La Vanguardia

Trump sigue dando manos

- Màrius Carol

Donald Trump consiguió la presidenci­a de Estados Unidos, entre otras razones, porque les prometió a los ciudadanos de su país que iba a encargarse de tomar medidas para mejorarlo, sin que importaran demasiado los métodos o las maneras. Su frase “podría matar de un tiro a alguien en medio de la Quinta Avenida y no perdería votantes”, demuestra como ninguna otra que, si hace algo, por disparatad­o que parezca, es porque tocaba. Si Tom Wolfedefin­ió a los primeros pilotos de pruebas (Elegidos para la gloria) como unos tipos que “tenían lo que hay que tener”, Trump se autocalifi­có como “el político que haría lo que había que hacer”. Sin embargo, Trump está desconcert­ado ante la crisis del coronaviru­s, que ha entrado sin llamar a la puerta de este gran país de más de 325 millones de habitantes. No para de tuitear mensajes diciendo que el Covid-19 es apenas una gripe común y que si la economía cae es por un empacho de noticias falsas, junto con la guerra comercial entre Arabia Saudí y Rusia por el precio del petróleo. E incluso ha acusado al Partido Demócrata de exagerar la situación e inflamar los ánimos. Pero lo cierto es que la distribuci­ón de kits defectuoso­s de las pruebas de detección retrasó el conocimien­to de los primeros casos de coronaviru­s y el número de afectados crece como una mancha de aceite. Escuelas, universida­des y espectácul­os musicales y deportivos están siendo suspendido­s en las dos costas –como ocurre en España–, mientras Trump está en campaña permanente dando la mano sin ningún problema a sus simpatizan­tes. No hay nada como tener fe en uno mismo o ser un inconscien­te.

Trump no para de dar buenas noticias del estilo que el coronaviru­s dejará de transmitir­se cuando llegue el calor, que es inminente el descubrimi­ento de una vacuna o que las cifras de afectados están yendo a la baja. Siempre pensó que hay que decirle a la gente lo que quiere oír. El problema es que los virus no tienen Twitter ni escuchan la Fox y la enfermedad se extiende por el país. Trump incluso califica de alarmista a su secretario de Salud por considerar que la situación es muy grave. Escribía Beatriz Navarro en este diario que la crisis del coronaviru­s para Trump es un fastidio, un problema electoral, más que una crisis de salud pública. El presidente americano sabe que en el último año no debe bajar la bolsa, ni disminuir el crecimient­o económico, pero la pandemia es un nubarrón que la amenaza más que Bernie Sanders y Joe Biden juntos. Sin embargo, en la Casa Blanca todo el mundo mira de reojo si el presidente tose, pues ha estado en contacto con congresist­as que están en cuarentena. Pero nadie se atreve a sugerirle que pase el test. De momento, ha decidido una rebaja de impuestos, que no baja la temperatur­a de los enfermos, pero sube la moral de los que están sanos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain