Andalucía llora la pérdida de la Semana Santa
Sevilla no tendrá procesiones en la calle por primera vez desde 1933, en plena Segunda República
Juan Espadas, el alcalde de Sevilla, no ha tenido que recibir finalmente una llamada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para convencerle de que tenía que suspender las procesiones de Semana Santa en Sevilla a causa del coronavirus. Ha bastado una reunión mantenida ayer con el arzobispo hispalense, Juan José Asenjo, y con el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Francisco Vélez, para que entrara en razón. Por primera vez desde 1933 ninguna hermandad sevillana realizará su estación de penitencia en la calle.
La decisión tomada ayer se veía venir y no ha cogido a nadie por sorpresa. Como tampoco lo hará la suspensión de la Feria de Abril que se hará pública en los próximos días. El comunicado emitido por las tres partes reunidas en Sevilla señala que “consideramos que hay motivos de salud pública suficientemente justificados para suspender los desfiles procesionales en la vía pública. Es nuestra obligación y la de todos los ciudadanos cooperar”.
El Ayuntamiento de Sevilla calcula que la Semana Santa cuesta a las arcas municipales unos nueve millones de euros, pero que la celebración genera un impacto económico de 400 millones. Miles de personas se lamentan hoy por no poder manifestar su fe a través de una cetodo lebración centenaria, pero también por la importante pérdida económica que va a generar. Más allá de los datos económicos, la Semana Santa es la imagen más conocida de Sevilla en el mundo. “Sevilla es conocida y famosa en todo el mundo por la Semana Santa”, señala Manuel Cornax, presidente de la asociación de hoteleros de la ciudad.
Se trata, además, de una situación inédita desde 1933. El advenimiento de la República en 1931 enrareció la Semana Santa sevillana. No porque la República adoptara ninguna medida contra la fiesta religiosa, sino por decisión de las propias hermandades, como protesta por el anticlericalismo del gobierno republicano, que también iba creciendo en el país. De hecho, en 1932 únicamente salió en procesión una cofradía, la Estrella de Triana, conocida desde entonces como “la valiente”, que ni siquiera lo hizo su día habitual, el Domingo de Ramos, sino que esperó hasta el Jueves Santo para tomar la decisión de salir de su templo. En su camino, hubo incidentes en las calles, con abucheos, insultos e incluso lanzamiento de piedras. En 1933 no salió ninguna y al año siguiente lo hicieron sólo la mitad, las cofradías conocidas como
FIESTA RELIGIOSA
El prelado hispalense insiste en celebrarla en la intimidad de los templos y en el hogar
populares ya que las más tradicionales, unidas a la derecha política, se negaron. A partir de esa fecha, incluido el año 36 cuando en Madrid gobernaba el Frente Popular y los tres años de Guerra Civil, siempre ha habido procesiones en Sevilla, sólo interrumpidas ocasionalmente por la lluvia o amenaza de lluvia.
“Consideradas todas las circunstancias y los datos de las últimas horas, acompañado de la declaración del estado de alarma, hemos llegado a la conclusión de que lo que procede es suprimir las estaciones de penitencia durante este año”, señala monseñor Asenjo, quien añadía que “lo siento en el alma, pero no nos quedaba otra alternativa”.
El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha señalado por su parte que la suspensión de los actos procesionales en Sevilla “es una medida responsable y necesaria para frenar el avance del coronavirus”. El prelado hispalense ha insistido, no obstante, en el que suprimir las estaciones de penitencia no significa que se acabe la Semana Santa. Ha pedido que se celebre en la intimidad de los templos: “Es verdad que muchas personas no podrán asistir por las limitaciones de aforo, pero siempre es posible vivir la Semana Santa en el hogar”.