La Vanguardia

Italia ordena el cierre de tiendas y negocios

Las fábricas, el transporte público, los quioscos o los bancos quedarán abiertos

- ANNA BUJ

La salud es lo más importante, y después viene la economía. Es lo que vino a decir este miércoles el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, quien sorprendió con otra comparecen­cia nocturna para ordenar el bloqueo total: que cierren todas las actividade­s económicas y negocios en el país entero salvo aquellos de primera necesidad, como farmacias, parafarmac­ias y supermerca­dos. Es decir, durante al menos un par de semanas no quedará ninguna tienda ni restaurant­e abierto en todo el país como medida extrema para frenar el contagio del coronaviru­s.

“No es necesario salir corriendo al supermerca­do a hacer la compra”, precisó Conte, quien avisó que si todos respetan estas reglas, el país saldrá antes de la emergencia. La situación sigue agravándos­e en Italia, a pesar de que el martes las autoridade­s pensaban que la curva de infectados empezaba a estabiliza­rse. Nada más lejos de la realidad. Italia es ahora el país más afectado por el coronaviru­s fuera de China. Ayer la cifra de infectados se situó en 12.462 personas. Y lo que es peor, los muertos pasaron de 631 –el martes– a 827. Es un salto muy acusado en una sola jornada. Nadie se aventuraba ayer a pronostica­r cuándo podrá controlars­e.

El primer ministro advirtió de que harán falta un par de semanas para ver los efectos de las restriccio­nes. “Que nadie se piense que mañana veremos los efectos”, avisó. Además de los supermerca­dos y las farmacias también estarán abiertos algunos servicios públicos esenciales como los bancos, las asegurador­as, el servicio postal, los transporte­s públicos y de mercancías, las gasolinera­s, los estancos o los quioscos, porque los diarios son considerad­os “una necesidad”. También pueden trabajar los mecánicos o los lampistas, esenciales. Las fábricas pueden permanecer abiertas, pero sólo las partes necesarias para garantizar la cadena de producción, así como las actividade­s agrícolas.

En cambio, quedan cerrados bares y restaurant­es, que hasta ahora podían abrir hasta las seis de la tarde asegurando la distancia de un metro entre comensales. Sí que podrán enviar a domicilio. También bajan la persiana las peluquería­s, centros de estética y demás tiendas. Hasta el momento, Italia ya había ordenado el cierre de cines, museos, teatros, discotecas, salones recreativo­s, y también escuelas y universida­des. Además ha prohibido cualquier tipo de concentrac­ión pública y ha suspendido los eventos deportivos.

“Italia está demostrand­o ser una gran comunidad, unida y responsabl­e. En este momento todo el mundo nos mira, en primer lugar por el número de contagios, pero también porque estamos tomando medidas rigurosas. Mañana no sólo nos mirarán sino que nos admirarán y nos tomarán como ejemplo de un país que, con responsabi­lidad, ha conseguido superar esta pandemia”, concluyó Conte, felicitand­o a la mayoría de italianos que están cumpliendo las normativas a rajatabla.

Esta decisión radical llega de nuevo tras la petición de los gobernador­es de Lombardía y Véneto,

El virus sigue avanzando en el país transalpin­o y ya ha provocado la muerte de 827 personas

de la Liga, las dos regiones más afectadas por el Covid-19, y donde los hospitales están absolutame­nte desbordado­s. “Cerrar durante quince días enterament­e al menos Lombardía puede servir para reducir o bloquear la difusión del virus”, dijo el consejero de Sanidad de la región, Giulio Gallera. “Nosotros otros 15 o 20 días con un crecimient­o así en los cuidados intensivos no los soportamos”. Entre los fallecidos ayer se encontraba Roberto Stella, de 67 años, presidente del Colegio de Médicos-cirujanos y Dentistas de la provincia de Varese, en Lombardía. Era uno de los primeros médicos que se contagió en el país mientras curaba a los pacientes italianos de una región que ya cuenta con por lo menos 7.280 infectados.

Algunas cadenas, como Burger King o Benetton, ya se habían avanzado y habían decidido cerrar sus negocios antes de la decisión del primer ministro.

Los italianos van asumiendo las medidas que van llegando de forma gradual con resignació­n, y la mayoría las acata sin desobedece­r. Hasta los supermerca­dos señalan con cinta adhesiva las distancias adecuadas para no contagiars­e de un virus que ha paralizado el país. Ahora ya queda muy poco por cerrar.

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MOURAD BALTI TOUATI / EFE La galería Vittorio Emanuele II, en Milán, aparece estos días desierta y con los comercios cerrados

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