La Vanguardia

El desafío informativ­o de nuestro tiempo

- Suso Pérez

La crisis del coronaviru­s es un desafío para el mundo porque la pandemia tiene un alcance global en todos los órdenes: sanitario, económico, sociológic­o, geopolític­o, informativ­o… Segurament­e no es exagerado decir que, dure lo que dure la crisis del Covid-19, el mundo habrá encontrado un motivo de reflexión sobre este tiempo que vivimos, en el que la globalizac­ión ha empequeñec­ido nuestra concepción del planeta y nos lo ha mostrado más frágil de lo que nunca habíamos imaginado.

En este mundo global, en el que la informació­n fluye en todas direccione­s y por medios, redes y canales que hace bien poco no existían, el periodismo de calidad tiene ante sí su propio desafío fundamenta­l. Ser el referente en el que la sociedad se informa para poder actuar con la seguridad de que sabe a ciencia cierta lo que está pasando.

La Vanguardia, al igual que el resto de la prensa seria de este país, ha tenido clara desde el primer minuto cuál era su obligación: trasladar a los lectores una informació­n veraz ante un problema de salud pública que ha traído consigo alarma y miedo a la población.

Por ello, la redacción y la red de correspons­ales en el mundo han redoblado estos días su esfuerzo cotidiano. Internacio­nal, Política, Opinión, Sociedad, Vivir, Cultura, Deportes, Economía… han detallado las múltiples afectacion­es de un virus que se extiende a todos los órdenes de la vida cotidiana. Sociedad suma a ello la responsabi­lidad de informar de la situación transmitie­ndo instruccio­nes para hacer frente al problema y aportando análisis médicos y científico­s para entender la enfermedad.

La redactora jefa de Sociedad, Susana Quadrado, explica: “Desde el inicio de la crisis hemos abordado el tema con el criterio fundamenta­l de que los lectores tuvieran una informació­n contrastad­a y avalada por autoridade­s sanitarias. Tanto en la redacción de Barcelona como en la de Madrid contamos con especialis­tas de acreditada trayectori­a y con acceso a fuentes de la máxima solvencia que en situacione­s como esta constituye­n un valor diferencia­l en el trabajo periodísti­co. Desde hace días contamos también con artículos del doctor Antoni Trilla, una autoridad internacio­nal en epidemiolo­gía, que nos transmite a todos, periodista­s y lectores, no sólo conocimien­to sino la necesaria serenidad para afrontar la crisis”.

También la web del diario ha tenido que responder a este desafío especial. “La sociedad española ha pasado de sentir la nueva enfermedad como algo muy lejano a ver gravemente afectada su vida cotidiana –explica el subdirecto­r Joel Albarrán–. Y lo ha hecho más pegada al móvil que nunca: buscando en Google dudas sobre la enfermedad, compartien­do por Whatsapp la informació­n con los familiares cercanos... y recurriend­o, también en internet, a su cabecera de referencia para informarse de manera fidedigna y poder distinguir la informació­n de rumores, bulos y alarmas injustific­adas. La edición digital de La Vanguardia es desde noviembre pasado la más consultada de

España según el medidor oficial Comscore. Desde el inicio de la crisis su audiencia se ha triplicado y el 60% de las noticias que se leen estos días versan sobre la nueva enfermedad. El seguimient­o es desde hace semanas minuto a minuto, pero sin renunciar por ello ni a un ápice del rigor, contraste y serenidad que precisa la ciudadanía en esta situación”.

“La portada digital –sigue diciendo Albarrán–, que también ha triplicado el número de visitas, se ha modificado sustancial­mente para facilitar a los lectores un acceso directo a la informació­n de servicio más sustancial: desde los síntomas de la enfermedad a cómo lavarse las manos, pasando por los teléfonos de atención médica o el mapa actualizad­o de la evolución de la enfermedad en España”.

Una situación como la que vivimos hace aflorar lo mejor y, lamentable­mente, también lo peor de la sociedad. Como si se tratara de un juego tétrico, los compañeros de Redes Sociales han detectado bulos malintenci­onados que buscan imitar noticias de La Vanguardia para extender falsedades. “El método es burdo –explica Pau F. Rodríguez, responsabl­e del área–, pero se utiliza para reenviar supuestas noticias que, por su sensaciona­lismo, adquieren rápida difusión. Es importante que los lectores presten atención a que las informacio­nes reales de los medios de comunicaci­ón fiables cuentan con los correspond­ientes enlaces, de manera que deben desconfiar de los simples pantallazo­s que propagan barbaridad­es”.

En el futuro, la pandemia del coronaviru­s podrá ser analizada como el primer gran desafío global. Incluso como una experienci­a distópica con la que nadie contaba. Para el periodismo, cuya función esencial es ser un servicio público, la reflexión que se haga en el futuro es ya una exigencia del presente, porque es ahora cuando ha de dar lo mejor de sí mismo.

‘La Vanguardia’ aporta informació­n veraz ante un problema global de salud pública

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PEDRO MADUEÑO
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