La cara oculta del románico
El artista Oriol Vilapuig expone en el MNAC los dibujos por ‘frottage’ extraídos de pilas bautismales del Pallars
De las iglesias románicas del Pirineo catalán proceden los pantocrators, hoy en el MNAC, pero es posible encontrar todavía otras imágenes menos conocidas, que forman bajorrelieves escondidos en las pilas de agua bendita, bautismales o de aceite. Las ha redescubierto el artista Oriol Vilapuig, las ha recopilado a través de la técnica del frottage sobre papel de calco y ahora las presenta precisamente en las salas del románico del Museu Nacional de Catalunya en Montjuïc.
Pero lo sorprendente es que en estas pilas de los siglos XI y XII se descubren figuras de matiz pagano y sexual, animales y otros elementos que no siempre guardan relación con las pinturas del románico. Ese doble juego, muy desconocido y poco estudiado por los historiadores, es el que captó la atención de Oriol Vilapuig y ahora lo presenta en una instalación titulada Son. Huellas y figuraciones en las Valls d’àneu, que incluye además de los dibujos, un montaje visual y una publicación escrita a modo de atlas visual
Oriol Vilapuig (Sabadell, 1964) tiene una relación de 30 años con el pequeño pueblo de Son, situado en el Pallars Sobirà, a 1.393 metros, que tiene 82 casas, con apenas cuatro habitadas todo el año. Fue aquí, en el 2003, cuando por primera vez extrajo de una de estas pilas y mediante frottage la figura de un dragón, y unos años más tarde se convirtió casi en una obsesión arqueológica por descubrir otras imágenes en otros templos de la misma Vall d’àneu. “El frottage –explica Oriol Vilapuig– contribuía a salvar las dificultades de visibilidad de algunos bajos relieves, añadiendo una dimensión performativa, fruto del tacto con el objeto y de la propia acción de frotar”.
La intervención artística en el MNAC, que se podrá ver hasta el 27 de septiembre, consiste en un habitáculo de cincuenta metros cuadrados donde muestra 80 huellas sobre papel de estos elementos escultóricos del románico, y a los que ha añadido otras huellas del paisaje. Así, junto a las figuras grabadas en las piedras de los templos, Oriol Vilapuig ha ido a buscar otros elementos, como esqueletos, rastros de animales y plantas o incluso grietas de las paredes o contornos de campanas, que traslada al papel con la misma técnica. Para hacerlo se embadurnaba las manos con pigmento y aceite y frotaba directamente sobre el papel. El resultado son un conjunto de imágenes que parece que están fuera del tiempo.
Sin duda, lo que llamara la atención al visitante es la presencia de figuras que muestran con todo descaro los genitales o animales con rostros que denotan alegría o tristeza. Algunas de estas imágenes merecerán en el futuro nuevos estudios para conocer
Imágenes eróticas y de animales aparecen en las pilas bautismales y de aceite en distintas iglesias pirenaicas
sus creadores y algunos de los simbolismos que esconden. Para Oriol Vilapuig, “en estas pilas bautismales o en las de aceite –que son características de las iglesias de esta zona geográfica– se genera un nuevo imaginario del románico, ya que frente al discurso dominante de las pinturas aparece una deriva pagana, más popular y rural, propia de un mundo ancestral”. Se trata de una constelación de imágenes heterogéneas que enriquecen la visión del arte románico y son un reflejo del propio territorio de donde proceden. De hecho, Oriol Vilapuig ya está pensando como trasladar y presentar estos trabajos en la comarca.
Pepe Serra, director del MNAC, señaló ayer durante la presentación que “esta muestra expresa lo que el museo puede y debe hacer, ya que enlaza una narrativa del presente y conecta con la colección propia y con el territorio”. Para Serra, es un ejemplo de una producción distinta que responde a esa idea de los museos de captar nuevos públicos sin caer en lo banal. Y enmarcó la iniciativa en otros proyectos en el mismo museo en los que han trabajado artistas como Perejaume, Francesc Torres y Miralda o la exposición que vinculó la obra de Tàpies con el románico.