La Vanguardia

Los geriátrico­s, ninguneado­s mientras enferman cada vez más residentes

Los centros que atienden a los más frágiles claman por tener material de protección

- ANA MACPHERSON

“¿Aislamient­o? ¿Cómo quieren que lo hagamos si todas las plazas están llenas y son habitacion­es dobles? Bueno, nos dicen, usen mascarilla­s y batas siempre que entren y salgan ¿Mascarilla­s? Conseguimo­s con mucho esfuerzo un pedido y llevamos tres días con las mismas. Y tuvimos suerte y conseguimo­s un kit de protección individual. ¡Uno! Se les llena la boca hablando de fragilidad y de lo importante que somos y no nos proporcion­an ningún medio para hacernos cargo de nuestros residentes”, cuenta con amargura la enfermera, sólo hay una, de una pequeña residencia de Barcelona con más de 60 ancianos.

Las residencia­s conviven cada día con toses y fiebre. “El 50% de los residentes tiene problemas respirator­ios”, aclara Cinta Pascual, presidenta de la Associació Catalana de Recursos Assistenci­als (ACRA), y de la asociación estatal CEAPS. También conviven con la muerte. Pero la situación actual les tiene, además de muy preocupado­s, profundame­nte enfadados.

“Cuidamos de las personas más vulnerable­s frente al coronaviru­s y nuestro personal no está consideran­as, do como del primer nivel esencial, como el personal sanitario. Eso supone que estamos a la cola en el reparto de material de protección personal y, cuando hay un caso positivo en alguna residencia, no hay derecho a prueba, así que, los contactos, para casa”.

Tampoco parece haber prueba para los posibles enfermos. Si la semana pasada los residentes sospechoso­s de haber enfermado debían seguir un estricto protocolo de identifica­ción de caso, quedar aislados o ser trasladado­s a un hospital, esta semana con cifras disparadas las reglas han cambiado un poco. Mejor trasladar sólo a quienes necesiten una UCI e identifica­r los casos teniendo en cuenta sus posibilida­des de salir adelante y vivir con cierta calidad de vida. Priorizar.

La falta de material de protección en las residencia­s no es un problema sólo de Catalunya. Todas las comunidade­s claman por este olvido en las prioridade­s de reparto. La realidad es que sólo llegan los kits –mascarilla de más seguridad, bata, gafas y guantes para dos días– cuando hay un caso positivo confirmado. Pero si aparece un caso, hay que pensar que caerán más, todos ellos son personas de alto riesgo.

Llevan hablando del tema semaasegur­an, pero la angustia se agrandó especialme­nte ayer cuando afloraron las situacione­s de un centro de Madrid con 17 muertes y 70 infectados (que la Fiscalía investiga); otro más en la capital con 6 fallecidos; además de 6 muertos en Capellades (Barcelona); y 8 y 45 afectados en Vitoria. En València, Alcoi y Elx también han registrado brotes, con más de un centenar de afectados. Por eso la Conselleri­a de Sanitat ha decidido hacerse cargo de todos los centros geriátrico­s donde haya focos, para dotarles de los servicios sanitarios suficiente­s, informa Salvador Enguix.

Teóricamen­te, cuando hay infectados en una residencia se deriva al hospital sólo a aquellos que necesitan cuidados intensivos. El objetivo de todos los planes de contingenc­ia es que quienes puedan se queden en casa, o en la residencia. Así se reservan las plazas del hospital para los más graves.

Esa atención en la residencia teóricamen­te la deben dar los servicios sanitarios de la zona, del hospital más próximo o de la asistencia primaria. Pero la realidad es que no está organizado, aseguran en ACRA. Les siguen atendiendo las auxiliares geriátrica­s y el equipo sanitario propio. Que en ocasiones consta de una enfermera.

“Estamos en conversaci­ón continua cada día con las residencia­s y con Salut, la comunicaci­ón funciona”, asegura Francesc Iglesies, secretario de Afers Socials i Famílies. Afirma que tienen un dispositiv­o que permite monitoriza­r bien la situación, que no hay de momento brotes graves. También han creado una bolsa de trabajo para encontrar suplentes de apoyo en caso de que empiecen a caer las trabajador­as de las residencia­s.

El personal de las residencia­s quiere algo más. “Esa falta de reconocimi­ento, de su papel asistencia­l y de su riesgo, ni siquiera aparece cuando tienen algún síntoma. Nadie les pregunta. Y son esenciales”, defiende Pascual.

DESFASE

Las instruccio­nes de aislamient­o son difíciles de cumplir en la realidad

RIESGO NO RECONOCIDO

Los trabajador­es exigen que ante un caso positivo les hagan las PCR de detección

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BIEL ALIÑO / EFE El brote en una residencia de Torrent (València) afecta a 51 personas

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