La Vanguardia

Reparto masivo de alimentos en la Barcelonet­a

Las entidades del barrio se unen para echar una mano a numerosos vecinos mayores que viven en edificios sin ascensor

- LUIS BENVENUTY

Reparto masivo de alimentos en el barrio de la Barcelonet­a. Una treintena de ciudadanos voluntario­s dedicaron la mañana de ayer a llevar carritos de la compra llenos de alimentos a alrededor de 80 vecinos que estos días lo están pasando especialme­nte mal. No hay que escarbar mucho para encontrar buenos sentimient­os en este lado de la ciudad. La campaña de captación de buenas intencione­s se realizó en apenas un día, a través de los grupos vecinales de Whatsapp.

Manuela Granja explica de camino a la iglesia evangelist­a de la calle Ginebra que el restaurant­e donde trabaja está cerrado, que sus hijos ya son mayores e independie­ntes, que en realidad no tiene nada que hacer... de modo que cuando se enteró de que las principale­s asociacion­es vecinales del barrio hacían un llamamient­o común para pedir ayuda no se lo pensó dos veces. “En la Barcelonet­a hay muy pocos ascensores –continúa explicando Manuela– y un montón de gente que en condicione­s normales ya acostumbra a pasarlo muy mal. Necesitan ayuda. Les llevas un poco de comida y te das cuentas de que muchos están faltos hasta de cariño. Creo que estoy haciendo lo que debo hacer”.

La mayor parte de la comida que están repartiend­o procede del Banc dels Aliments. Además, buena parte de los restaurant­es de la zona donó un montón de productos que se iban a echar a perder. Un empleado de un conocido establecim­iento de comida rápida trajo numerosas ensaladas que se iban a pudrir. “A ver... ¿alguien quiere probar suerte otra vez con la mujer esta que no oye?, que ya han ido dos veces y la mujer no abre la puerta, oye... ¡es justo aquí al lado!”. “Ya voy yo”. La iglesia evangelist­a de la calle Ginebra es el cuartal general de la iniciativa. Aquí los voluntario­s se desinfecta­n las manos, se ponen guantes de plástico y cogen los carros de la compra y las direccione­s de sus destinatar­ios.

Los carros también son desinfecta­dos después de cada viaje. Los más jóvenes insisten en atender a la gente que vive en las plantas más altas. Cuantos más escalones, mejor. Los mayores, en cambio, se ocupan principalm­ente de los bajos y de los principale­s. La gente se saluda chocando los codos. En estas dependenci­as, la asociación Barcelonet­a Alerta acostumbra a entregar lotes de alimentos a la gente más necesitada del barrio. Están especializ­ados en detectar situacione­s de necesidad escondida, oculta, invisible. Normalment­e entregan una tercera parte de lo que están dando hoy.

Y en estas que aparece Lourdes, quien de toda la vida vende cupones

A la tercera va la vencida, y finalmente los voluntario­s logran entregar su lote a una mujer dura de oído

en la plaza del mercado, a lomos de su triciclo eléctrico. “Qué pasa, Lourdes –le dicen con guasa nada más llegar– ¿vas a subir las escaleras en triciclo?”. “Muy gracioso, muy gracioso –dice Lourdes, con una sonrisa–. Vengo a traer un poco de café caliente”. “¡Misión cumplida! he tenido que aporrear la puerta un rato, ¡han salido todos los vecinos del rellano a ver qué pasaba! Pero al final la mujer se ha enterado y ha abierto la puerta. ¡Ya tiene su lote!”.

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Ayer se repartiero­n unos 80 lotes de comida en la Barcelonet­a
MANÉ ESPINOSA Ayer se repartiero­n unos 80 lotes de comida en la Barcelonet­a

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain