Peral dice que ignoraba que su novio había sido asesinado
Rosa Peral habló. Habló mucho. Sin parar. Encontraba respuestas para casi todo aunque las pruebas durante el juicio hubieran dicho lo contrario. Su relato era inconexo, rocambolesco, retorcido, recurría a las evasivas para escurrir las cuestiones que la acorralaban, pero no titubeaba y hablaba sin parar, encadenando una palabra tras otra sin sentir el vértigo de los 25 años de prisión a los que se enfrenta por el asesinato de su novio Pedro Rodríguez. La acusada por el crimen de la Guardia Urbana es la principal pieza de este enrevesado crimen. Era la novia del fallecido Pedro Rodríguez, la amante del otro acusado Albert López, y la exesposa de Rubén, el hombre al que presuntamente quisieron incriminar.
En el interrogatorio, Rosa Peral dijo que no supo que su novio había sido asesinado hasta cuatro días después de los hechos. Esto a pesar de que reconoció que su amante se presentó en su casa con un hacha y una pistola y desde entonces no volvió a ver a Pedro. A pesar de que al día siguiente acompañó al otro acusado al pantano de Foix donde quemaron el coche de su novio pero dice que desconocía que su cadáver estaba en el maletero. Todo eso a pesar de que la gasolina que ardió fue arrojada no sólo al vehículo sino directamente al cadáver con lo que el maletero debió de abrirse. Pero ella ayer insistió en esta versión: “En ningún momento pensé que Pedro estuviera allí”. De hecho, según dijo, no fue hasta el día 4 de mayo del 2017–4 días después de los hechos– cuando los Mossos se presentaron en su casa que tuvo pleno conocimiento de que Pedro había sido asesinado. “No se me pasó por la cabeza que Albert hubiera matado a Pedro. En mi día a día me parece inhumano y desproporcionado hacer una cosa así”. La acusada declaró del tirón, sólo interrumpida por algunos momentos en los que sollozó cuando el fiscal elevó el tono de sus preguntas. Durante cinco horas Peral esquivó como pudo las embestidas del fiscal que en varias ocasiones la puso contra las cuerdas. Sobre la noche del crimen aseguró que Albert se presentó en su casa. Y tras unas horas refugiada en el piso de arriba, y tras escuchar unos golpes regresó al piso de abajo donde ya no había ni rastro de Pedro. “Albert tenía unas manchas de sangre en la cara, me pareció mucha sangre para tener una conversación, no es lo más normal”.
A partir de entonces, Albert pasó las siguientes noches en su casa. El fiscal cree que acabar con Pedro y que la pareja durmiera representaba la victoria de su amor. “Para nada. No pasó la noche conmigo y sólo vino a controlarme. En ningún momento duerme conmigo como pareja”, contestó Rosa.
El momento más espinoso para la acusada fue cuando reconoció
La acusada dice que tardó 4 días en darse cuenta que Pedro había sido asesinado pese haber visto la quema de su coche en el pantano
No se me pasó por la cabeza que Albert hubiera matado a Pedro. Me parece inhumano y desproporcionado”
Ante el fiscal alegó que tuvo miedo y así culpar al otro procesado de la muerte de su novio
que había manipulado el móvil de Pedro después del crimen, enviando mensajes para simular que seguía con vida. Lo hizo, según dijo, porque Albert se lo ordenó, pero también admitió que cuando mandaba esos mensajes estaba sola, sin la presencia de Albert. En varios de los mensajes, Rosa llegó a simular
No he pasado tanto miedo en mi vida. Albert llevaba un hacha y una pistola y tenía sangre en la cara”
que se peleaba con Pedro o le pedía que volviera a casa. “¿También se inventa está discusión?” le inquirió el fiscal. “Sí, Albert me dice que escriba estos mensajes. Luego él los controlaba”, respondió Rosa que justifica su actuación porque “estaba de los nervios”. “O sea, usted manda mensajes, finge que Pe
Pedro no tomaba medicinas, ni cuando lo operaron de la espalda tomó nada porque era muy bruto”
dro está vivo, Albert la llama, van a casa de Rubén, prenden fuego al coche y ¿usted no piensa que Pedro está muerto?”, le reprochó el fiscal. “Quizás estaba bloqueada. A lo mejor no quise verlo. Yo no pude saber lo que había pasado hasta el día 4 de mayo”.
El fiscal sospecha que ambos acusados planearon el crimen. Durante el juicio se ha acreditado que Albert compró un móvil de prepago que sólo se activó la noche de autos y supuestamente fue la señal para activar el plan para matar a Pedro. Los dos acusados trataron de incriminar al exmarido de Rosa acercando hasta su domicilio el móvil del fallecido sabiendo que sería rastreado por los Mossos y con el objetivo de simular que Pedro se había peleado con él y este lo había matado. “No hay ningún plan en el que yo participe. Estaba con mis hijas en casa, estando bien con Pedro, no tengo ningún plan y no hay ninguna señal y ninguna actuación con Albert”.