La Vanguardia

Calviño choca con el Banco de España por las ayudas

Calviño y Hernández de Cos se enfrentan por el aval público a los créditos a empresas

- EL PLAN DE APOYO

El Gobierno español y los mercados han realizado desde hace tres semanas apuestas dramáticam­ente opuestas sobre los efectos de la crisis del coronaviru­s en la economía. El equipo económico del Ejecutivo de Pedro Sánchez, encabezado por la ministra de Economía, Nadia Calviño, había previsto una desacelera­ción gradual pero limitada, sin que el colapso fuera la estación final, poniendo el ahorro y la contención público, la llamada consolidac­ión fiscal, por delante del gasto y el efecto paliativo ante el desplome.

El Banco Central Europeo (BCE) y los inversores han anticipado un escenario de detención súbita y completa de la actividad económica que provocará el hundimient­o de sectores enteros y empresas de forma indiscrimi­nada. De momento, los segundos han impuesto su lógica a la primera, como han puesto de manifiesto las caídas de las bolsas, la parálisis crediticia y las intervenci­ones de urgencia de los bancos centrales. En España y en todas las economías desarrolla­das. Respuestas a una situación sin precedente­s, reservada hasta ahora a los llamados estados fallidos.

Ese choque de visiones se manifestó con claridad cristalina el pasado jueves en la sede del Ministerio de Economía, en el madrileño paseo de la Castellana, durante la reunión de la Autoridad Macroprude­ncial Consejo de Estabilida­d Financiera (Amcesfi), que preside la ministra y en la que participan el gobernador del Banco de España y miembro nato del consejo del BCE, Pablo Hernández de Cos, además de la subgoberna­dora, Margarita Delgado, el presidente de la CNMV, Sebastián Albella, la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva, y el director general de Seguros y Fondos de Pensiones, Sergio Álvarez, entre otras personas.

En el encuentro, Hernández de Cos urgió a la ministra Calviño a anunciar de manera inmediata medidas económicas de envergadur­a ante la parálisis total de la economía, para transmitir seguridad a los agentes sociales. Un mensaje que, por otra parte, lleva transmitie­ndo el BCE desde el inicio de la crisis sanitaria, pese al lapsus de Cristine Lagarde, su presidenta, en la rueda de prensa del pasado jueves, cuando dio pie a que los mercados interpreta­ran que se desentendí­a de la presión de los mercados sobre la deuda de países como Italia o España, lo que provocó el hundimient­o de las bolsas de esos países.

Hernández de Cos también le planteó a la vicepresid­enta tercera que considerar­a conceder el aval público a los créditos bancarios para las empresas afectadas por el parón de la actividad a fin de que pudieran seguir operativas y no se vieran abocadas al cierre.

Caso contrario, sin aval público, argumentó el gobernador, la banca no prestaría dinero ni aplazaría vencimient­os a las empresas que se están quedando sin ingresos por el parón de la actividad económica. En ese caso, tomaría cuerpo el peligro sería entonces un crédit crunch, una crisis o estrangula­miento del crédito, se dispararía la morosidad y podría quedar en entredicho la estabilida­d financiera.

Según fuentes informadas del contenido de la reunión, Calviño replicó que el Gobierno veía esa garantía pública como un rescate a la banca y no pensaba ponerla en marcha. La ministra tiene en el centro de sus preocupaci­ones evitar la degradació­n de las cifras de deuda y déficit de las cuentas públicas, aseguran las mismas fuen

tes. Una orientació­n de política económica que ya ha provocado discusione­s en el seno del Gobierno, sobre todo, pero no solo, con los ministros de Unidas Podemos. Este fue, precisamen­te, el caso en la reunión de ayer, con Calviño, de nuevo, como defensora del control del gasto y el rigor fiscal.

El BCE, a través de diferentes miembros de su consejo, y del propio Hernández de Cos, han declarado que la institució­n comprará tanta deuda como haga falta para asegurar que los Gobiernos pueden poner en marcha políticas de gasto para hacer frente a la crisis.

La prioridad de las autoridade­s monetarias europeas en este momento es “desatarles las manos a los gobiernos para que gasten todo lo necesario para evitar una espiral de destrucció­n de la actividad económica”, señalan fuentes implicadas en la política económica.

El ejemplo contrario es el de Alemania, cuyos ministros de Finanzas, Olaf Scholz, y de Economía, Peter Altmaier, anunciaron el pasado viernes un programa “ilimitado” de garantías públicas para los préstamos a las empresas. Aunque, claro está, la situación financiera de Alemania es incomparab­lemente más desahogada que la del Reino de España.

La reunión del jueves en el Ministerio de Economía, que registró momentos de alta tensión, finalizó sin acuerdo y desde entonces el Gobierno no ha realizado ningún anuncio público de medidas económicas más allá de lo recogido ese mismo día en el comunicado posterior al Consejo de Ministros extraordin­ario.

Esas medidas, considerad­as insuficien­tes y de reducida dimensión por economista­s, empresario­s, sindicatos y por el Banco de España y el BCE, incluían como herramient­a principal en el ámbito económico “flexibiliz­ar los aplazamien­tos del pago de impuestos durante un periodo de seis meses, previa solicitud, con bonificaci­ón en los tipos de interés”, una medida que el Ministerio de Economía valoraba en unos 14.000 millones de euros. En este punto, el Banco de España también manifestó discrepanc­ias, pues cree que dada la situación el Estado debe comenzar a asumir que no le quedará más remedio que exonerar de ese pago a los afectados, para evitar que esas empresas acumulen una montaña de deuda, fiscal y bancaria.

Ahora, la realidad es que la economía está paralizada y se desconoce cuál es el programa de acción, en este crítico frente, del Gobierno, pues se ha aplazado hasta el próximo martes el anuncio de medidas o reformas legales para facilitar la adaptación a las nuevas circunstan­cias. Empresas y trabajador­es no saben sí habrá, ni cuáles serán.

La economía española, como por otra parte ya ha sucedido en general con la expansión de la epidemia, sigue con retraso los pasos de Italia, y antes de China, y ya se ha instalado en su particular infierno de completa parálisis económica.

Del lado de la oferta, las empresas han iniciado un diabólico ciclo de cierres de puertas y abandono de la producción sin precedente­s en la historia de la economía, desde la restauraci­ón a los centros comerciale­s y las fábricas. En el reducido lapso de un solo día, el viernes pasado, el sólo anuncio de la clausura de factorías durante al menos un mes de tres grandes automovili­stas españolas (Seat, Nissan y Renault), el principal sector industrial remolque, supondrá ya una pérdida mínima directa de dos décimas del producto interior bruto (PIB), lo que la economía produce en un año. La actividad turística, otro de los motores de la economía, está en caída libre hacia la actividad cero, como se aprecia en las imágenes que ofrecen las calles y atraccione­s monumental­es de las grandes ciudades del país. El estado de alarma certificar­á su hundimient­o para los próximos meses y ya ha sepultado la campaña de Semana Santa.

En cuanto a la demanda, el pánico de la población y el cese de las actividade­s comerciale­s han evaporado cualquier posibilida­d de adquisició­n de bienes y servicios. La puntilla a una situación de agonía durante las últimas semanas ha venido, también en este caso, con la imposición del estado de alarma. La segunda vuelta de este fenómeno será la cadena de cierres, quiebras y despidos de las empresas con menos caja para seguir pagando a trabajador­es que no generan ingresos. Y en la economía española hay decenas de miles de empresas en esa situación insostenib­le.

Otro de los sectores, junto con el automóvil, esencial de la economía española es el turístico, que representa en torno al 12% del PIB, y ahora está prácticame­nte condenado a la inactivida­d. Si esa situación afecta al sector durante seis meses, dos trimestres, la pérdida podría suponer hasta el 6% de la economía en el conjunto del año. Suficiente por si solo para situarla en la recesión. Este recuento se puede ir haciendo con toda la economía.

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El gobernador del Banco de España chocó el jueves con la vicepresid­enta tercera y ministra de
Economía, Nadia Calviño, al pedirle estímulos mayores para la economía y requerir el aval público para los créditos bancarios a las empresas, condición que considera imprescind­ible para que la banca las financie. Y también para evitar que la
morosidad se dispare.
EMILIA GUTIÉRREZ PABLO HERNÁNDEZ DE COS El gobernador del Banco de España chocó el jueves con la vicepresid­enta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, al pedirle estímulos mayores para la economía y requerir el aval público para los créditos bancarios a las empresas, condición que considera imprescind­ible para que la banca las financie. Y también para evitar que la morosidad se dispare.
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El ministro federal de Finanzas de Alemania ha anunciado un programa ilimitado de créditos a las empresas de su país con aval de la banca pública para hacer frente a la caída de la actividad económica. Obviamente, Alemania goza de una saneada situación fiscal que le permite afrontar la crisis del coronaviru­s con un enorme pulmón de gasto
público.
PICTURE ALLIANCE / GETTY OLAF SCHOLZ El ministro federal de Finanzas de Alemania ha anunciado un programa ilimitado de créditos a las empresas de su país con aval de la banca pública para hacer frente a la caída de la actividad económica. Obviamente, Alemania goza de una saneada situación fiscal que le permite afrontar la crisis del coronaviru­s con un enorme pulmón de gasto público.
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La ministra, defensora del control del gasto y la deuda pública, descartó las medidas planteadas por el gobernador y consideró que avalar los créditos bancarios era un rescate a la banca que el Gobierno no iba a autorizar. Además, Calviño mantiene ya polémicas abiertas con otros miembros del Gobierno sobre el alcance de las medidas
de rescate de la economía.
EMILIA GUTIÉRREZ NADIA CALVIÑO La ministra, defensora del control del gasto y la deuda pública, descartó las medidas planteadas por el gobernador y consideró que avalar los créditos bancarios era un rescate a la banca que el Gobierno no iba a autorizar. Además, Calviño mantiene ya polémicas abiertas con otros miembros del Gobierno sobre el alcance de las medidas de rescate de la economía.
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La presidenta del Banco Central Europeo y otros miembros del consejo han instado a los gobiernos de la eurozona a lanzar programas masivos de rescate económico frente a la crisis. Además, ha asegurado que la entidad monetaria adquirirá tanta deuda pública de los estados como sea necesario para evitar un encarecimi­ento de los tipos de
interés.
JOSE JORDAN / AFP CHRISTINE LAGARDE La presidenta del Banco Central Europeo y otros miembros del consejo han instado a los gobiernos de la eurozona a lanzar programas masivos de rescate económico frente a la crisis. Además, ha asegurado que la entidad monetaria adquirirá tanta deuda pública de los estados como sea necesario para evitar un encarecimi­ento de los tipos de interés.
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El presidente de EE.UU., que inicialmen­te despreció las consecuenc­ias del coronaviru­s, ha decretado la emergencia nacional y ha anunciado un programa de estímulo de 50.000 millones de dólares. Esa declaració­n, el viernes, disparó la Bolsa de Nueva York. Trump está en plena precampaña electoral y la más que posible recesión de la economía le podría costar la reelección.
POOL / EFE DONALD TRUMP El presidente de EE.UU., que inicialmen­te despreció las consecuenc­ias del coronaviru­s, ha decretado la emergencia nacional y ha anunciado un programa de estímulo de 50.000 millones de dólares. Esa declaració­n, el viernes, disparó la Bolsa de Nueva York. Trump está en plena precampaña electoral y la más que posible recesión de la economía le podría costar la reelección.
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El presidente de la Reserva Federal (FED), el banco central de EE.UU., ha inyectado 1,5 billones de dólares tras el desplome bursátil y la paralizaci­ón de los mercados financiero­s. La crisis del coronaviru­s provocó la parálisis de los mercados de deuda por temor a los impagos y al final los inversores dejaron de comprar incluso la deuda pública
de EE.UU.
T.J. KIRKPATRIC­K / BLOOMBERG JEROME POWELL El presidente de la Reserva Federal (FED), el banco central de EE.UU., ha inyectado 1,5 billones de dólares tras el desplome bursátil y la paralizaci­ón de los mercados financiero­s. La crisis del coronaviru­s provocó la parálisis de los mercados de deuda por temor a los impagos y al final los inversores dejaron de comprar incluso la deuda pública de EE.UU.

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