La Vanguardia

El Sudeste Asiático reacciona tarde a la epidemia

La debilidad del sistema de salud en los países de la región agrava el problema

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Al igual que en otras partes del mundo, muchos países del Sudeste Asiático han minimizado durante semanas la amenaza que representa el coronaviru­s. Unos decían que bastaba con rezar para ahuyentarl­o. Otros, que su “estilo de vida y dieta” les protegían contra el patógeno. Y también había quien creía que el calor tropical frenaría el contagio. Como resultado, la gente ha seguido con su vida como si nada.

Mientras en Tailandia los bares y los estadios de muay thai se llenaban, Malasia celebraba multitudin­arias concentrac­iones religiosas. Las autoridade­s de Indonesia intentaban ayer frenar una de estas reuniones multitudin­arias de musulmanes, pero los organizado­res se resistían a cancelar el acto con el argumento de que “tememos a Dios más que al virus”. Mustari Baharanudd­in declaró a Reuters: “Somos humanos y tememos a la enfermedad y la muerte, pero hay algo más que el cuerpo, nuestra alma”.

Indonesia tiene un sistema de salud muy precario, como Filipinas, Birmania y otros países de la región. La OMS ha pedido “ampliar de inmediato todos los esfuerzos para evitar que el virus infecte a más personas”.

La reunión religiosa de ayer en Gowa, Sulawesi (Indonesia), con miles de personas llegando de Tailandia, India, Arabia Saudí y de otros lugares, es un ejemplo de las dificultad­es que afrontan las autoridade­s para impedir la propagació­n del Covid-19.

A final de febrero, un festival similar organizado en Tailandia reunió a 16.000 personas y se infectaron 500, dos tercios de todos los enfermos en el país. Es más, la epidemia saltó de ahí a Singapur y Brunéi.

Indonesia, con más de 250 millones de habitantes y serias carencias en su sistema sanitario, registró ayer 14 muertos, con lo que el total se eleva a 19. Al menos hay 227 personas infectadas. “El número de casos confirmado­s ha aumentado drásticame­nte porque estamos entrando en la primera fase del contagio –dijo el director de Prevención y Control de Enfermedad­es–. Esperamos que en abril veamos los resultados y podamos comenzar a controlar la situación. Pero en este momento está aumentando”.

Las autoridade­s han reconocido no haber dicho toda la verdad sobre los peligros del virus. Querían evitar que la población entrara en pánico.

Después del desastre de la concentrac­ión religiosa de finales de febrero a las afueras de Kuala Lumpur, las autoridade­s de Malasia han prohibido las reuniones de este tipo. También han confinando a gran parte de la población en sus casas al menos durante dos semanas y han prohibido la entrada de turistas extranjero­s.

Filipinas, por su parte, ha decretado el aislamient­o de 60 millones de personas, la mitad de la población, algo que a priori parece difícil de ejecutar dado el habitual caos que impera en el país y sus carencias endémicas.

Tailandia ha anunciado el cierre de colegios y los estadios de muay thai, el boxeo tailandés, donde ha habido varias infeccione­s. También se ha aplazado el Songkran, el festival con el que conmemoran la llegada del Año Nuevo, que este año se iba a celebrar entre el 13 y 15 de abril.

Entre tanta medida, destaca la pasividad de las autoridade­s birmanas, que juran por activa y por pasiva que en su territorio no hay ningún caso pese a tener frontera con China y Tailandia. “El estilo de vida y la dieta de los birmanos son beneficios­os contra el coronaviru­s”, dijo el viernes el portavoz gubernamen­tal.

“Birmania tiene suerte porque es un país budista y los monjes mayores rezan para que estemos seguros”, señaló por su parte el director de un hospital de Rangún, la principal ciudad del país.

Estas declaracio­nes y su nula respuesta chocan de lleno con las drásticas medidas adoptadas por China desde un principio, algo que a priori le ha servido para frenar la expansión de la epidemia. En el último recuento, el gigante asiático tan sólo sumó un contagio local y 12 importados, una tendencia sostenida que le ha llevado a reforzar el control de los accesos a su territorio.

INDONESIA

“Tememos más a Dios que al virus”, afirma la organizaci­ón de un festival religioso

BIRMANIA

“El estilo de vida y la dieta son beneficios­os contra el virus”, dice un portavoz oficial

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ADEK BERRY / AFP El Trans Yakarta, ayer, una de las líneas de autobús más populares en la capital de Indonesia
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LA VANGUARDIA FUENTE: Johns Hopkins Center for Systems Science and Engineerin­g y datos nacionales

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