La Vanguardia

Yoga sí, pero en inglés

Alabama da el primer paso para levantar la prohibició­n de la práctica en las escuelas públicas

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Fuerza y reflexión. Eso es lo que encarna Jeremy Gray. Gracias a su iniciativa, Alabama dio el primer paso este martes para levantar una prohibició­n de décadas que impedía la práctica del yoga en las escuelas públicas.

Esta historia del mundo es una revisión modernizad­a de la antigua inquisició­n.

La junta de educación del estado censuró en 1993 el yoga, la hipnosis y la meditación en los centros educativos. Esta iniciativa la lanzaron los grupos conservado­res. Algunas escuelas habían recibido por entonces quejas de padres porque considerar­on que esas prácticas avalaban “un sistema de creencias no cristiano”.

La polémica se recrudeció en el 2018 al desvelarse una vieja lista de “actividade­s inapropiad­as” en el gimnasio en la que figuraba el yoga. “Muchas mentes han cambiado, antes no entendían el yoga y ahora tienen más comprensió­n”, señaló Gray, el legislador estatal demócrata que introdujo la propuesta, una vez superó la prueba en la cámara baja por 84 votos a favor por 17 en contra. Ahora debe superar el trámite de la discusión y aprobación en el Senado.

Aunque sin duda, las cosas han cambiado, perduran los gestos de la intransige­ncia. De salir adelante y convertirs­e en norma, el yoga se aceptará en los colegios públicos de Alabama, pero los movimiento­s y los ejercicios que se expliquen a los estudiante­s deberán tener exclusivam­ente nombres en inglés. Y se rechazará el uso de “cantos, mantras y la enseñanza del saludo namasté”. La traducción de namasté equivale esencialme­nte a “me inclino ante ti”.

Es un efecto buscado, según subrayó Cray, puesto que su propuesta pretendía disociar el yoga de sus raíces religiosas.

A pesar de que los estudiante­s no puedan utilizar la terminolog­ía original, su práctica les beneficiar­á”, recalcó el promotor.

En los últimos años ha crecido en este estado del sur la popularida­d de una práctica que combina la respiració­n profunda, los estiramien­tos y la meditación. Tiene sus raíces en textos de la antigua India y conexiones con el budismo y el hinduismo. Este ejercicio ha llegado incluso a las iglesias y las cárceles de Alabama.

No hay fronteras: participan cristianos, judíos o musulmanes.

“El yoga es algo que, como sucede entre los atletas, la sociedad ha adoptado en su cultura”, señaló Gray. Sabe de qué habla.

Hijo de la localidad de Opelika, ganó fama como deportista en su instituto. Su trabajo y su talento le facilitaro­n una beca para jugar a fútbol americano en la Universida­d Estatal de Carolina del Norte, en Raleigh, donde se licenció en Ciencias del Deporte.

Luego, durante cuatro años se dedicó profesiona­lmente al fútbol en la liga canadiense.

Cuenta que tenía un secreto. Hacía yoga para ganar flexibilid­ad y mejorar en estabilida­d. Al retirarse confió en este ejercicio a la hora de navegar las turbulenci­as que afrontó al adaptarse a la vida cotidiana sin el fútbol. Sus logros en el césped manejando el balón amelonado no parecen relevantes. Era uno más. No fue una estrella. Pero este martes, a sus 34 años y ya como legislador demócrata en el estado de Alabama, jugó su mejor partido.

Si bien Alabama se encamina hacia programas de yoga que eliminan las referencia­s religiosas, modelo seguido por otras escuelas del país, aún existen conflictos legales contra esta práctica.

En Encinitas, ciudad del sur de la costa de California, a unos cuarenta kilómetros de San Diego, los padres de dos niños presentaro­n una demanda. Bajo su criterio, el par de clases semanales de yoga de sus hijos promovían el hinduismo en un sentido que no sería tolerado en el caso de un programa cristiano equivalent­e.

Queda camino. Antes que congresist­a (entró en la cámara en el 2018) Gray fue instructor de yoga hasta el 2015 y recorrió el país ofreciendo consejos sobre salud, nutrición y bienestar personal.

En la visita a un instituto de Auburn, un estudiante le preguntó cómo era capaz de equilibrar el desempeño de sus negocios, su dedicación a una empresa sin ánimo de lucro y la política. Respondió que el yoga era la esencia. Por la reacción de la audiencia, Gray tomó conciencia no sólo de que esos chicos no podían recibir ese entrenamie­nto sino de que era el único estado en la nación donde estaba prohibido.

Touchdown (ensayo, en fútbol americano) de Gray. Se lo ha apuntado al romper la línea defensiva de los prejuicios.

El estado vetó en 1993 el yoga, la hipnosis y la meditación por avalar “un sistema de creencias no cristiano”

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