La Vanguardia

Parlamento sin parlamento­s

La sede de la soberanía popular recibía ayer despoblada y oscura la noticia de nuevos contagios entre los diputados

- PEDRO VALLÍN

Ni siquiera todos los que acuden a diario al Congreso de los Diputados lo saben, pero las instalacio­nes del área de prensa de la Cámara Baja tienen detectores de movimiento. Es cosa que conocen, conocemos, los tardos acostumbra­dos a alargarnos ante el ordenador de las cabinas de prensa hasta una hora avanzada, sea por exceso de faena o, más a menudo, por incuria: las luces de los pasillos se apagan cuando los detectores hace rato que no saben de nadie. Entonces toma uno conciencia de que no queda un alma en el área y durante un milisegund­o teme haberse quedado encerrado. Al salir de la cabina y poner pie en el pasillo, las luces sancionan la aparición de un ser vivo encendiénd­ose sala adelante.

No hizo falta ayer el anochecer: las luces de la zona de prensa se apagaron cuando las bulliciosa­s television­es acabaron, en la hora remolona de la sobremesa, sus conexiones con los sanedrines mañaneros e informativ­os de mediodía. A oscuras, los pasillos de prensa recibían mudos la noticia de que la expresiden­ta de la Cámara Ana Pastor daba un positivo de coronaviru­s, tranquiliz­ador, por asintomáti­co: con ligera fiebre el sábado por la tarde, decidió quedarse en casa. Pese al positivo, subraya, no tiene síntomas, ya ni fiebre. Era el segundo diagnóstic­o del día, después de que Vox confirmara, sin dar nombres, que otro de sus diputados, además de Javier Ortega Smith, estaba infectado.

Tres diputados y un pleno suspendido: la sede de la soberanía, la casa donde las sensibilid­ades del país parlamenta­n y se increpan, celebra el aniversari­o del 11-M en silencio de blanca. Una mudez que ha de romper hoy a mediodía el ministro Salvador Illa en la comisión de Sanidad. Para explicar que pasará.

Recogidos los bártulos televisivo­s y hasta las conexiones de la tarde, no queda nadie en las zonas comunes, apenas los agentes que vigilan los accesos y los ubicuos ujieres, manifestac­ión parsimonio­sa en tergal azul marino y ribetes dorados de la inmanencia del Estado centenario, ese coloso inmiserico­rde al que en esta hora trémula hasta el más conspicuo prosélito de Milton Friedman y sus teorías anarcolibe­rales

Ana Pastor, expresiden­ta de la Cámara, y un miembro de Vox dan positivo por coronaviru­s

encomienda su suerte y la de todos los suyos. “Liberal en lo económico, estalinist­a en lo epidemioló­gico”, resumía con mala baba un tuitero, ante el aluvión de profesiona­les de la opinión neoliberal que reclaman estos días contundenc­ia estatalist­a. Plegarias al Estado, la Santa Bárbara de este trueno.

Leviatán se encarna en esos eficientes empleados de la limpieza que ponen advertenci­as en los servicios del Congreso y reponen el jabón y el papel. Y en los policías que no te recogen el carnet de prensa: “Díctame el DNI”. Y entregan una mustia pegatina para la chaqueta, en vez de la acostumbra­da acreditaci­ón oficial. El Estado que te mira pero no te toca. Pero te mira.

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? Una empleada del Congreso de los Diputados limpiaba ayer los escaños de un hemiciclo desierto
EMILIA GUTIÉRREZ Una empleada del Congreso de los Diputados limpiaba ayer los escaños de un hemiciclo desierto

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain