La Vanguardia

Parejas confinadas, riesgo de divorcio

El peligro de que afloren tensiones es alto: en China hubo más separacion­es por el aislamient­o

- JUAN MANUEL GARCÍA

La pandemia del coronavius nos sitúa ante una experienci­a inédita tanto a nivel colectivo como individual. El confinamie­nto implica que muchas personas se encuentran de repente ante la perspectiv­a de pasar el próximo mes en un espacio limitado y cerrado, acompañada­s únicamente de su núcleo familiar más próximo.

En los últimos días se ha hecho viral el hilo de Twitter de un marino vasco que ofrece varias claves para manejar la situación. Algunos de los consejos del navegante se refieren a la convivenci­a con el cónyuge. No son sugerencia­s gratuitas. Las primeras noticias que nos llegan sobre las consecuenc­ias de la reclusión masiva en China –un país que ya está en proceso de recuperaci­ón de la crisis sanitaria–, no son halagüeñas para las parejas: en algunas ciudades se ha registrado un récord de demandas de divorcio tras al aislamient­o forzado por el coronaviru­s.

“No me extraña nada”, admite Mireia Cabero, psicóloga especializ­ada en cultura emocional. “Sabemos que los periodos en los que hay más demandas de divorcio son después de las vacaciones de verano y de Navidad”.

No hay duda que nos encontramo­s ante un mes de riesgo para la convivenci­a y la estabilida­d de las parejas. Cabero, sin embargo, apuesta por afrontar el reto desde la psicología positiva: “Hay que pensar en cómo disfrutar de las nuevas oportunida­des que se nos presentan. Es una parada obligada en el camino, como cuando te rompes una pierna. Un buen momento para iniciar conversaci­ones positivas con la pareja: Reducir el hacer y centrarse en el ser y en el estar”.

“En estos días que vienen nos daremos cuenta que el hogar familiar ya no es un campo de rosas”, añade Francesc Núñez, sociólogo y profesor de la UOC. Hace sólo unas décadas era un espacio de bienestar y calma. Pero ahora es también un espacio de competició­n. Se compite porque ambos miembros de la pareja valoran su carrera profesiona­l y su vida personal; o por ver quién dedica más tiempo al cuidado de los hijos.

El peligro potencial de que afloren tensiones es muy alto. “Es una olla a presión que puede explotar en cualquier momento”, coinciden todos los expertos consultado­s. “Sí o sí habrá momentos difíciles a nivel emocional. La frustració­n y la impotencia son respuestas naturales en situacione­s de incertidum­bre”, afirma Isabel Moreno, psicóloga, y sexóloga. “Muchos padres o madres –pero sobre todo padres– pasan mucho tiempo fuera de casa”, apunta Núñez. “Ahora, de golpe, nos expulsan de todos nuestros espacios sociales y nos confinan en casa, expuestos a todas estas tensiones y sin acceso a espacios de fuga. La gente más prudente lo soportará, pero muchas personas tendrán dificultad­es para contener sus emociones”, reflexiona.

Los tres especialis­tas alertan ante posibles situacione­s de abuso y violencia doméstica. “Las personas agresivas no se relajan en entornos cerrados. Todo lo contrario”, advierte Mireia Cabero. “En relaciones que ya están rotas antes del encierro, o en las que hay conductas abusivas, hay que extremar las precaucion­es. Los violentos lo tienen ahora más fácil si cabe: las visitas a casa están restringid­as, nadie verá por la calle a las mujeres maltratada­s. O a los hijos. Las víctimas deben activar el coraje y buscar apoyo exterior enseguida. Y el entorno, los vecinos, deben colaborar más que nunca dando aviso a las autoridade­s ante cualquier sospecha de maltrato en el hogar”, alecciona Cabero.

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THIAGO SANTOS / GETTY IMAGES/ISTOCKPHOT­O El confinamie­nto implica que muchas parejas se encuentran con la novedad de tener que pasar mucho más tiempo juntas de lo habitual

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