La Vanguardia

Virus geopolític­o

EE.UU. se defiende de la insinuació­n china de que su ejército creó el Covid-19

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Puede parecer algo trivial, pero el nombre que se da a virus y enfermedad­es “importa mucho a la gente directamen­te afectada”, advierte la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), que en su manual de buenas prácticas recomienda utilizar nombres sólidament­e científico­s y socialment­e aceptables para referirse a los nuevos hallazgos.

Su director, Tedros Adhanom, anunció el 11 de febrero que la nueva enfermedad se llamaría Covid-19 (por las iniciales de corona, virus y disease, enfermedad en inglés, más el año en el que se descubrió); antes, el Comité Internacio­nal de Taxonomía de Virus ya lo había bautizado como SARS-COV. No querían que el nombre se refiriera a “una ubicación geográfica, un animal, un individuo o un grupo de personas”, como había ocurrido en el pasado con el virus ébola de Zaire, con el zika, por el bosque de Uganda donde se le aisló en 1947, o antes con la devastador­a gripe española de 1918, que además no se originó en España.

Erradicar las denominaci­ones iniciales puede ser una misión imposible. Pero en el caso del presidente de Estados Unidos, no es casual que en los últimos días se haya referido al microorgan­ismo como

“el virus chino” o “el virus de Wuhan”, por la provincia china donde se registraro­n los primeros casos: es su forma de responder a los intentos de Pekín de culpar al ejército estadounid­ense de su propagació­n. China se ha declarado “indigna da” por sus palabras, que consideró “estigmatiz­antes”.

“Lo llamo así porque viene de China. Por eso. Porque quiero ser preciso. Los chinos están diciendo que fue causado por soldados americanos y eso no puede ser”, porque “es falso”, ha aducido Trump cuando se le ha preguntado por el uso de un término que puede herir e instigar la xenofobia contra millones de estadounid­enses de origen chino. “No digo que nos hayan lanzado” a posta el virus, pero nos podrían haber avisado mucho antes” de su existencia, insistió ayer.

Durante semanas, en Washington sólo se habló del coronaviru­s para culpar a China. El término “virus chino” había sido utilizado ya por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y varios congresist­as republican­os. A mediados de febrero, el senador republican­o Tom Cotton señaló sin pruebas a un “superlabor­atorio” cerca de Wuhan como origen del virus y prometió hacer rendir cuentas a “los responsabl­es del daño causado al mundo”.

Trump sólo ha empezado a utilizar el término esta semana, después de que el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lijian Zhao, difundiera en Twitter una teoría de la conspiraci­ón y dijera que “es posible que el ejército de EE.UU. nos trajera la epidemia a Wuhan”, apoyando falsamente sus insinuacio­nes en unas declaracio­nes de Robert Redfield, el director de los Centros de Control de Enfermedad­es (CDC). Con anteriorid­ad, el doctor Zhing Nanshan había sugerido que el virus pudo no haberse originado en China.

El Departamen­to de Estado pidió disculpas a las autoridade­s chinas por culparles del mal, primero a través de su embajador en EE.UU. y luego directamen­te a Pekín. “Ahora no es el momento de difundir desinforma­ción ni rumores descabella­dos sino de que todos los países se unan para combatir esta amenaza común”, dijo Pompeo, según su portavoz, a Yang Jiechi, miembro del Politburó.

Finalmente, el propio Trump ha entrado en la batalla por el nombre y el origen del virus a riesgo de estar picando el anzuelo de las autoridade­s chinas, enfrentada­s a la indignació­n pública por la gestión de la crisis y los intentos iniciales de encubrir el brote al silenciar las alertas de médicos como Li Wenliang, perseguido por la policía y fallecido en febrero víctima del Covid-19 en Wuhan. En ese contexto surgieron los comentario­s de Lijian tratando de reescribir la historia y criticando a la comunidad internacio­nal por no reconocer sus logros en la contención del virus. Como se ha visto en otras situacione­s similares, los ataques de EE.UU. pueden servir para unir a la ciudadanía en apoyo de su Gobierno.

Tanto el presidente Xi Jinping como Trump, que ahora intenta también reescribir la historia diciendo que él “siempre” supo que “iba a ser una pandemia”, han sido criticados en sus países por su gestión de la crisis, y en lugar de cooperar para superarla se han enzarzado en una guerra de reproches de tintes nacionalis­tas. “Usar nombres racistas y xenófobos para culpar del brote a otros países revela la irresponsa­bilidad e incompeten­cia de esos políticos”, ha escrito la agencia oficial de noticias Xinhua. En plena guerra propagandí­stica, Pekín ha aplicado a conciencia la censura a los medios nacionales y ha expulsado a los correspons­ales de The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post.

DENOMINACI­ÓN POLÉMICA Trump y Pompeo irritan a Pekín al hablar del “virus chino” o “virus de Wuhan”

GUERRA DE REPROCHES “China podría habernos avisado antes” de la epidemia, critica el presidente americano

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POOL / EFE Donald Trump en su última aparición junto a los miembros del equipo de choque contra el coronaviru­s

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