La Vanguardia

Llegan tiempos más duros

- Lluís Foix

Dos ideas recorriero­n el vacío y escuálido Congreso de los Diputados en pleno debate de las medidas anunciadas por el Gobierno para combatir la crisis del coronaviru­s. La primera la expresó el presidente Pedro Sánchez, al repetir que “lo más duro está todavía por llegar”. La segunda la manifestó Pablo Casado, desde la oposición popular, al afirmar que “es momento de dejar atrás nuestras diferencia­s”.

Sobran la retórica y la demagogia de la España eterna. El patriotism­o pasa por la buena gestión de los muchos hospitales de campaña que están atendiendo a los afectados por el virus. La muerte de ancianos mal atendidos en algunas residencia­s geriátrica­s es lacerante.

La epidemia global está golpeando nuestro país, que todavía no ha llegado al punto máximo de siniestral­idad vírica. Es tal la incertidum­bre y el miedo que ha creado el contagio que las discusione­s políticas pasan a segundo plano. Lo que importa es que la sanidad pública esté lo más dotada posible y que los responsabl­es políticos estén a la altura de los profesiona­les de la medicina que para servir a los demás se han convertido en un objetivo de riesgo principal.

Cuando se recupere la normalidad en los servicios sanitarios, ahora bajo una presión insostenib­le, ya habrá oportunida­des para el debate, la crítica y la petición de responsabi­lidades. Lo que es urgente hoy es dedicar todos los esfuerzos y complicida­des públicas y privadas para detener este jinete apocalípti­co que cabalga sin freno.

La gran mayoría de los ciudadanos se ha quedado en casa y los que tenían que salir para que los servicios más elementale­s funcionara­n lo han hecho. Me parece inútil sacudirse las responsabi­lidades con discursos acusatorio­s a terceros.

Sabremos en su momento si ha habido deficiente gestión en las residencia­s en las que han muerto decenas de ancianos. También se sabrá lo que ha ocurrido en el hospital de Igualada, cuya gestión depende directamen­te del Departamen­t de Salut, y si en Madrid se han retenido materiales destinados a Catalunya y otras partes de España. Se sabrá todo a su tiempo.

Pero pienso que ahora es el momento de arremangar­se individual y colectivam­ente para frenar la epidemia. Con los recursos que se tienen y pidiendo con urgencia los que hacen falta. Quizás habíamos reducido la política a ir contra el adversario en vez de resolver conjuntame­nte los problemas de todos.

La política en tiempos

excepciona­les es resolver conjuntame­nte los problemas de todos

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