Merkel ve en el virus el mayor reto “desde la Segunda Guerra Mundial”
La canciller de Alemania urge a los ciudadanos a obedecer normas por solidaridad
La comparecencia fue inusual, sobria, y con profundas resonancias históricas. La canciller de Alemania, Angela Merkel, exhortó anoche por televisión a sus compatriotas a obedecer las reglas de las autoridades para combatir la pandemia del coronavirus, señalando que se trata del mayor desafío para el país desde la Segunda Guerra Mundial. “Esto es serio; tómenselo en serio ustedes también”, urgió la líder en su primera alocución televisada dirigida a la ciudadanía en sus casi 15 años de mandato, aparte del tradicional discurso anual de Año Nuevo.
En su llamamiento a la disciplina ciudadana, Merkel quiso subrayar la extraordinaria gravedad de la emergencia sanitaria. “Desde la reunificación de Alemania, o mejor dicho, desde la Segunda Guerra Mundial, nuestro país no ha afrontado un desafío que dependa tanto de nuestra solidaridad colectiva”, razonó la canciller en el discurso, transmitido por las dos grandes cadenas públicas, ARD y ZDF.
“Estamos ante un desafío histórico, y sólo juntos podremos superarlo”, dijo Merkel para reclamar acatamiento a las reglas a la población alemana, que no ha sido confinada en casa por las autoridades, como sí ocurre en Italia, España, Francia o Bélgica. El Gobierno federal y los 16 länder decretaron el lunes el cierre de comercios menos los de alimentación y de otros bienes y servicios esenciales, y de los grandes equipamientos (cines, teatros, museos, zoos, discotecas, bares, estadios), además de prohibir actos que impliquen reunión de personas.
La canciller emplazó a los alemanes a acatar las reglas –en estos días soleados mucha gente se las está tomando de modo muy laxo–, para atajar los contagios. “Tenemos que mantener las distancias unos de otros como forma de respeto; en este momento esa es la única y verdadera señal de afecto –dijo–. Hay un motivo si los virólogos dicen que abuelos y nietos no deben juntarse”.
La líder aclaró que Gobierno y länder evalúan de modo continuo una situación de extrema gravedad. Por ello, sostuvo, se han hecho necesarias “restricciones como nunca antes se habían visto en la República Federal”, y argumentó que, “en una democracia, deben ser decididas sólo temporalmente y nunca a la ligera, pero en este momento son indispensables para salvar vidas”.
Pese al incremento de los contagios (crecen a un ritmo de unos 1.000 al día), las autoridades de Alemania se resisten a recurrir al confinamiento de la población, y sin embargo muchos ciudadanos dan por hecho que eso es lo que acabará ocurriendo en pocos días.
Las cifras de infectados varían según las dos fuentes más citadas por profesionales y medios, por lo que cuesta saber a qué atenerse. El Instituto Robert Koch (RKI), organismo encargado del control y prevención de enfermedades, contabilizaba ayer 8.198 casos y 12 muertes. Mientras, las estadísticas globales de la estadounidense Johns Hopkins University atribuían a Alemania 9.360 casos y 26 fallecidos.
Según el Instituto Robert Koch, si las medidas dictadas por el Gobierno y las autoridades regionales no son respetadas por todos, en dos o tres meses podría haber 10 millones de personas infectadas en Alemania. “Es fundamental que nuestras recomendaciones y las medidas del Gobierno se implementen en todos los estamentos, incluido el comportamiento privado ciudadano”, dijo ayer Lothar Wieler, presidente del RKI. Si no se hace así, alertó Wieler, la pandemia durará “probablemente dos años, no de modo continuo, sino por oleadas, y los contagios seguirán”. El Gobierno federal y los länder anunciaron que habilitarán hoteles y locales como hospitales.
En su discurso anoche, la canciller intentó también tranquilizar a los angustiados por los alimentos, asegurando que el abastecimiento de víveres estará siempre garantizado. “Almacenar tiene un sentido, siempre lo ha tenido; pero con medida”, advirtió Merkel, que censuró la compra acaparadora y compulsiva, porque “carece de sentido, y en última instancia, es insolidaria”.
También ayer el Gobierno lanzó una operación de repatriación de turistas, que costará en torno a 50 millones de euros, y llevará varios días. “Haremos todo lo posible para lograr que los miles de viajeros alemanes varados en el extranjero regresen a Alemania en los próximos días. Con este fin, hemos acordado con los proveedores de vuelos comerciales el establecimiento de un programa unificado”, tuiteó el ministro de Exteriores, Heiko Maas. Ayer despegaron entre 30 y 40 vuelos chárter fletados por este motivo hacia destinos en todo el mundo, incluidas Baleares y Canarias. Según el ministerio, hay 35.000 turistas alemanes en Egipto, entre 4.000 y 5.000 en Marruecos, y miles más en países de todo el mundo.
Según el Instituto Robert Koch, si no se acatan las reglas, en tres meses podría haber 10 millones de infectados