La Vanguardia

La mitad del ala infernal

JOAQUÍN PEIRÓ (1936-2020) Jugador de fútbol y entrenador

- EP CARLOS NOVO

Joaquín Peiró, uno de los grandes futbolista­s españoles de la década de los sesenta, falleció ayer en Madrid a los 84 años. Apodado el Galgo de Cuatro

Caminos, y criado en el Madrid de la posguerra, Peiró despuntó en el Atlético de Madrid con el diez a la espalda (foto) y formó una gran ala izquierda con Enrique Collar, conocida en su tiempo como el “ala infernal”.

En la temporada 62-63 el jugador protagoniz­ó un sonado traspaso al Torino, por 25 millones de pesetas de la época. Fue el tercer gran traspaso de la Liga española al calcio, tras el de Luis Suárez (Barcelona) al Inter y el de Luis del Sol (Real Madrid) al Juventus.

El traspaso se efectuó (Peiró iba a ganar cinco veces más) pese a una gran oposición de los aficionado­s colchonero­s, que populariza­ron el eslogan “¿Habrá mayor desatino? ¡Traspasar Peiró al Torino!”.

Peiró también triunfaría en Italia, donde se le conocería como Il Rapinatore (el ladrón), por un balón robado al Liverpool cuando lo botaba el portero (un precedente de Tamudo). La carrera de Peiró en el calcio fue larga: dos temporadas en el Torino (el club más popular de Turín), dos más en el Inter que entrenaba Helenio Herrera y con el que ganó dos Copas de Europa y dos ligas y cuatro más en el Roma, en el que se retiró en 1970, a los 34 años, tras ganar la Copa de Italia.

La trayectori­a de Peiró fue mucho menos brillante en la selección española, donde sólo fue doce veces internacio­nal en la Absoluta y otras cinco en la B.

Debutó el 23 de junio de 1956 con derrota, 3-1 en Portugal, pero marcó el gol del honor. Además del Mundial de Chile en 1962 jugó el de Inglaterra de 1966, de mal recuerdo para la roja y que ya empezó mal por una conflictiv­a concentrac­ión de 40 días impuesta por el selecciona­dor, José Villalonga, mal llevada por los jugadores. El último partido de Peiró con la camiseta nacional fue contra Suiza en Sheffield (2-1). La delantera era la siguiente: Amancio, Del Sol, Peiró, Luis Suárez y Gento. Tres de aquellos futbolista­s jugaban en Italia.

Tras colgar las botas, Peiró inició una carrera como entrenador que tuvo su mayor pico de gloria en el Málaga, y en la que pasó por muchos equipos, buena parte de ellos modestos. Dirigió al Atlético Madrileño, (filial del Atlético de Madrid), Granada y Figueres. Estando en este equipo, en marzo de 1990, Jesús Gil despidió a Javier Clemente y ofreció el cargo a Peiró en plena temporada. El técnico chocó con el carácter volcánico del alcalde de Marbella y fue cesado poco después.

Tras varios años sin entrenar un Peiró ya mayor llegó al Badajoz en 1998 y salvó al equipo de un descenso que parecía seguro. Al año siguiente pasó al Málaga, al que ascendería a Primera para convertirs­e en uno de los mejores técnicos de la historia del club, en el que estuvo hasta el 2003.

Casi veinte años después de aquello el once del Málaga sigue siendo reconocibl­e para los aficionado­s: Contreras, Rojas, Fernando Sanz, Roteta, Valcarce, Rufete, De los Santos, Sandro, Agostinho, Darío Silva y Dely Valdés. Para el recuerdo han quedado sus famosas guardias en el hotel Guadalmar para evitar que el uruguayo Darío Silva se fuera de juerga.

Aún tuvo Peiró fuerzas para una última experienci­a, en el Murcia, la temporada 20032004. Luego, se retiró a Madrid donde vivió sus últimos años. Será recordado como uno de lo grandes en España e Italia.

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