Presupuestos de emergencia
El presidente del Gobierno ha dicho que cuando se haya superado la pandemia del Covid-19 será el momento de presentar unos nuevos presupuestos generales del Estado enfocados hacia la reconstrucción social y económica. Pero no hay que esperar. Eso debe empezar a hacerse desde ahora mismo. La incertidumbre sobre la evolución de la pandemia del Covid-19 es enorme. En principio el estado de alarma, con el confinamiento en sus domicilios de buena parte de la población, está previsto que dure dos semanas. Pero el propio Pedro Sánchez ha dado a entender que podría prolongarse más. ¿Hasta cuándo? Hasta que la cifra de altas médicas por haber superado el Covid-19, según dijo, sea superior al de bajas y la cantidad de infectados caiga en picado. Nadie sabe cuánto tiempo se requiere para que eso suceda, ya que depende tanto de la evolución del coronavirus como del cumplimiento de las medidas de confinamiento y distanciamiento por parte de la ciudadanía.
La única certeza es que la economía, como consecuencia de todo ello, está en un proceso de paralización creciente. Así lo demuestra el alud de expedientes de regulación temporal de empleo, el cierre de la vida ciudadana y el progresivo descenso del consumo de electricidad. El plan de choque económico y social que ha puesto en marcha el Gobierno, pese a movilizar 200.000 millones de euros, el 20% del producto interior bruto, tiene fecha de caducidad. Está pensado para hacer frente a un parón económico intenso pero breve. Hace falta, por tanto, un plan B para afrontar el futuro más allá de uno o dos meses. Para ello es clave disponer de unos presupuestos del Estado de emergencia que permitan administrar la crisis durante lo que queda de año, al tiempo que se preparan también las cuentas públicas del 2021.
El Instituto Robert Koch (RKI) de virología, que es el centro competente en epidemiología en Alemania, ha advertido que la pandemia nos va a acompañar probablemente durante dos años. No de modo continuo, sino a oleadas, y que los contagios seguirán. El propio Sánchez ha reconocido que la victoria total no se logrará hasta que haya una vacuna. Por tanto, como hemos dicho, se necesitan unos presupuestos urgentes, no tanto de reconstrucción, como propone Sánchez, sino de resistencia social y económica. Eso conlleva priorizar al máximo las cuentas del Estado en el refuerzo de la sanidad pública, con mayor número de profesionales, camas hospitalarias y respiradores artificiales, en las medidas de saneamiento y protección en lugares y espacios públicos, en el fomento masivo del teletrabajo, en el mantenimiento de los apoyos a las empresas y en las ayudas a los más vulnerables, además de políticas fiscales para impulsar la demanda. La lucha contra el Covid-19 abre un nuevo escenario social y económico de protección contra esta y otras futuras pandemias. Son la nueva amenaza para un mundo cada vez más poblado y globalizado.
Son urgentes unas nuevas cuentas públicas para gestionar la crisis del Covid-19 el resto del año