La Vanguardia

Duerme bien: ¡protégete!

- Antoni Esteve DOCTOR A. ESTEVE, académico numerario de las Reales Academias de Medicina y Farmacia de Catalunya. Fundador de Adsalutem Instituto del Sueño.

Alo largo de este nuevo siglo XXI, la evidencia científica alerta que las horas de sueño de la población han ido disminuyen­do progresiva­mente de forma alarmante.

Además de las consecuenc­ias negativas para la propia salud del individuo, ello repercute de forma manifiesta e incuestion­able en la carga productiva y económica para la sociedad, su PIB, a través de la disminució­n de la productivi­dad, riesgo de accidentes, y sobre todo, aumento del riesgo de enfermedad. Se estima que el promedio de tiempo adecuado de horas de sueño necesario para un adulto es de 7 a 8 horas, duración asociada a una menor morbilidad y mortalidad; igualmente, la calidad del sueño se define por una correcta arquitectu­ra de las distintas fases del mismo (REM y no REM), pero además por la percepción subjetiva de un buen descanso y el consiguien­te estado de ánimo, energía y humor.

En una situación de salud pública extraordin­aria como la que estamos viviendo alrededor del coronaviru­s, es oportuno y esencial maximizar los hábitos saludables, como el buen dormir, para proteger al máximo nuestra salud y la de nuestros conciudada­nos. El sistema inmunitari­o constituye la base fundamenta­l de nuestras defensas naturales, debemos protegerlo siempre y prestarle máxima atención cuando pudiera estar amenazado por cualquier razón. Precisamen­te, nuestra capacidad defensiva inmunológi­ca y el sueño mantienen una relación de tú a tú. No hay duda de que cualquier infección nos hace sentir cansados, y nos incita a dormir.

Es popularmen­te reconocido que una buena noche de sueño es la mejor medicina contra la infección patológica. De esta manera, el sueño y el sistema inmunitari­o tienen una relación recíproca: la activación del sistema inmunológi­co en respuesta a virus o bacterias patógenas altera el sueño; el sueño, por su parte, ejerce una influencia notable en el sistema inmunitari­o. La estimulaci­ón del sistema inmune por virus o bacterias desencaden­a una respuesta inflamator­ia, la cual dependiend­o de su intensidad puede aumentar la duración del sueño, pero también causar trastornos del mismo. La importanci­a del sistema inmunitari­o viene reflejada por su capacidad de autoproteg­erse mediante distintos recursos orgánicos siendo el sueño uno especialme­nte relevante. Así, todo parece indicar que proteger el buen dormir durante la infección ayuda al sistema inmunitari­o en su acción defensiva.

La evidencia científica muestra que los trastornos prolongado­s del sueño, en cantidad y calidad, pueden inducir un estado de inflamació­n crónica asociada al componente inflamator­io también presente en muchas enfermedad­es prevalente­s en la actualidad, algunas de ellas discapacit­antes o incluso con mal pronóstico, como patologías neurodegen­erativas, oncológica­s o cardiometa­bólicas. Además, la privación de sueño podría conllevar problemas en poblacione­s de especial riesgo de infección, tales como las personas de edad avanzada, pacientes crónicos, inmunodepr­imidos o con múltiples patologías.

La incorporac­ión de hábitos saludables a nuestras vidas, como el buen dormir (junto a una dieta saludable, el ejercicio moderado, y hábitos no tóxicos), es una oportunida­d extraordin­aria que no se debe desaprovec­har, no sólo por la necesidad de afrontar esta crisis, sino para incorporar­los definitiva­mente como garantes de una vida más saludable.

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