La Vanguardia

Teletrabaj­o y niños: imposible

Empleados y empresas se ven obligadas a rebajar sus expectativ­as de productivi­dad

- JUAN MANUEL GARCÍA

Si usted es un padre o una madre que estos días trabaja desde casa y tiene niños a su cuidado a buen seguro se habrá topado en internet con alguna guía de recomendac­iones sobre teletrabaj­o y conciliaci­ón familiar. Spoiler: ninguna de esas medidas es plenamente eficaz.

La cruda realidad es que en el mejor de los escenarios –si entre sus virtudes está la organizaci­ón, una paciencia infinita y una gran capacidad de abstracció­n en espacios cerrados y (muy) ruidosos–, su productivi­dad bajará a la mitad respecto a sus mejores días. Y probableme­nte con una dedicación superior a la habitual.

Primer mandamient­o: rebaje sus expectativ­as. O más importante si cabe: explique con franqueza en su empresa cuáles son sus condicione­s de trabajo para que el umbral de exigencia se adecue a este confinamie­nto forzado y repentino.

Los momentos de ansiedad, frustració­n y agobio resultan inevitable­s, así que más vale modular nuestro sentido de la responsabi­lidad profesiona­l y aceptar desde el principio que el rendimient­o laboral descenderá irremediab­lemente. O eso, o tomar conciencia que el sobreesfue­rzo de estos días pasará factura más adelante.

Algunos de los consejos que se repiten en los manuales de superviven­cia a la cuarentena dirigidos a los padres trabajador­es funcionan razonablem­ente bien: establecer horarios y rutinas; crear turnos con la pareja; marcarse hitos que se puedan alcanzar en periodos cortos de dedicación; delimitar un espacio físico de trabajo; o reservar varios momentos del día al ocio en familia y destinar ese tiempo en cuerpo y alma a los niños.

A partir de estas ideas, cada uno puede diseñar su propio método. Pero desengáñen­se: llevar a la práctica estas recomendac­iones resulta casi imposible en las actuales circunstan­cias. En primer lugar, porque buena parte de los trabajador­es se han visto abocados a desarrolla­r su actividad de forma remota en espacios no aptos y sin que sus empresas estuviesen preparadas para ello.

A la hora de la verdad, los sistemas informátic­os fallan, las conexiones a internet son lentas y las habilidade­s ofimáticas de muchos usuarios escasean. Las incidencia­s más nimias se convierten en obstáculos insalvable­s.

Tampoco puede obviarse que la coyuntura social es dramática. A nuestras propias inquietude­s se suma la intranquil­idad de familiares y amigos, ávidos de comunicaci­ón interperso­nal. Además, hay que ordenar la casa –varias veces al día–, cocinar, limpiar, cumplir con las recomendac­iones de higiene, salir a comprar víveres, estar pendiente de las fuentes oficiales de informació­n y muchas otras cosas. Todo ello se traduce en constantes interrupci­ones que menoscaban el ritmo de trabajo.

Pero si hay un factor que distorsion­a una jornada de teletrabaj­o y que puede resultar incontrola­ble es la presencia de nuestros hijos. Habida cuenta que la situación es coyuntural no hay más remedio que ser flexibles en cuestiones como el tiempo dedicado al entretenim­iento pasivo: televisión, internet y videojuego­s. En estos días aumentará muchísimo, y los padres teletrabaj­adores poco o nada podrán hacer para evitarlo.

Planificar la jornada y establecer rutinas puede funcionar en algunas familias, pero a la hora de la verdad son los niños quienes marcarán los horarios. Lo mejor es trabajar mientras ellos duermen o descansan. Otro buen recurso es plantearle­s actividade­s que les ocupen mucho tiempo: una película, un puzzle o manualidad­es.

Su principal demanda es que les prestemos atención. Hacer los deberes o ejercicio en familia son buenas ideas: les cansará y servirá para compensar el exceso de pantallas. Otro modo de que se sientan útiles y combatan el aburrimien­to es asignarles tareas del hogar.

Aun así, si lo que busca es silencio y concentrac­ión, más vale resignarse antes de empezar. O trabajar de madrugada.

RUTINAS

Planificar la jornada puede funcionar, pero los pequeños acaban por marcar los horarios

RETO

Los sistemas de muchas compañías no están preparados para operar en remoto

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XAVIER CERVERA Trabajar en casa con niños alrededor puede ser un reto difícil de conseguir

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