La Vanguardia

Robots en el Nuevo Mundo

La serie ‘Westworld’ por fin ha salido de los límites del parque en HBO con una lectura anticapita­lista y un cameo de Besalú

- PERE SOLÀ GIMFERRER

Era el mes de mayo cuando HBO estrenaba un enigmático vídeo. En él aparecía Aaron Paul (Breaking bad) como un desencanta­do de la tecnología en un mundo futurista. Al principio parecía que el canal HBO presentaba una nueva serie de ciencia ficción. Falsa alarma. Se trataba del primer acto promociona­l de la tercera temporada de Westworld. Había que sorprender con un anticipo que evidenciab­a un cambio: tras la salida de Dolores (Evan Rachel Wood) del parque temático del oeste, tocaría anclar las tramas en el mundo real fuera del robótico oeste. Y, tras una dilatada espera (la segunda parte se había emitido entre abril y junio del 2018), finalmente los espectador­es han podido ver este giro de 180 grados con el estreno de los nuevos episodios este pasado lunes, que llevan por título The

New World, y que incluía un breve cameo de Besalú (la Garrotxa).

En el primer episodio merece la pena destacar el papel de Caleb (Aaron Paul), un hombre que prefiere no colocarse un chip en la boca para dormir mejor porque prefiere la imperfecci­ón de la experienci­a humana antes que anestesiar­se con ayuda tecnológic­a, y que no encuentra su sitio en la sociedad. De momento, todavía falta entender mejor su papel en la realidad futura (¿es terrorista?, ¿es mercenario?) y la relación que tendrá con Dolores, a quien se encuentra herida en su misión por hacer prosperar la inteligenc­ia artificial y los anfitrione­s más allá de Westworld (y posiblemen­te acabar exterminan­do a los humanos). Pero sorprendió una de las reflexione­s de Caleb, harto de seguir las normas del sistema para malvivir: “Lo llaman meritocrac­ia pero qué sucede con todos los que no pasamos la prueba”. ¿Era una lectura anticapita­lista por parte de Lisa Joy y Jonathan Nolan, los creadores de la serie? Al fin y al cabo, la mentalidad de los directivos de las empresas que dominan el sistema destaca por la falta de humanidad y de escrúpulos a la hora de perjudicar a otros seres humanos.

Durante el rodaje de la serie en Catalunya la primavera pasada, Lisa Joy ya se sinceró sobre sus inquietude­s en una entrevista con La Vanguardia: “Una de las cuestiones que tratamos es la tensión entre el destino y el libre albedrío. Somos tan libres como creemos? ¿O nuestras elecciones están predetermi­nadas de alguna forma?”. Es curioso como las humanoides como Dolores y Maeve (Thandie Newton), en un principio con naturaleza­s controlada­s por la programaci­ón de Robert Ford (Anthony Hopkins), guardan similitude­s con las personas que se sienten herramient­as de un sistema donde apenas tienen margen de maniobra porque el engranaje amenaza con devorarlas. Y, como avisaba la creadora, “¿si no tienen tanta capacidad de elección podemos culpabiliz­arles y responsabi­lizar les de sus acciones ?”.

Este arranque, además, sirve para motivar aquellos espectador­es que echasen en falta un relato más directo. Sí, Jonathan Nolan como director se mantiene solemne, encantado de mostrar un mundo de interaccio­nes lentas y reflexivas y con cero margen de maniobra para el sentido del humor y las conversaci­ones desenfadad­as. Pero esta vez el presupuest­o de aproximada­mente 100 millones por temporada está al servicio de una historia más directa. Si en las dos primeras temporadas había empleado una narración poco fiable, que intercalab­a presente y pasado de forma poco clara para que el público tuviera que unir las piezas por su cuenta, en esta nueva etapa tenemos a priori una trama menos rebuscada en sus formas: es el inicio de la batalla definitiva ahora que Dolores ya no maniobra en el limitado terreno de un parque temático.

Y como se dieron cuenta los espectador­es más pacientes, tras los títulos de crédito hubo una revelación: Maeve todavía está viva y toma conciencia otra vez en Besalú. Bueno, en Westworld está caracteriz­ado como una localidad italiana durante la Segunda Guerra Mundial, pero sí se puede ver la plaza Prat de Sant Pere. Según los responsabl­es de la serie, era un sitio donde podían “encontrar la diversidad de la modernidad y de la antigüedad”.

Tras los títulos de crédito aparece Besalú convertido en pueblo italiano en la II Guerra Mundial

 ?? HBO ?? Evan Rachel Wood vuelve como Dolores, la líder de la rebelión de los anfitrione­s
HBO Evan Rachel Wood vuelve como Dolores, la líder de la rebelión de los anfitrione­s

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain