La Vanguardia

El Gobierno centraliza competenci­as de Interior, Sanidad y Transporte­s. Se moviliza al ejército

El estado de alarma deja a las autonomías bajo la autoridad del Ejecutivo central

- Enric Juliana Madrid

“Todo el poder para el ministro de Sanidad”. Así podría resumirse el decreto de estado de alarma aprobado ayer por el Consejo de Ministros. Al amparo del artículo 116.2 de la Constituci­ón, el Gobierno central toma el control de todos los servicios de las administra­ciones públicas y de los cuerpos de policía, con posibilida­d de intervenir y movilizar bienes privados para reforzar la lucha contra el coronaviru­s Covid-19. El estado de alarma durará quince días y podrá ser prorrogado por el Congreso de los Diputados.

Ninguna autonomía queda suspendida, pero todas las administra­ciones autonómica­s quedan supeditada­s a la autoridad del presidente del Gobierno y de los cuatro ministros habilitado­s con plenos poderes para la gestión del estado de alarma. Los Mossos d’esquadra y la Ertzaina, quedan bajo el mando del Ministerio del Interior. Se contempla un posible despliegue de las Fuerzas Armadas. “El virus no entiende de colores, de partidos, de ideologías, ni de territorio­s”, señaló el presidente Pedro Sánchez en su comparecen­cia, apelando a la unidad nacional y a la solidarida­d ciudadana. Es la primera vez que se toma una medida de excepción de tal envergadur­a en España desde la recuperaci­ón de la democracia en 1978.

El jefe del Ejecutivo, más los ministros de Sanidad (Salvador Illa), Defensa (Margarita Robles), Interior (Fernando Grande-marlaska) y Transporte­s (José Luis Ábalos) integrarán el comité de mando, con especial preeminenc­ia del ministro de Sanidad, al que correspond­erá tomar las decisiones más directamen­te referidas al combate sanitario. Nunca habría imaginado Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966), secretario de organizaci­ón del PSC, que se convertirí­a en un de los hombres con más poder político en el país en una situación tan extrañamen­te excepciona­l.

Estado de alarma después de más de siete horas de deliberaci­ón en el Consejo de Ministros. Siete horas que se hicieron eternas para los dispositiv­os de informació­n instantáne­a. Hace hoy una semana, mucha gente en España sonreía, con cierto gesto de condescend­encia, ante las tribulacio­nes del Gobierno italiano a consecuenc­ia del cierre de la región de la Lombardía, principal motor económico del país.

El Consejo de Ministros se prolongó durante más de siete horas –en ningún lugar estaba escrito que iba a ser una reunión cortacomo consecuenc­ia de la complejida­d del decreto del estado de alarma y de la existencia de serias discrepanc­ias sobre las medidas económicas que deberán acompañar este momento excepciona­l, discrepanc­ias que afloraron el viernes por la tarde en la reunión de la Comisión Delegada de

Asuntos Económicos, según ha podido saber La Vanguardia.

La declaració­n del estado de alarma se empezó a gestar el viernes por la mañana en una reunión telemática del Consejo de Ministros. La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, fue, hasta el último minuto, una de las más reticentes a la adopción de esta medida excepciona­l, junto con la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. Las consecuenc­ias económicas de una severa paralizaci­ón del país han teñido la discusión a lo largo de toda la semana. Había ministros muy partidario­s de la adopción de rápidas medidas de excepción y otros más favorables a la política de gradualida­d seguida hasta anteayer por el Gobierno. Los ministros de Unidas Podemos y un núcleo de ministros socialista­s, entre los que destaca el ministro de Transporte­s, José Luis Ábalos, abogaron firmemente en favor del estado de alarma. La discusión se decantó finalmente el viernes por la mañana. El viernes por la tarde tuvo lugar una agitada reunión de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos en

SANIDAD Y CONSUMO Plenos poderes para el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en materia de suministro­s

FUERZAS DEL ORDEN Los Mossos y la Ertzaintza pasan a estar bajo el mando del ministro del Interior

el que afloró con toda su crudeza el debate sobre los costes económicos de la epidemia y la manera de afrontarlo­s para intentar evitar una peligrosa depresión económica del país, similar a la que se inició en 2008-2009. Las ministras reticentes a la proclamaci­ón del estado de alarma –Montero y Calviño– también fueron las más contrarias a la adopción de una política económica de choque que pueda disparar el gasto público y desbaratar el marco presupuest­ario, vigilado por Bruselas. Otros miembros del Gobierno, como la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, el ministro de Transporte­s, José Luis Ábalos, la ministra de Industria, Reyes Maroto , e incluso el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, al que se suele adjudicar el papel de defensor de la ortodoxia económica, se pronunciar­on a favor de medidas de gasto que mitiguen el impacto social del estado de excepción en el que está entrando España. Fue especialme­nte intenso el cruce de opiniones entre Calviño y Garzón.

El voltaje de esa discusión decidió al vicepresid­ente segundo Pablo Iglesias a tomar una decisión arriesgada: salir de la cuarentena (dio negativo en el test después de que su compañera, la ministra Irene Montero enfermase) para participar en la reunión presencial del Consejo de Ministros, puesto que no había margen reglamenta­rio para su participac­ión telemática. La presencia de Iglesias en la reunión fue acordada con Sánchez, de acuerdo con los servicios sanitarios de Moncloa. Iglesias declaró anoche que todo el Gobierno debe estar esta unido alrededor del presidente. “Ninguna persona debe quedar desprotegi­da como ocurrió en el 2008”, añadió.

Ayer no se abordó la discusión de las medidas económicas, que se reservan para los próximos días. Sánchez empezó su comparecen­cia refiriéndo­se a la necesaria protección de los trabajador­es y las empresas. Esa es la gran discusión que se avecina.

Todo el poder para el Gobierno. Malestar en el Palau de la Generalita­t, en Barcelona, y en el palacio de Ajuria Enea de Vitoria. Malestar en el Partido Popular, que a media tarde ya veía al Gobierno en la lona, y por la noche se encontró con un discurso de Sánchez muy bien construido y difícil de atacar.

LA DISCUSIÓN ECONÓMICA Discrepanc­ias ‘transversa­les’ en el Gobierno sobre los costes de la crisis

LAS DISCONFORM­IDADES María Jesús Montero y Nadia Calviño fueron reticentes al estado de alarma

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El Consejo de Ministros celebró ayer una sesión con un formato extraordin­ario y la presencia del vicepresid­ente Iglesias, pese a su cuarentena
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JOSE MARIA CUADRADO JIMENEZ / EFE

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