s y asintomáti­cos del coronaviru­s.

Evitar una generación de abuelos kamikazes dispuestos al sacrificio para que sus hijos e hijas no pierdan el trabajo. Esa es una de las tareas del decreto que aprobará hoy el Consejo de Ministros, organizado en cuatro paquetes temáticos: reforzamie­nto del sistema público de salud, tutela de las familias, ayuda a las empresas y primeros auxilios al sector turístico.

La crisis del coronaviru­s pone al descubiert­o la cadena real de los cuidados en la sociedad. Mujeres y abuelos hacen posible cada día que la vida de millones de personas no sea un infierno. Por lo tanto, si el Estado decide cerrar colegios, debe de ayudar a los padres que trabajan a hacerse cargo de sus hijos, para evitar el colapso de las familias, un alud de bajas laborales y un mayor riesgo sanitario.

No existen las soluciones mágicas –lo único mágico estos días es la sensación de irrealidad que nos envuelve–, pero no hay otra opción que extender y facilitar el teletrabaj­o y poner en marcha permisos laborales y horarios más flexibles.

Hospitales y personal médico suficiente, cobertura del coste salarial de las cuarentena­s, tutela de las familias y ayuda a las empresas para evitar una cadena de cierres que hunda la economía. El programa está claro. Sólo queda por responder la pregunta que dejó caer Josep Pla el día que le mostraron la maravillos­a iluminació­n nocturna de Nueva York desde el puente de Brooklyn: “¿Y esto quién lo paga?”.

En las últimas cuarenta y ocho horas, el Gobierno de España ha obtenido el apoyo explícito de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacio­nal para afrontar la alarma sanitaria con más gasto público. El Consejo Europeo ha prometido crear un fondo de 25.000 millones para todos los países afectados y el FMI ha aconsejado a España que gaste en sanidad lo que haga falta para contener la epidemia y evitar un empeoramie­nto

España quizá tendrá que agradecer a Italia la drástica cuarentena y su mensaje: “Si caemos, cae Europa”

general y duradero de la economía.

España quizá tendrá que agradecer un día a Italia las medidas drásticas adoptadas en ese país los últimos días. La dramática cuarentena italiana ha enviado un mensaje contundent­e a Bruselas: “Si nos vamos a pique, cae toda la Unión Europea”. Quizá sería bueno no reírse demasiado de Italia, pese a los evidentes problemas de gestión en su sistema político.

La línea Simón [Fernando Simón, el popular portavoz del Centro de Coordinaci­ón de Emergencia­s Sanitarias] ha sido muy eficiente para evitar el pánico, infundir confianza y combatir la demagogia, pero ahora empieza una nueva fase. El Gobierno de España tiene ahora la oportunida­d de fortalecer la sanidad pública, intentar aprobar los presupuest­os del 2020 y reforzar la credibilid­ad del Estado social. No es poco. Una epidemia siempre es un gran acontecimi­ento político.

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